-Edgar Barillas / RE-CONTRACAMPO–
Bancas, bancos, sillas, butacas o de pie; al aire libre, por la noche; o en galería (en gallo) o luneta; en matinal, matinée o noche; de cualquier manera, función de cine. Según el tal Miguel Ángel Asturias (del cual se volverán a acordar dentro de 50 años con motivo del centenario de la entrega del Nobel), el cine ya echaba punta desde los tiempos del Señor Presidente, don Manuel. Para “todos”, había exhibición en la Plaza Central; una manta “a manera de patíbulo” recibía las imágenes borrosas de fragmentos de películas para “una multitud devota que parecía asistir a un auto de fe”. “Lo mejor de la sociedad” daba vueltas al parque, mientras “la gente del pueblo” miraba las películas “bajo las estrellas, con religioso silencio”. Su Camila (la de él, de Asturias) no había visto nunca una función de cine. Solo sabía que pasaban “vistas de movimiento” a la vuelta del Portal del Señor, en las Cien Puertas (esas Cien Puertas que no eran las de hoy, en el Pasaje Aycinena, donde venden octavos por docena); a la vuelta del Portal del Señor (no en el Portal del Comercio – que quedaba enfrente, después del parque-, en donde se puso por primera vez una vitrina para que Guatemala diera un salto mortal hacia la modernidad); a la vuelta de donde hoy está el Palacio Nacional, sobre la Sexta Avenida, así llamada ahora.
Pues al nomás regresar del mar, cuenta don Asturias, Camila fue a las vistas con su nana; consiguieron dos sillas cerca de la pantalla y al rato salieron corriendo con toda la gente que escapaba en la oscuridad del salón; huían de la excomunión (eso lo supo Camila hasta en el Portal del Comercio, a donde había ido a parar, atravesando el parque), porque en la manta blanca había aparecido una pareja bailando tango, con lo voluptuoso que es ese baile todo pegado (eso no lo dijo Asturias).
Y así, como en la vida de Camila, el cine se fue metiendo en la cotidianidad de las familias guatemaltecas de la ciudad, de las cabeceras, de los pueblos, los que recibían -al igual que la gente del Parque Central-, las funciones gratuitas del Señor Gobierno que les llevaba las Actualidades Guatemaltecas con imágenes de otros Señores Presidentes, tan tercos para mantenerse en el poder como don Manuel.
Para cuando la ciudad se cayó con los remezones que comenzaron en la noche de Navidad de 1917, ya habían varias salas de cine; el Teatro Principal anunciaba al Líder de la gracia, Max Linder; el Teatro Europeo, al remozarse, ya volvía a recibir a los públicos; así, el Guatemala, el Rex, el Variedades, el Nueva York, el Renacimiento, ofrecían “muy buenas películas”. El Guatemala era para el pueblo; los otros, más de pomada, hasta se daban el lujo de contratar orquestas para musicalizar las cintas mudas y así de caro era el boleto. Las galerías o gallo -allá arriba, como en un gallinero-, separadas de la luneta, -allá abajo, como para las “personas finas”-, eran para divertirse con las películas y con la gente; se pusieron de moda con el Lux, el Capitol y el Palace. Allí, los cinéfilos no solo veían las cintas sino participaba activamente, desde el que entraba tarde gritando: “¡Aladino, luz!”, hasta el que anunciaba que iba a pasar en lo más álgido de la trama, recibiendo toda clase de insultos (“ella le va a decir que no” o “ahora matan al traidito”); todo acompañado del sonido de las tostadas con frijol, salsa o guacamol al quebrarse.
El cine ya se había metido entre las conversaciones de la familia, ya se había metido en la vida de la gente, el cine para la vida, las vidas para el cine. El cine ya se ha metido en la vida de la gente. Así que no queda otra que acomodarnos en las bancas, bancos, sillas, butacas o de pie, que las funciones van a comenzar. Bienvenidas y bienvenidos al cine.
Edgar Barillas

Guatemalteco, historiador del cine en Guatemala, investigador de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
4 Commentarios
Muy interesante texto historico del cine en nuestro país.
Excelente conocer lo que era el cine, lo importante será seguir peleando porque exista un espacio para nuestro cine al lado de las películas extranjeras, gracias por compartir maestro.
Dice mi papá que la primera vez que me llevó, pedí salir porque la escena era de una cabalgata y le dije que había mucho polvo.
Excelente anécdota. ¿Puedo utilizarla en algún artículo, citando la fuente?
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