-Jaime Barrios Carrillo / TABLAS–
El 28 de febrero de 1984, la actriz, directora de teatro y notable administradora cultural Norma Padilla, salía de una actividad cuando fue embestida por un carro que pareció salir de la nada. Los victimarios huyeron, aprovechando cobardemente la oscuridad y nadie sabe aún nada de ellos. Lo único certero es que eliminaron a una de las grandes teatristas que ha dado el país. Las fuerzas de seguridad y los fiscales del sistema judicial no lograron, y en realidad nunca quisieron, dilucidar la identidad del conductor del automóvil, aunque testigos habían recogido información suficiente y exacta del vehículo. Eran los años del conflicto armado interno cuando todo podía pasarle a un ciudadano o a una ilustre ciudadana como Norma Padilla.
Muy joven comenzó siendo discípula de María Solá de Sellarés, catalana llegada al país a enseñar un teatro moderno, basado en la condición humana. Desde entonces fue vital para Norma el entorno y la historia envuelta en la realidad abierta a sus heridas.
Como actriz tenía un encanto escénico que atrapaba de inmediato la atención y entusiasmaba al resto del elenco. La veo en el montaje de La casa de Bernarda Alba, dirigida magistralmente por Hugo Carrillo, y que impactó al público guatemalteco acostumbrado a comedias ligeras. Hugo y Norma estaban unidos por lazos casi cósmicos, no pocas veces controversiales, llenos ambos humanidad y de talento.
Mas el movimiento teatral en Guatemala tuvo en ella no solo a la excelente actriz, sino a la productora incansable y a la funcionaria eficiente. Porque Norma era la generosidad sin ambages con los otros.
Contribuyó también a «nacionalizar» el teatro universal, a guatemaltequizarlo. Fundó el Teatrocentro en 1972 , con lo que marcó un hito en la historia de la dramaturgia del país, con obras de lenguaje contextualizado y renovador.
Otro gran aporte de Norma son las Muestras departamentales de teatro iniciadas en 1975. Una revitalización del movimiento teatral a nivel nacional, donde la capital se nutrió de la producción en el interior y la provincia pudo confrontarse con los procesos creativos y escénicos de la ciudad de Guatemala, en un intercambio sensacional sin precedentes.
Con la censura y persecución contra los teatristas durante los gobiernos militares, el teatro guatemalteco sufrió mucho. Manuel José Arce murió en el exilio y Miguel Ángel González, notable actor, fue asesinado a tiros por policías judiciales que irrumpieron en el Paraninfo Universitario cuando se desarrollaba un acto cultural. No se pudieron seguir haciendo los grandes montajes de teatro crítico y social de Hugo Carrillo. Paramilitares incendiaron las carpas del Teatro Municipal creado por Manuel Colom. Norma Padilla fue asesinada.
La escena quedó vacía por largos años y surgieron en cambio las comedias baratas con cómicos mediocres, un teatrucho sin contenidos como Los Huitecos, vulgar y hasta racista. Bretch decía que el teatro era el alma de un pueblo. Pero, ¿por qué será tan desalmada nuestra sociedad?
Fotografía tomada de Teatristas chapines.
Jaime Barrios Carrillo

Columnista, escritor, investigador, periodista nacido en 1954 y residente en Suecia desde 1981, donde trabajó como coordinador de proyectos de Forum Syd y consultor de varias municipalidades. Excatedrático de la Universidad de San Carlos, licenciado en Filosofía y en Antropología de las universidades de Costa Rica y Estocolmo.
6 Commentarios
Tuve la oportunidad de conocer a Norma. Extraordinaria mujer y una brillante actriz. Mi admiración eterna para ella; para ese talento tan genuino y cargado de tanta creatividad y profesionalismo. Tengo entendido que era comadre de María del Carmen Escobar, otra mujer de teatro. Jaime lo felicito por hacer este reconocimiento a una mujer excepcional.
Hasta ahora lo leo. Gracias Jaime por este (y otros) homenajes a mi madre que has escrito y publicado. En casa y en familia jamás la olvidamos, pero es bueno y reconfortante que otros también la recuerden y reconozcan.
Lindo recuerdo de mi madre, le mostré la foto a su nieta menor, mi hija, Norma Carrillo, muy potosina, muy mexicana con orgullo. Mi madre sería feliz con sus tres nietas
Excelente !!!
Gracias Carlos por tu comentarioy tus recuerdos de Norma.
Excelente reseña mi querido Jaime. Para los que como yo hicimos teatro comprometido con la lucha se nuestro pueblo «Agit Art» a como dicen los entendidos en teatro; como olvidarnos de Norma Padilla quien fur uno de nuestros apoyos e inspiradores para seguir con el Circo de Humanidades o con el Teatro La Galera. Seguimos necesitando guatemaltecos que como Norma, se identificaba con las causas populares, pero a la hora de quele presentaremos algún nuevo proyecto; siempre nos exigia que este estuviera lleno de calidad escenica. Un gran abrazo hasta el infinito para Norma.
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