-René Boroughs-

Rusia 5 – Arabia Saudita 0

Las cinco puntas

de la época soviética

con vodka regaron la Arabia Saudita

Vladimir ofreció un brindis

al triste servidor de las dos santas mezquitas

quien recién salido del ayuno de Ramadan

refusó transgredir los designios del profeta.

Pero cinco goles de juego desigual

no permiten presagiar

el triunfo del oso polar.

Uruguay 1 – Egipto 0

Ganaron los de la celeste

en ausencia del faraón Salah.

¡Oh Faraón herido

que miró la estrecha derrota

desde la tribuna glacial!

Nada está perdido se dijo

desde su pirámide estelar.

Irán 1- Marruecos 0

Los moros se inclinaron

frente a los persas

con un postrero y desgraciado cabezazo.

En mil y una noches de intentos

se disputaron a Sherezada

sin poder desencantar

sus milagrosos relatos.

En el último minuto

una brújula perturbada

indicó el destino de la monótona batalla.

El genio mejor se esconde

en su mágica lámpara

pues no mostró en este encuentro

mayor eficacia.

Portugal 3 – España 3

A las tres carabelas de Colón

igualaron los de Magallanes.

Tres veces las redes de los mares se inflaron

de los dos lados las océanicas aguas.

A los miles de pases castellanos

respondieron contundentes los Rolandicos transes.

¡Oh, penalti marcado

frente a un gigante!

¡Oh, tiro de media vuelta

y su arrodillada silueta!

¡Oh, límpido tiro libre

del maestro, el del empate!

Con altivez pudo un héroe

igualar la abismal diferencia

de dos escuadras de navegantes.

Como en un lejano pasado

de imperiales batallas

en África y en América,

En el futuro se puede esperar

que el campeón mundial provenga

de la península ibérica.