-Sergio Estuardo Castañeda Castañeda / EXPLORACIONES–
Ante un territorio en constante crisis y con la coyuntura actual, donde vemos esta disputa de poderes y vislumbramos los intereses que se están protegiendo con la votación del legislativo en apoyo a Jimmy, pienso que es pertinente poner sobre la mesa, desde los diversos movimientos sociales, la necesaria posibilidad de una verdadera articulación que considere trabajar para la conformación de un sujeto político plural. Y es que, recordando el 2015 para así aprender de los errores, sabemos que podemos hablar de movilizaciones pero no de un movimiento social consolidado. Tal y como lo entiendo, obviamente no hubo cambios profundos ya que la situación respondía a diversos factores de raíz que no se lograron tocar, pero que sí podemos ver como se fue despertando cierta conciencia y sensibilidad en buena parte de la clase media capitalina que antes de eso se encontraba despolitizada o indiferente. Cuestión que no es poca cosa pero que si no se trabaja precisamente para la conformación de una fuerza social que pueda articular con otros sectores, poco ayuda para los problemas tan complejos que nos aquejan.
Lo político es mucho más de lo que el poder desea hacernos pensar. Lo político son todos aquellos asuntos, aspectos, estructuras que soportan una visión de mundo. Se trata de esas relaciones de poder que se dan en toda relación humana. Nuestro accionar íntimo y cotidiano también es político. Somos seres políticos. Somos, también, sujetos, individuos peculiares y diversos de los cuales se conforman los pueblos y, por ende, las organizaciones sociales. Cuando hablo de sujeto político me refiero, en muy grandes rasgos, a esa fuerza social capaz de interpretar la realidad y luchar conjuntamente para lograr cambios profundos en ella. Porque si bien el humano está determinado por su circunstancia, también es cierto que es él quien crea esas circunstancias. He allí la necesidad de reconocer que todo puede ser de otra manera.
La historia y el ser humano no están definidos, no son inmutables, sino que su devenir es una posibilidad, de allí la necesidad de dejar de ser un objeto para pasar a ser sujeto con conciencia de sí y de su entorno. Es decir, dejar de ser, por ejemplo, parte de una masa acrítica que sigue lo que la opinión mediática quiere que siga y en cambio, asumirse como sujetos protagonistas de su contexto y de las relaciones de poder que se desarrollan en él.
El tema es ¿cómo lograr esa necesaria y verdadera articulación entre los diversos sectores que constituya un movimiento social fuerte y plural, capaz de fiscalizar gobiernos, de empujar reformas pero también, y sobre todo, capaz de trabajar por soluciones profundas y estructurales?
Acá es donde debemos hablar sobre el reto de una articulación entre los diversos sectores históricamente oprimidos, es decir, pueblos originarios, mujeres, clase trabajadora (sindicatos), comunidad LGBTI, estudiantado, entre otros. El asunto es, también, cómo lograr la suma de más personas a la causa.
Para esto considero fundamental el concepto de “interseccionalidad”, que nace en el feminismo, para vislumbrar de mejor manera que las diferentes opresiones y exclusiones tienen raíces en común y comprender cómo ocurre la injusticia sistemática, la discriminación y desigualdad social desde una base multidimensional. Hablamos de un sistema económico y político basado en el despojo, el saqueo y la explotación que nos afecta y vulnera a la gran mayoría, con las claras diferenciaciones y niveles.
Claro, lograr la unión es sumamente complejo. A este respecto veo dos cuestiones fundamentales para abordar contundentemente: la primera son esos vicios que se cometen desde hace décadas en los movimientos sociales y que alimentan a las políticas segregacionistas a favor del poder hegemónico. El otro aspecto, desde el eje positivo, es el reto pedagógico para sumar más personas a esta lucha desde nuestras propuestas y desde los que apostamos a otros tipos de relaciones humanas que sean desde una concepción y organización de la vida y el mundo alejadas de las lógicas del capital.
Continuará
Sergio Estuardo Castañeda Castañeda

Estudiante de ciencias sociales, escritor y explorador que ha concebido la indagación de diversos escenarios como parte fundamental en el proceso de aprendizaje. Vinculado a la realidad política y social a través de la participación en colectivos críticos urbanos. Consciente de la necesidad de expulsar ideas para abrirnos al diálogo, al debate, a nuevas formas de compartir aprendizajes e intentar llegar a pensar por nosotros mismos. Ante el devenir de la historia, apuesta por reconocer que nada es inmutable y que todo puede ser de otra manera, incluso, dentro de la sociedad rígidamente establecida en la que estamos inmersos. Concibe que toda emancipación tiene como premisa la confrontación de sí mismo y hasta cierta incomodidad, pero que la satisfacción que le sucede lo vale. Por lo que cree que en paralelo a las lecturas y a la formulación de argumentos debe ir la calle y el rock ‘n roll como método abarcador de conocimiento, ya que la realidad trasciende los claustros.
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