Antonio Móbil | Política y sociedad / LANZAS Y LETRAS
Discurso de renuncia del presidente Jacobo Arbenz Guzmán
Trabajadores, campesinos, patriotas, amigos míos; pueblo de Guatemala: Guatemala está pasando por una prueba muy dura. Desde hace quince días se ha desatado una guerra cruel contra Guatemala de la cual aparentemente no hay ningún gobierno responsable. Esto no quiere decir que no sepamos quién ha desatado la agresión contra nuestra querida patria. La United Fruit Company, los monopolios norteamericanos en connivencia con los círculos gobernantes de Norteamérica, son los responsables de lo que nos está ocurriendo. Aviadores norteamericanos y mercenarios de distintas nacionalidades reclutados por exiliados guatemaltecos en el extranjero, han desencadenado el fuego y la muerte sin respetar nada, ni vidas inocentes ni bienes de otros países. Todos sabemos cómo han bombardeado y ametrallado ciudades, inmolado mujeres, niños, ancianos y elementos civiles indefensos. Todos conocemos la saña con que han asesinado a los representantes de los trabajadores y de los campesinos en las poblaciones que han ocupado, especialmente en Bananera, donde hicieron una expedición punitiva contra los representantes de los trabajadores. Lo de Bananera fue un acto de venganza de la frutera.
Nos hemos indignado contra los ataques cobardes de los aviadores mercenarios norteamericanos que sabiendo que Guatemala no cuenta con una fuerza área adecuada para rechazarlos, han tratado de sembrar el pánico en todo el país, han ametrallado y bombardeado a las fuerzas armadas que combaten en el oriente de la República impidiendo sus operaciones, y hoy mismo, han bombardeado y hundido un barco mercante inglés que cargaba algodón en el puerto de San José. ¿En nombre de quién hacen esas barbaridades? ¿Cuál es su bandera? Todos los conocemos bien. Han tomado de pretexto el comunismo. La verdad es muy otra. La verdad hay que buscarla en los intereses financieros de la compañía frutera y en los otros monopolios norteamericanos que han invertido grandes capitales en América Latina temiendo que el ejemplo de Guatemala se propague a los hermanos países latinoamericanos.
El tiempo se encargará de demostrar que lo que ahora digo es verdad. Sin embargo, ellos se aferran a sostener que el comunismo internacional es el causante de lo que ocurre en Guatemala, y en nombre de ello es que tratan de ensangrentar aún más al país y de destruir nuestra economía. Como mi gobierno ha sido acusado de ser de naturaleza comunista, sin que hayamos podido desvanecer que no lo es, aun cuando hemos empleado todos los medios para convencer a los elementos reaccionarios del mundo de que lo sostenido por círculos gobernantes norteamericanos es una patraña, y como esos círculos harán más despiadada la agresión contra Guatemala, he tomado una dolorosa y cruel determinación después de meditarlo con una clara conciencia revolucionaria, he tomado una decisión de gran trascendencia para nuestra Patria, en la esperanza de detener la agresión y devolverle la paz a Guatemala. He determinado abandonar el poder y poner el mando del Ejecutivo de la nación en manos de mi amigo el Coronel Carlos Enrique Díaz, Jefe de la Fuerzas Armadas de la República.
Yo he depositado mi confianza en el Coronel Díaz, porque estoy seguro que él sabrá garantizar la democracia en Guatemala y de que todas las conquistas sociales de nuestro pueblo serán mantenidas. Es por ello que creo que las organizaciones populares deben prestarle su respaldo y apoyo. Así os pido en mi último acto como gobernante de Guatemala. Yo fui electo popular y mayoritariamente por el pueblo de Guatemala, pero he tenido que luchar en condiciones difíciles. La verdad es que la soberanía de un pueblo no se mantiene si no se tienen los elementos materiales para defenderla.
Luchamos hasta donde las condiciones lo permitieron hasta un punto en que ir más allá se perdería todo lo que hemos ganado desde 1944.
Al tomar esta actitud no pienso más que en el pueblo, y por ello he creído de mi deber contribuir hasta el último instante a salvar mucho de lo que conquistamos en los pasados años revolucionarios.
La situación militar del país no es difícil ni mucho menos. El enemigo que comanda las bandas mercenarias extranjeras reclutadas por Castillo Armas, no sólo es débil sino que es incapaz y cobarde. Lo he comprobado en los pocos combates que libramos. El enemigo logró avanzar y tomar el departamento de Chiquimula exclusivamente por los ataques de la aviación mercenaria. Estimo que nuestras fuerzas armadas no encontrarán mayor dificultad en derrotarlo y arrojarlo del país.
Me hice cargo de la Presidencia de la República con fe en el régimen democrático, en la libertad y en que es posible conquistar la independencia económica de Guatemala. Mi programa se limitaba a obtener esos objetivos. Sigo creyendo que ese programa es justo. No se ha quebrantado mi fe en las libertades democráticas, en la independencia de Guatemala y en todo lo bueno que impulsa a la humanidad hacia el futuro.
Algún día serán vencidas las fuerzas oscurantistas que hoy oprimen al mundo atrasado y colonial. Seguiré siendo, a pesar de todo, un combatiente de la libertad y del progreso de mi patria.
Os digo adiós, amigos míos, con amargo dolor pero manteniendo firmes mis convicciones. Guardad lo que tanto ha costado. Diez años de lucha, de lágrimas, de sacrificios y de conquistas democráticas son muchos años como para contradecir a la historia.
No me han acorralado los argumentos del enemigo, sino los medios materiales con que cuenta para la destrucción de Guatemala.
Yo os hablé siempre de que lucharíamos costase lo que costase, pero ese costo desde luego no incluye la destrucción de nuestro país y la entrega de nuestras riquezas al extranjero y eso podría ocurrir si no eliminamos el pretexto que ha enarbolado nuestro poderoso enemigo.
Un gobierno distinto al mío, pero inspirado siempre en la Revolución de octubre, es preferible a veinte años de tiranía fascista sangrienta bajo el poder de las bandas que ha traído Castillo Armas al país.
No me resta sino agradecer profundamente la colaboración que me han prestado tantos buenos servidores de la nación. Los ministros de Estado y los funcionarios y empleados públicos, en particular los servidores de la Guardia Civil y del Ejército.
Desde el fondo de mi corazón agradezco el respaldo y el apoyo del Partido Acción Revolucionaria, del Partido de la Revolución Guatemalteca, del Partido Renovación Nacional, del Partido Guatemalteco del Trabajo y de las organizaciones populares que, como la Confederación Nacional Campesina, han defendido con tanta decisión los anhelos del pueblo de Guatemala.
Quizá piensan muchos que estoy cometiendo un error. En lo profundo de mi conciencia no lo creo así. Solamente un juicio histórico posterior sabrá determinarlo.
José Antonio Móbil. Guatemala, el lado oscuro de la historia. Tomo II. Página 194
Antonio Móbil

Escritor, editor, poeta, diplomático, apasionado por la vida y la belleza, defensor de la justicia y la equidad en todas sus acepciones y contextos. Exiliado por su pensar y decir, ha descubierto en la reflexión sobre la plástica una de sus grandes pasiones.
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