Antonio Móbil | Política y sociedad / LANZAS Y LETRAS
Discurso del presidente Juan José Arévalo en la entrega del Código de Trabajo
Hoy es un día de fiesta para la República. A partir del uno de mayo de 1947, el capital y el trabajo se regirán inexorablemente por las normas de un Código. Este suceso histórico coloca a los habitantes de Guatemala dentro de un nuevo estilo de vida moral, económico y social.
Se acabó para muchos aquella deliciosa libertad que consistía en tratar a los trabajadores con espíritu patriarcal o caritativo cuando no perverso, dictatorial y cobarde. El Código de Trabajo termina con esa falsa libertad, beneficiosa para los poderosos y terrible para los desvalidos. Pero al terminar con la libertad de explotación económica y con la libertad de ultraje personal, crea una nueva libertad que no es privilegio de un grupo sino beneficio nacional: esa nueva libertad, que no ha existido en Guatemala, es la igualdad ante la ley.
Guatemala ha saltado del orden rígido dictatorial a la vitalidad juvenil, de la resignación conformista a la protesta sistemática, del silencio cómplice a la expresión torrencial de las ideas, del asesinato político a la represión legal educadora. Este Renacimiento está hecho de pasiones exaltadas: pasiones de adolescencia para un pueblo que descubre de repente lo que había estado ocultándosele: pasiones seniles para aquellas generaciones que vivieron demasiado cómodas bajo la sombra de la dictadura y que ahora se retuercen de ira y de rencor frente a la felicidad de las mayorías, frente a la felicidad de todos aquellos que entonces no eran ni siquiera personas.
Sabemos cómo los pocos detentadores de la riqueza pública y sus cómplices políticos se organizaron para estorbar al Gobierno democrático que tenía la audacia de prometer a los trabajadores un Código protector. Sabemos con amarga pero fecunda experiencia cómo estos césares del feudalismo han puesto todos los obstáculos, han ensayado todos los estorbos, han gritado todos los insultos, han arrojado todas las calumnias contra los grupos políticos revolucionarios, contra los hombres de ideas nuevas, que desde las oficinas imperiales del Palacio nos atrevíamos a pensar y sentir con respecto a los trabajadores de manera distinta a como pensaron y sintieron sobre ellos los gobernantes del pasado. Jamás una generación política ha sido tan combatida, tan vilipendiada, como esta generación de 1944; y esto ha sido así precisamente porque ninguna generación política demostró tanta valentía para encararse a los terribles problemas sociales que como lacras nos dejó la dictadura. Mi gobierno os da este Código: que Dios os dé fuerzas para defenderlo.
José Antonio Móbil. Guatemala, el lado oscuro de la historia. Tomo II. Páginas 79 y 80.
Antonio Móbil

Escritor, editor, poeta, diplomático, apasionado por la vida y la belleza, defensor de la justicia y la equidad en todas sus acepciones y contextos. Exiliado por su pensar y decir, ha descubierto en la reflexión sobre la plástica una de sus grandes pasiones.
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