Participación de la mujer en política

Olga Villalta | Política y sociedad / LA CONVERSA

Hoy cedo mi espacio a un grupo de alumnas que acompañé en el curso «Debates de la Comunicación I» de la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el 1er ciclo del 2019 en la Universidad Rafael Landívar.

Elaborado por:
Verónica Pérez
Gabriela Sánchez
María Renata Jordán
Succely García
Ana Sofía Rivera

La participación de mujeres en el quehacer político significa que estas tendrán mayor representación en los espacios gubernamentales en los que se toman las decisiones para el desarrollo de la ciudadanía. Esta participación es vital para que la mujer pueda dar a conocer su voz, ya que solo siendo parte de las decisiones de un país se podrán crear los cambios estructurales desde su raíz. En países como Guatemala, en donde a pesar de que en el Registro Nacional de Personas se confirma que las mujeres son mayoría, –120 525 más que los hombres–, aún no existe igualdad en el Congreso de la República ni en el Ejecutivo.

… suelen tomarme menos en serio por ser mujer. Doy mi análisis y me dicen que “qué sé yo por ser mujer”. También me pasa mucho en redes, a veces, toman una foto mí y le ponen “mujeres guapas en Guatemala” (María Inés Rivera, politóloga y activista de MCN).

Entonces ¿por qué si en cantidad son más mujeres, aún estas no poseen representación política? Según María Inés Rivera, politóloga y activista del movimiento MCN, actualmente las mujeres ya poseen más representatividad en la política, si se compara con siglos anteriores. Sin embargo, aún se puede observar únicamente un 17 % de mujeres en el Congreso, lo cual es notoriamente menos de la mitad. Así mismo, se observa que la Corte de Constitucionalidad está integrada por cinco magistradas mujeres y se ve un proceso electoral liderado por 3 mujeres.

Sin embargo, para que exista realmente representación, Quetzalí Cerezo, abogada feminista, y candidata al Parlacen por el partido Movimiento Semilla, indica que debería existir un 50 % de representatividad de mujeres y 50 % de hombres.

Las mujeres conforman más de la mitad de la población mundial, históricamente han estado relegadas al mundo privado y su aporte al desarrollo de la sociedad ha sido desvalorizado e invisibilizado, a través de lo natural que representa el trabajo de reproducción biológica y la crianza social. Subordinadas al poder masculino, han vivido discriminadas y privadas de sus derechos.

Durante el siglo XX las mujeres se han ido incorporando masivamente al mundo público, al trabajo productivo y en la acción de sus comunidades y de la sociedad en general, aunque su participación en el ámbito político ha sido más lento.

Me miden con una vara mucho más grande que a un hombre y siempre te van a preguntar si estás preparada. Si ya se es mamá, te cuestionan con quién dejas a tus hijos, que se está abandonando el hogar (María Aurora Oliva, diputada por el partido TODOS)

La participación social y política de las mujeres ha sido y es considerada como una estrategia central en la construcción de la equidad de género y en la profundización de la democracia, y busca ayudar en la construcción y el ejercicio de la ciudadanía. No debe creerse que solo por estar dentro de la política ya la están ejerciendo, en cambio se debe tomar una medida y verificar si las estadísticas reflejan la misma cantidad de mujeres en cargos políticos altos que de hombres y si el hecho de ser mujeres no afecta en la visión política que la sociedad y la prensa tienen sobre ellas.

Desde otra visión, la politóloga María Inés Rivera afirma que la participación política debe ser algo voluntario y espontáneo. Según ella, de nada sirve crear leyes o imponerlas para que los partidos políticos agreguen más mujeres a sus partidos, si ellas no quieren participar en política y eso también es válido.

Agrega que «Es un cambio más generacional y cultural que de impulsar leyes que refuercen cosas que al final no cambia el problema en sí».

María Aurora Oliva, diputada del partido TODOS, indicó que ella, al involucrarse en la política, está visibilizando que sí existen espacios para la mujer, constituyéndose en un ejemplo para que más de ellas quieran unirse al cambio.

Desde 1995, el Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas ha incorporado dos nuevos indicadores para medir la situación de desigualdad entre hombres y mujeres: el índice de desarrollo de género (IDG), que mide el desarrollo humano de las mujeres en cada país, y el índice de potenciación de género (IPG), que se centra en el acceso de las mujeres a lugares claves. Este índice es particularmente expresivo, ya que permite identificar más claramente la posición de las mujeres en la estructura de poder en cada país, especialmente en relación con la toma de decisiones en el Poder Legislativo y en las empresas. El IPG nos habla de las oportunidades que tienen las mujeres de acceder a posiciones de decisión en esferas determinadas (Ocampo y Martin, 2003).

El IDG es menor que el IDH en todos los países, lo que muestra la situación de desigualdad entre hombres y mujeres, y es mayor aún al momento de optar a cargos públicos y no digamos a cargos altos. Esto nos hace darnos cuenta que esa brecha social es la que no permite que las mujeres ejerzan una vida política y que exista una verdadera construcción igualitaria de oportunidades.

Según el informe de Atenea, proyecto creado por ONU Mujeres (Organización de Naciones Unidas de Mujeres) y el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), el índice de paridad política es el instrumento que permite medir el ejercicio de los derechos de las mujeres en un país y a nivel comparativo regional. Dicho índice se mide a través de 8 dimensiones, estas son: constitución y marco legal, derecho al sufragio, cuota paridad, Poder Ejecutivo y administración pública, Poder Legislativo, Poder Judicial y poder electoral, partidos políticos y gobierno local.

En el 2016 se realizó el último informe de paridad política en Guatemala por el proyecto Atenea. La mujer obtuvo 71.3 puntos de 100 en sufragio, es decir, hay una alta representación de mujeres ejerciendo su voto. Sin embargo, esto no significa que, por tener mayor libertad de escoger, ellas sean incluidas entre esas opciones. Asimismo, el 73 % de los partidos políticos cuentan con la iniciativa de promover la participación política de la mujer, empero, ninguna de ellas cuenta con influencia en las decisiones partidistas. No obstante, no solo se debe tomar en cuenta el acceso de la mujer a partidos políticos sino también cuáles son los puestos que logran alcanzar dentro estos.

En el mismo estudio de Atenea, se encontró que en la integración de la mesa directiva del Parlamento, en la legislatura anual analizada en 2016-2017, las mujeres solo representaban un 11.1 %, por lo que en el indicador que mide su presencia en dichos cargos, el país obtuvo 22.2 puntos sobre 100. En las comisiones parlamentarias se encontró que desempeñan el 23.7 %, es decir, 42 puntos sobre 100. Por último, las mujeres solo ejercen el 17.6 % de las jefaturas de bancada de los bloques parlamentarios analizados, por lo que en este indicador se obtuvo 28.6 puntos.

Como se observó anteriormente, no basta con que la mujer logre entrar a grandes empresas, instituciones o partidos políticos, si al estar dentro, sigue sin ser tomada en cuenta para grandes cargos que tomen decisiones. Lo mismo sería afirmar que no basta con que la mujer forme parte de la sociedad y alcance derechos básicos como comida, agua, transporte, etcétera, sigue siendo discriminada dentro de esos mismos ámbitos.

Por otro lado, la población indígena en Guatemala está estimada entre el 43 y el 70 por ciento de la población, según diferentes estudios. Pese a que representa más de la mitad de la población y que participa activamente en la economía del país, no tiene suficiente participación en la política y otros ámbitos.

Las mujeres guatemaltecas han realizado acciones en los últimos años para reducir la discriminación y marginación derivadas por la única condición de ser mujer, ya que esta desigualdad no permite el avance personal y pleno de sus derechos a la participación y organización a todo nivel.

En 1991, por primera vez en la historia del país, una mujer asume la Presidencia del Congreso de la República. Sin embargo, los resultados de los procesos electorales de los últimos años, en los que la participación de las mujeres ha sido minoritaria, así como la dificultad de ocupar puestos de alto nivel en los tres poderes del Estado, confirman el lento proceso de inserción de las mujeres en los espacios de toma de decisiones.

En Guatemala existe el Foro Internacional de Mujeres Indígenas, el cual es una red global que promueve la iniciativa de las mujeres activistas en distintas partes del mundo, para consensuar agendas, construir capacidades y desarrollar liderazgos.

Las mujeres indígenas en Guatemala tienen muy poca influencia dentro del ámbito político y esto se da porque, hoy en día, existen estereotipos de que la mujer solo debe ser ama de casa o ver por los hijos. Esta es una violación de sus derechos, porque las oprimen y aíslan del mundo sin darles la oportunidad de superarse. Es por ello existen asociaciones como MOLOJ, la cual es una asociación de carácter público no lucrativa ni partidista que se inspira en la cosmovisión maya, con el fin de que se promueva la cultura, una mejor formación política, conocimientos y estudio de las problemáticas nacionales.

Muchos cambios estructurales y sociales deben ocurrir para que la mujer tenga mayor participación en el ámbito político y mayor paridad. María Aurora, diputada del partido TODOS, asegura que la participación de la mujer traerá nuevas oportunidades ya que ellas, ya sea como estudiantes, trabajadoras o madres, han vivido otras experiencias totalmente distintas a las de los hombres, que permitirán la inclusión de mujer en diferentes espacios. Otro aspecto positivo es que al haber mujeres en la carrera política, se permite que otras mujeres se animen a participar.


Atenea. (2015). Si somos de la mitad ¿por qué no tenemos paridad?
Atenea. ¿Qué es el índice de paridad política?
Moloj. Asociación Política de Mujeres Mayas.
Entrevistas a María Inés Rivera, politóloga y activista del movimiento MCN, y María Aurora Oliva, diputada del partido TODOS.

Olga Villalta

Periodista por vocación. Activista en el movimiento de mujeres. Enamorada de la vida y de la conversación frente a frente, acompañada de un buen café.

La conversa

Correo: olgavillalta@gmail.com

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