O salvamos el lago de Amatitlán o… muerte súbita

Roberto Ganddini | Para no extinguirnos / ESPIRAL

Es triste ver cómo empresas tiran los residuos de fosas sépticas a río Villalobos, cerca de Santa Inés, San Miguel Petapa un río que desemboca en el lago de Amatitlán.

Muchos de nosotros recordamos cuando nuestros padres nos llevaron al lago de Amatitlán y era una verdadera alegría, pues contaba con todo lo bueno para pasar un fin de semana agradable. Los peces (mojarras) provenían del propio lago, se podía nadar, cruzar en lancha y almorzar, cuando uno quería estar más lejos del lago se iba al río Michatoya. Para pasar momentos agradables, ya de mayor recuerdo que en lancha íbamos a esquiar, o al menos intentar, ya que eran unos minutos los que nos sosteníamos en los esquís. Pero al caer al agua era agradable nadar y alcanzar la lancha. Todo era alegría.

La conciencia de las personas está totalmente desaparecida. No es que tengan poca conciencia es que no tienen ninguna, más que nada sobre el daño que se hace al contaminar ríos y lagos de nuestro país. Hay una imagen que puede ser captada por algún ciudadano consciente, pero hay miles de actitudes como estas de tirar una serie de contaminantes a los ríos que nunca pueden ser captadas.

Una fosa séptica es un artilugio para el tratamiento primario de las aguas residuales domésticas. En ella se realiza la separación y transformación físicoquímica de la materia orgánica contenida en esas aguas. Se trata de una forma sencilla y barata de tratar las aguas residuales y está indicada (preferentemente) para zonas rurales o residencias situadas en parajes aislados, y sustituir con ventaja a las llamadas letrinas de hoyo. Sin embargo, el tratamiento no es tan completo como en una estación depuradora de aguas residuales.

Las empresas que se dedican a la limpieza de fosas sépticas tendrían que contar con un permiso especial, el cual incluya la planta de tratamiento para estos desechos, pues no se les puede ir tirando por allí en cualquier parte.

Una planta de tratamiento elimina hasta un 95 % de los contaminantes del agua residual, produciendo un efluente limpio, no contaminante, que puede ser descargado directamente a una corriente de agua, en un pozo de absorción o puede ser reutilizado en riego, lavado y demás usos.

El tratamiento de aguas y las plantas de tratamiento de agua son un conjunto de sistemas y operaciones unitarias de tipo físico, químico o biológico, cuyo objetivo es eliminar o reducir la contaminación o las características no deseables de las aguas, bien sean naturales, de abastecimiento, de proceso o residuales.

La finalidad de estas operaciones es obtener unas aguas con las características adecuadas al uso que se les vaya a dar, por lo que la combinación y naturaleza exacta de los procesos varía en función tanto de las propiedades de las aguas de partida como de su destino final.

Debido a que las mayores exigencias en lo referente a la calidad del agua se centran en su aplicación para el consumo humano y animal, estos se organizan con frecuencia en tratamientos de potabilización y tratamientos de depuración de aguas residuales, aunque ambos comparten muchas operaciones.

El video tomado por un ciudadano consciente y que se propagó en las redes sociales refleja la falta de cultura en el tema ambiental. Las empresas se crean con único fin lucrativo, no con el de beneficio social, aunque tengan sus ganancias naturalmente, pero no a costa de la destrucción de nuestros lagos y ríos. El Ministerio de Ambiente, AMSA y otros grupos ambientales deben vigilar estas conductas y sancionar severamente a quienes comenten esos delitos, que ya no solo son ambientales sino también sociales, pues perjudican a un sinnúmero de familias y a la sociedad en sí.

Si queremos salvar el lago estaríamos a tiempo si las prácticas que se utilizan en la cuencas son diferentes y en beneficio del ambiente.

Actualmente tenemos un ministro de Ambiente, que la propia Universidad de San Carlos ha pedido su destitución, por no tener formación en el aspecto ambiental. Entonces, si nuestras propias autoridades gubernamentales, no tienen conciencia de la protección del medio ambiente, cómo vamos implementar medidas que contribuyan a ello.

Hay que buscar a las personas idóneas para dirigir estos programas y sensibilizar a la población, especialmente a las empresas que son las causantes de tanta contaminación en todas las cuencas del país, pero especialmente en la del lago de Amatitlán, para que sus prácticas sean amigables al ambiente.

Es necesario tomar acciones ya, de lo contrario tendremos un gran pantano en lugar de un hermoso lago.


Fotografía principal tomada de Prensa Libre.

Roberto Ganddini

Actualmente trabajo en la Universidad de San Carlos donde soy el Director Administrativo del Centro Universitario Metropolitano (CUM). De formación Agrónomo y con estudios en administración y Economía. Así como un diplomado de Desarrollo sostenible y prevención de desastres (FLACSO). Dentro de los diversas actividades escribo para el periódico de la Universidad de San Carlos especialmente sobre problemas de medio ambiente. Pero también de carácter social y coyuntura actual. Así como problemática interna de la USAC.

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