-Gabriela Carrera / FÍJESE USTED–
Tengo cuatro hermanos -todos hombres y mucho más grandes-, fíjese. Así que me fue difícil coincidir de pequeña: para los juegos de mesa, yo no sabía leer; para la pelota, que me podía golpear; para leer El alquimista, que no iba a entender porque muy chiquita. Hubo un momento en que acepto que quise ser el cuarto hermano y no hermanita. Amor nunca faltó, ni cariños ni atención. Pero por ser niña y pequeña no podía hacer lo mismo. Me acostumbré entonces que no era igual ser nena a ser hombre, que mi lugar era otro, que no era igual que el de Juan Carlos, Jaime u Omar. Crecí pensando que estaba bien si yo me servía de último, como mi mamá. Y hablaba poco en la mesa, dejaba a los varoncitos hablar de la NBA o del Mundial.
Nunca fue explícito, no me lo dijeron. Estoy convencida de que no se lo preguntaron realmente y que nunca estarían de acuerdo en decir que no somos iguales. Pero a la par de la casa y las prácticas que tenemos muy enraizadas, está también el colegio -en donde me daba pena hablar alto-, y la calle -en la que es mejor si pasas desapercibida o arriesgas el chiflido vulgar-, y los programas de noticias -en donde son mujeres a menos que den el clima-, y los anuncios de juguetes -que siempre son vajillas impresionantes o bebés a quienes dar de comer-. Seguro se alegraron, pero apuesto que también se sorprendieron -¡tanto como yo!- cuando escribí mi primera columna en un periódico digital, o cuando me vi en la tele hablando de política. Confieso que me sentí orgullosa de ser mujer.
A los diez quería ser agrónoma, luego filósofa. Quería leer todos los libros del mundo y que mi papá se sintiera orgulloso de mí. Hoy veo a Paula, mi sobrina que está por cumplir la misma edad. Ya quiso ser bailarina, pintora, médico. Me alegra que tenga todos esos sueños, que se atreva, que se sepa capaz. Deseo todo eso, porque lo puede hacer.
Todas las niñas debieran de tener ese derecho, el derecho a pensarse hoy y hacer lo que quieren hacer; y soñar el futuro. Ir para adelante, eso debieran de hacer las niñas en este país. Soñar y esforzarse para lograrlo. Saber que tienen las oportunidades y descubrir qué les gusta y qué quieren, dónde está su pasión y cuál el servicio que dan a la comunidad a la que pertenecen.
La campaña que se ha generado en Mixco es una apuesta por ello, en uno de los municipios en donde las tasas de violencia contra la mujer son preocupantes. Desde el Consejo Municipal de Desarrollo y la Comisión de la Mujer, y con el apoyo de Convivimos se ha generado una campaña gráfica que busca que las niñas sepan que pueden realizarse y jugar a la pelota, pintar, caminar libres. Va dirigida a niños también, es importante que ellos sepan que el fut es más emocionante si es entre niñas y niños. Yo lo celebro y me emociono. Que vayan hacia adelante, pa’ delante, juntos, construyendo una realidad más bonita y cargada de futuro digno.
Fotografía por Gabriela Carrera.
Gabriela Carrera

Creo firmemente que la política y el poder son realidades diarias de todos y todas. Por eso escogí la Ciencia Política para acercarme a entender el mundo. Intento no desesperanzarme, por lo que echo mano de otros recursos de observación como los libros y las salas de cine. Me emocionan los proyectos colectivos que dejan ver lo mejor de las personas y donde el interés es construir mundos más humanos.
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