Poemas mundialistas (II)

-René Boroughs-

Uruguay 2 – Portugal 1

Los de la celeste
derrotaron
a los lusitanos
con ataque y defensa agreste.

Qué pases de audacia
de creatividad, poder
y gracia.

Qué goles contundentes
que inflaron
las redes pescadoras
de los portugueses.

La solidez de este equipo
presagia buenos augurios
y la aparente lesión
de su insignie estrella
no podrá ensombrecer
la aspiracion más bella.

¡Uruguay! ¡Uruguay !
La tribuna exclama.
¡¡¡AY AY AY!!!Gritan sus rivales
ante la oriental llama.

Rusia 5 – España 4

Después del autogol
los rusos no mostraron
de juego gran disposición.
El primer tiempo
de manera sencilla
terminó empatado
por mano de Castilla.

Franco al fin
había sacado tropas de su baúl
para combatir a Stalin
con su división azul.

Hoy el nuevo comité
de seguridad del Estado
(la otrora KGB)
sobrevive sin aura heróica
a la utópica Perestroika.
Esas herrancias en tiempos pasados
hacen difícil imaginar en el presente
los horrores que cayeron
sobre las vidas de tantas gentes.
Queda un partido con miles de pases sin brillo
y una prolongación de calambres
buscando el penalti sencillo.
Estaban de acuerdo
para jugar sin dicha ni gloria.
Y el juego ya es un triste recuerdo
que no presagia victoria.

Croacia 4 – Dinamarca 3

¿Dónde está
la elegante acrobacia
de los de Croacia?

Tal vez en sueños de Tito
tal su juego
carente de fuego
no ha sido de este torneo un hito.

Los daneses empezaron
tras un confuso saque de banda
pero el destino tenía intención
de maratónica tanda.
Luego de un penalti errado
que condujo a la fatídica sesión
como si encontraran agrado
en la riesgosa emoción.

Del fondo de la nórdica capital
nace una entusiasta onda.
Copenhague festeja su esfuerzo bestial
que en Zagreb se vuelve feliz victoria.

Enfrentaran a los rusos
que jugaron también
prolongaciones de Matusalén.
Un panorama confuso
presagia siempre un bien.

Bélgica 3 – Japón 2

Uno de los mejores partidos
de este sorpendente mundial
lo ha sido en todo sentido
por su calidad exepcionial.

La diferencia de talla
no importaba a los ojos
del samurai preciso
que aterrorizaba a los diablos rojos
sin pedir permiso.

No fue fácil tarea
y ante dos goles adversos
les costaba avanzar
en las niponas mareas.

En el último segundo
marcaron el gol número tres
para estremercer el mundo
imperial japonés.

Terminaron rogando
los dos adversarios.
El belga como buen cristiano
y el zen con su juego extraordinario.

El imperio del sol naciente,
a pesar del tsunami nuclear,
volverá para triunfar
pero habrá que ser paciente.

Juegan juntos walones y flamencos
mezclados en la gesta
con su multicolor elenco
preparan una fiesta
de mundial esplendor.


René Boroughs

Vive en Francia desde hace un cuarto de siglo. De formación científica, se interesa por la historia y el arte. Frecuenta grupos de teatro y de creación multimedia. Milita por la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los seres humanos.

Un Commentario

Andrea 08/07/2018

Simpaticos e informativos poemas.

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