Ocaso, incertidumbre y muerte (I)

-Francisco De León / MEMORIAS DE UN VIAJERO

Relato sobre la masacre del Paraninfo

El espacio teatral La Galera estaba pasando por sus últimos momentos, de sus iniciadores solo quedábamos dos, David Vivar y yo. En mi caso, había tomado una pausa, pues mis estudios de magisterio en ese momento eran más importantes que mi actividad artística.

A mi regreso encontré gente relativamente nueva que llegó motivada por los talleres de poesía que el Bolo Flores había impartido. El Bolo tuvo un paso fugaz por La Galera, aprovechando el vacío que había dejado la partida de Teatro Vivo y de mis compañeros, Jorge Rojas, Josué Sotomayor, Adolfo de Paz y Carlos Obregón de Guatemala.

Entre las nuevas caras se encontraba Mario Lemus, que había formado parte del teatro de vanguardia de la Facultad de Arquitectura y que había tenido una relevante participación en el quehacer teatral del país. Hugo Lam de Teatro Latino, quien fue siempre compañero de fórmula de David Vivar pero que por razones personales no quiso participar al inicio con nosotros. Algunos integrantes del taller de poesía como Raúl López (Colibrí) que se inició en la poesía, luego saltó al teatro y finalmente encontró su destino como cantautor y Erwin Golib Colorado, un joven abogado y notario que tenía una visión muy clara y peculiar de ver el movimiento artístico como un todo articulado, con el cual compartimos de inmediato puntos de vista y experiencias. Era claro suponer que él tenía un don natural como administrador cultural. Existían también otros personajes que llegaban a La Galera y hacían uso de sus instalaciones, como era el caso de un pintor francés, cuyo nombre no recuerdo, que prácticamente nos robaba el material que utilizábamos en los talleres de máscaras para realizar su labor pictórica, con él siempre tuvimos roces y conflictos que no pasaban a más.

La Galera estaba situada en la 10a. calle y 10a. avenida esquina de la zona 1 de la ciudad capital, era o es una propiedad de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en la que había funcionado la imprenta de la Editorial Universitaria. Cuando la imprenta fue trasladada, las instalaciones quedaron en desuso y una buena parte de ellas fueron derribadas y utilizadas como parqueo público, la parte que quedó en pie fue una enorme galera que tenía dos ambientes y un pequeño apartamento que servía como vivienda al guardián y administrador del parqueo, que era Raúl Carrillo, el hermano de Hugo Carrillo.

La Galera tenía un único acceso sobre la 10a. calle. Era un cuarto pequeño con una sola puerta que funcionaba como lobby de entrada al escenario y un cuarto contiguo, que utilizábamos como salón de reuniones. Este salón estaba a la par de la sala de ventas de la librería universitaria. El personal de la librería podía acceder a nuestro salón de reuniones por medio de una puerta que solo podía ser abierta desde el lado de la librería, nosotros teníamos el acceso vedado a esas instalaciones.

Yo trabajaba por las mañanas como profesor de educación primaria en el Liceo Salesiano, situado a un costado y detras de la iglesia del Guarda Viejo, y por las tardes acostumbra ir a La Galera para planificar las actividades del fin de semana. Un buen día de octubre de 1980, cuando David Vivar, Hugo Lam, Erwin Golib, alguién más que no recuerdo y yo estábamos en una de nuestras reuniones de planificación, escuchamos que quitaban llave a la puerta que comunicaba nuestro salón de reuniones con la sala de ventas de la libreria universitaria. La puerta se abrió y entraron tres personas, a una de ellas ya la conocíamos, era el encargado de la sala de ventas de la librería universitaria, este era un hombre moreno, de mediana estatura que usaba barba y anteojos al estilo Fidel Castro, era él el que llevaba las llaves, el segundo era un hombre de aproximadamente 1.90 m de estatura, de complexión atlética, moreno claro, pelo negro, con camino por un lado, usaba anteojos de aro cuadrado, de traje oscuro y corbata, evidentemente exaltado, se presentó con nosotros y nos dijo:

“Mi nombre es Enrique Soto Urbina, director de Exensión Universitaria de la Universidad de San Carlos de Guatemala, me acompaña el licenciado Aldana, nuestro Asesor Jurídico, venimos a levantar un acta y a informarles que desde este momento estas instalaciones quedan cerradas. No sé quienes son ustedes pero sé que están usurpando y haciendo uso sin ningún permiso de una propiedad de la Universidad de san Carlos. Como director de Extensión les ruego que desalojen inmediatamente este recinto.”

Nosotros nos quedamos helados, no sabíamos qué responder, lo que recuerdo es que, tratando de romper el hielo, me presente ante él y le di la bienvenida a La Galera, presenté a los otros personajes que nos acompañaban, le di una media explicación de lo que hacíamos. Traté de informarle que no sabía lo que había pasado con el contacto que teníamos, que existía un documento firmado por el Lic. Angel Ramiro Ramírez exdirector de Extensión Universitaria, en el cual él nos otorgaba por tiempo indefinido esas instalaciones para uso de actividades artísticas, especialmente teatro.

Soto Urbina nos indicó que él desconocía la existencia de ese documento y que su único interés en ese momento era recuperar un bien de la Universidad que estaba usurpado en ese momento. Erwin Golib se presentó y le informó que él era abogado y notario por la USAC y que era estudiante en los talleres de poesía de La Galera, que lo que hacíamos allí era una labor cultural, sin fines de lucro, que sería interesante que antes de desalojarnos viera con sus ojos lo que se hacía. Lo ivitamos a que conociera el interior de La Galera, le informamos sobre los fines de semana culturales y las demás actividades.

La visita del Dr. Soto Urbina se extendió por mas de tres horas. Le dimos una serie de argumentos, le dijimos que nuestra labor cultural, de alguna manera, representaba en parte el eslógan de la Universidad ,“Id y ensañad a todos”. Él sonrió y nos preguntó si alguno de nosotros, además de Erwin, era profesional o estudiaba en la universidad, yo le informé que trabajaba como maestro y que estudiaba Arqueología en la Escuela de Historia, le dije que a nuestros cursos llegaban estudiantes de Arquitectura, de Humanidades y de Derecho. Soto Urbina y el asesor jurídico nos pidieron que los dejáramos un momento en privado, después de unos 15 minutos nos informaron que tratarían de localizar el documento del que les habíamos informado. Nos preguntaron quién de nosotros podría ser el representante para que nos pudieran hacer saber la decisión que tomaría la Universidad. Por ser Edwin abogado y notario decidimos que él nos representaría. Podríamos quedarnos en La Galera hasta que se tomara una decisión.

Pasaron los días y las semanas, nos reunimos muchas veces con Soto Urbina, algunas veces en el edificio de la Biblioteca, otras en el Paraninfo. Llegamos a conocerlo bien y a confiar en su palabra, al menos yo podría decir que se trataba de un profesional comprometido con su cargo y con la filosofía de la Universidad. Finalmente llegamos al acuerdo de que nos trasladaríamos al edificio del antiguo Laboratorio de Anatomía, de la antigua Facultad de Medicina de la zona 1, así La Galera paso a formar parte del Centro Cultural Universitario con el nombre de Espacio Cultural La Galera.

Soto Urbina necesitaba un director del Centro Cultural Universitario y Erwin Golib fue la persona ideal para llenar ese vacío.

En diciembre de 1980 empezamos a planificar las actividades del Centro Cultural Universitario. Nosotros, con La Galera, iniciamos con una exposición de afiches de la actividad teatral de Guatemala en los últimos 20 años. A inicios de ese mismo mes Soto Urbina y Erwin Golib me ofrecieron trabajar directamente para el Centro Cultural Universitario (CCU), como asistente técnico artístico. Se tenía planificado que a partir de enero de 1981 se iniciarían las actividades del lugar. Mi respuesta fue afirmativa y me incorporé de inmediato a la planificación de lo que sería el Proyecto Cultural de Extensión Universitaria. Comenzamos con el remozamiento del edificio, se contrató a un jardinero y personal de limpieza, ya que el Paraninfo estaba en casi total abandono. A inicios de enero se iluminó la fachada principal del Paraninfo y el proyecto estuvo a mi cargo.

Se planificaron actividades culturales que incluyeron cursos y presentaciones de obras de teatro, cursos de títeres y máscaras desarrolladas por La Galera y el TAU , danza moderna y contemporánea, guitarra, canto, locución, etcétera. Se presentaría además el proyecto de creación de la Marimba Universitaria y la incorporación a las actividades de la Estudiantina de la USAC, la Asociación Coral El Derecho, entre otras.

Pensamos en realizar una conferencia de prensa en la cual se informaría sobre los nuevos planes del CCU. Esta conferencia se realizaría el jueves 29 de enero de 1981 a las 19:00 horas en el salón del TAU (segundo nivel del edificio de la antigua Facultad de Medicina de la zona 1, a la izquierda si se accede por la puerta principal). Se convidaron a todos los medios de prensa y a todas aquellas instituciones y personajes involucrados en el quehacer artístico del país a un cóctel cortesía por parte del CCU. Se imprimieron invitaciones y se enviaron.

El 28 de enero todavía estaba en discusión quiénes estarían en la mesa principal, se invitó al Lic. Varela, encargado de deportes de la USAC, a Zoila Portillo, representante del TAU, Erwin Golib estaría presidiendo la conferencia y otras personas más cuyos nombres no recuerdo.


Continuará.

Francisco De León

Arqueólogo, antropólogo forense, ambientalista, teatrista e investigador. Residente en Suecia desde el 2003 donde ha trabajado en temas de medio ambiente, antropología social y consultor de proyectos de migración para las municipalidades y la dirección del mercado de trabajo sueco. Excatedrático de la USAC y actualmente profesor invitado para las universidades de Uppsala y Gotemburgo.

Memorias de un viajero

13 Commentarios

douglas vasquez 17/11/2017

Mi apreciado Pancho; leer esas lineas de tu relato, no deja de causar un profundo escalofrió, no solo por esa sincronicidad de acontecimientos que te separaron pór milímetros de ser una cifra mas de ese infausto acontecimiento; también sacude la cordura, rememorar esos padeceres que nos tocaron a los que fuimos estudiantes de ese momento; ese espanto, que muchas veces nos condujo como dijo el literato «del pánico al ataque» Oh dolor!

america arminda torres moya 16/11/2017

un relato agradable, una pluma clara y precisa…adelante con la segunda parte…

M.l 22/10/2017

Muy buen relato. Espero la continuación.

Luis Pedro 21/10/2017

Excelente.

J.G. 20/10/2017

Cuantas experiencias convertidas en relatos, gracias amigo por compartir tus memorias con nosotros los lectores. Te seguiremos en tus recuerdos.

Silvia Juárez 20/10/2017

Parte de la triste y sangrienta historia de nuestra querida Guatemala, excelente relato amigo.

Elias Fernando Monterrosa 19/10/2017

maestrisimo muy bueno el relato espero la continuacion pues es muy interasnte, ya que siempre te gusto la actuacion.

luis escobedo 19/10/2017

Un día triste el de la noche sangrienta… Como un sol teñido por la tarde… Los que llevamos memorias también tenemos lomos y lenguas doloridos…

Agradezco al Señor Escondido que ye yenga con alientos y pueda saberse de tus días. Saludos fraternos, Pancho querido

Irma de Pinto 19/10/2017

Por el título de este capítulo, me quedó un sabor a suspenso; espero la continuación. Abrazos hermano

Patty 19/10/2017

Espero con mucha inquietud, la continuación de este relato,Saludos Francisco.

Josué Sotomayor 19/10/2017

Saludos, hermano. No sabia que nuestro grupo llego al dirigir el Centro Cultural Universitario…

Thelma Porres 19/10/2017

Desconocía esta faceta tuya. Muy interesante lo que cuentas del rescate del teatro en la USAC y el Paraninfo. Espero la continuación…

Julio César Santos 18/10/2017

Muy interesantes sus textos que nos enseñan de primera mano la historia del teatro en Guatemala. Gracias mil.

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