Panspermia

Luis Felipe Arce | Política y sociedad / EL CASO DE HABLAR

Hace mucho tiempo (siglo VI a. C.), el filósofo griego Anaxágoras enunciaba desde los foros y las plazas públicas de Atenas su teoría sobre el origen cósmico de la vida. Según él, la vida se habría originado en algún lugar del universo e ingresó a la Tierra en restos de cometas y meteoritos. Además, afirmaba que la vida, aparecida en la Tierra, no surgió aquí, sino en otros lugares del universo y que llegó a la Tierra como una forma de desplazarse de un planeta a otro.

Según Anaxágoras:

las bacterias y la esencia de la vida prevalecen diseminados en todo el universo y la vida comenzó en la tierra gracias a la llegada de tales semillas a nuestro planeta, gracias a la contribución cósmica de seres vivientes provenientes de algún punto del universo.

En tiempos mucho más recientes, el investigador sueco, Svante August Arrhenius (Premio Nobel de Química 1903), fue el responsable de popularizar la idea de que la vida en la Tierra se había originado en el espacio exterior.

Existen profundos estudios que sugieren la existencia de bacterias capaces de sobrevivir largos períodos de tiempo incluso en el espacio, también se ha logrado, gracias a los avances en las investigaciones científicas, encontrar bacterias a alturas de 40 kilómetros.

Algunas bacterias que en 1967 se transportaron accidentalmente a la Luna en la nave Surveyor 3, pudieron revivirse sin dificultad a su regreso a la Tierra, tres años después. El análisis del meteorito ALH 84001, que se considera originario del planeta Marte, mostró estructuras que pudieron haber sido causadas por formas de vida microscópicas, esto es lo más cercano a un individuo de vida extraterrestre que se ha podido obtener, y sigue siendo muy controvertido.

Por otro lado, en el meteorito Murchison se han hallado restos de uracilo y xantina, dos precursores de las moléculas que configuran el ARN y el ADN que dan respaldo a la biogénesis, todo sobre el origen de la vida misma.

Si nos atenemos a este muy interesante punto de vista científico, llegamos a la conclusión de que, desde la creación… desde nuestros ancestros más antiguos (el Homo sapiens sapiens) hasta nuestros días, todos somos migrantes.

Desde la prehistoria hasta hoy, la evolución del género humano ha hecho que el hombre se haya desplazado de su lugar de origen (África) hacia otros continentes, en la búsqueda insaciable por encontrar mejores y más benignos lugares donde poder reproducirse, convivir y desarrollarse como especie.

Las conquistas, los conflictos bélicos, la pobreza, la violencia social, el colapso de unos estados y la formación de unos nuevos ha provocado movimientos masivos de población entre países y continentes, en la mayoría de las veces, contra la voluntad de los protagonistas; la Guerra Civil Española es una muestra palpable de lo que afirmo.

En nuestro continente, el subdesarrollo se forjó merced del voraz enriquecimiento de las potencias coloniales, es por eso que, debido a la pobreza y el abandono, somos y siempre hemos sido naciones de inmigrantes.

Los gobiernos de turno abiertamente se han caracterizado por fallar en su obligación de proteger los derechos humanos básicos de sus conciudadanos, lo que ha forzado a la gente salir de sus respectivos paises, la pobreza mal intencionada y estructural
ha provocado las crisis económicas. Muchos latinoamericanos se ven forzados a emigrar hacia Europa y Estados Unidos (ver el caso de los refugiados venezolanos a Perú y, actualmente, el caso de los miles de centroamericanos al norte).

No se van porque quieren, se van porque los echan, son gente desesperada, gente que se ha cansado de tanto esperar y que, ya sin esperanza, huyen, pasan los años. A algunos les va bien, a otros no tanto. Pero todos siguen, mal que bien, lo confiesen o no, con las raíces en el aire… los que vamos al dentista sabemos que las raíces al aire duelen. Eduardo Galeano, Uruguay.

Evocando la eterna nostalgia del errante migrante, Manuel José Arce escribió en su libro Crónicas del Café de los Fantasmas:

Me moriré en París, ya empecé a consubstanciarme con la tierra… Me quedo aquí. Me quedo a vivir. Y a morir.

Entre la pesadilla y el improperio, me quedo con el vino. Entre Somoza y El Señor Presidente, escojo a Brassens. Entre la infelicidad y el naufragio, voto por el queso. Entre el convento y el prostíbulo, voy hacia ti. Entre la Inquisición y la CIA cruzo hacia Paul Elouard. Entre la Coca-Cola y el Pato Donald, me decido por Picasso. Entre el silencio y la amargura, prefiero a Astérix. Me quedo aquí… no hay cuestión.

Y así, entre la rapiña generalizada de los gobiernos, nacidos de la impunidad y el enriquecimiento ilícito de sus dirigentes, el pueblo cada vez se va quedando sin ningún tipo de oportunidades para siquiera subsistir y, en su afan por sacar adelante a sus familias, producto de la intemporal exclusión, buscan realizar su sueño americano… es la inmigración del mundo pobre hacia el mundo rico.

Estamos viendo la punta del iceberg, si el Gobierno del otro lado del río Bravo y todos los países al sur del muro de Trump -que como Obama y el mismo Trump provienen de familias migrantes-, no entienden el mensaje, mucho más temprano que tarde tendrán que darse cuenta de que, por seguir ignorando las demandas populares, se tendrán que ir por la puerta de atrás, y el juicio inclemente de la historia, que nunca olvida, será su máxima condena.

Hoy en día, Trump amenaza con disparar a los migrantes. A cuántos tendrá que matar para entender que la solución de este intemporal problema no consiste en seguir masacrando gente.

Como buen depredador, Donald Trump puede matar a mil o más, pero eso, en lugar de asustar a los migrantes, les servirá de bandera para continuar en su propósito.

Todo esto es una bomba de tiempo de mecha corta, a los problemas estructurales hay que darles soluciones estructurales, buscar la raíz y no solo emplear paliativos temporales que en lugar de solucionar el problema, lo agravan más.

La bola de nieve ya comenzó a rodar y nadie la detiene, ni la demagogia, ni las alambradas, ni las barricadas, ni las bayonetas ni los muros, ni las balas… mucho menos los cantos de sirenas.


Luis Felipe Arce

Guatemalteco. Ingeniero civil, por varios años gerente de Producción para Centroamérica de una importante corporación mundial dedicada a la fabricación de materiales refractarios y aislantes. Actualmente, consultor independiente.

El caso de hablar

5 Commentarios

Luis Pedro 13/11/2018

Buenísimo este artículo.

Edgar Pape 13/11/2018

Y si no hay muros para las mercancías, los servicios, las tecnologías… por qué no pueden pasar nuestros pies a otros lados? En el mundo de hoy, la semilla humana no es cósmica, su desplazamiento está bajo control. Está aquí, donde mando YO, la regulo YO, la recibo y la rechazo YO. Quiero lo que tienes y produces, no te quiero a vos. Adelante mi querido Luis, yo te acepto porque puedes ser competitivo, útil, cerebral, pero NO, si eres pobre e inútil. De modo que de pronto, la PANSPERMIA, SI, pero Selectiva. al Final, el desplazamiento humano, es histórico y concreto. Si no, mira nomas lo que hace la JOVEL con Ivan y los patojos extranjeros de la CICIG. Así que nuestro próximo diálogo es pensar si otro mundo es posible, más universal, multilateral, diverso y justo, como fue pensado por los fundadores de los derechos del hombre.

Carlos Castro 13/11/2018

Excelente aporte mi querido Luis.

arturo ponce 13/11/2018

Así si baila míja con el señor dice el dicharacho, muy elocuente explicación y sobre todo con muy fuertes argumentos. Esperemos a ver que pasa afuera pero no esperemos nosotros aquí. Buen aporte.

Antonio Mosquera 13/11/2018

Muy ilustrado. Excelente

Dejar un comentario