Matheus Kar | Literatura/cultura / BARTLEBY Y COMPAÑÍA
El rey Midas fue condenado a convertir todo lo que tocaba en oro. A nosotros los guatemaltecos nos condenaron de la misma forma. Solo que de nosotros se apoderó el espíritu del excremento: todo lo que tocamos lo hacemos…
El otro día, leí en alguna parte (¿una revista, un diario, un volante o la página de algún netcenter?), «yo no voté por ese idiota», refiriéndose, claro está, a Jimmy Morales. Lo cual me hizo pensar en las posibles implicaciones y móviles de tal declaración. Luego de reflexionar, estas son algunas posibles respuestas:
- El sujeto que escribió eso intenta deshacerse de la culpa y, por consecuencia, señalar a otros.
- Ha de creer que por votar es un idiota, entonces intenta aclarar que no lo hizo. Por el contrario, la redacción de semejante artículo lo delata más que haber votado por JM.
- Posiblemente no votó por Morales pero vaya que sí votará por la Aldana, o cualquier otro gallo de D. Gutiérrez. Solo retrasó el señalamiento y la culpa.
- Es la subestación de algún netcenter, y no lo sabe.
- Es un mal ciudadano. No sabe que para fundar una sociedad, todos debemos tomar parte, tanto de los aciertos como de los desaciertos. Inmadurez civil, le llamo.
- De seguro no tenía nada sobre que escribir y escribió eso.
- Porque teme encontrar similitudes entre él y Morales.
Buscar culpables no nos hace inocentes. Y denigrar a otros no nos hace mejores. Como diría David Lynch en su mítica Twin Peaks: «En una ciudad como esta, nadie es inocente».
En el 2015 nos hicieron gol cuando votamos por Morales y lo elegimos como primer mandatario. ¿Saben por qué? No lo elegimos por ser el menos peor, «ni por corrupto ni ladrón». Fue por algo peor: porque se parece a nosotros. O, al menos, a nuestro ideal del yo. Díganme si acaso las aspiraciones de la mayoría de la población no son 1) ser famosos (aunque sea por 5 minutos), 2) jóvenes y 3) socialmente aceptados. ¿Y acaso los políticos 1) viejos, 2) desconocidos y 3) rechazados socialmente (corruptos y ladrones) no son lo contrario a nuestro ideal del yo?
El «ideal del yo» es aquello que quisiéramos llegar a ser o aquello que una colectividad cree necesario llegar a ser. El anhelo del idealizante es llegar a ser la perfección perdida: la omnipotencia experimentada ante el amor incondicional de los padres. Al parecer, vertimos nuestros ideales cada cuatro años en un candidato y bloqueamos sus defectos (el menos peor) para no ver la realidad. La conciencia moral cesa de intervenir en cuanto se trata de algo que puede ser favorable al objeto idealizado, y en la ceguedad amorosa se llega hasta el crimen sin remordimiento: el objeto ocupa el lugar del ideal del «yo». Desde luego, así deviene la idealización. Sirve para sustituir un ideal propio y no alcanzado del yo.
Lo insólito es que jamás alcanzaremos ese ideal (ni el político) mientras no renunciemos a nuestras pasiones: restituir el amor incondicional de nuestros primeros cuidadores perdido en la infancia. «La masa quiere ser siempre dominada por un poder ilimitado. El padre primitivo es el ideal de la masa, y este ideal domina al individuo, sustituyéndose a su ideal del yo», concluye Freud. Nadie accede al poder sin el permiso de nuestros ideales (malversados por las pasiones).
Esta es una tentativa para explicar un extraño fenómeno: celebridades ocupando puestos que por ética le pertenecen a políticos de oficio.
Hay que acabar con esos círculos viciosos y buscar ser libres. Como aclaró Erich Fromm, en El corazón del hombre, al declararse alternativista cuando le preguntaron si el hombre es libre: el hombre es libre toda vez logre conocer sus pasiones, que son los verdaderos motivos de todo lo que hace y elige.
Imagen principal tomada de Bites Factory.
Matheus Kar

(Guatemala, 1994). Promotor de la democracia y la memoria histórica. Estudió la Licenciatura en Psicología en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el II Certamen Nacional de Narrativa y Poesía «Canto de Golondrinas» 2015, el Premio Luis Cardoza y Aragón (2016), el Premio Editorial Universitaria «Manuel José Arce» (2016), el Premio Nacional de Poesía “Luz Méndez de la Vega” y Accésit del Premio Ipso Facto 2017. Su trabajo se dispersa en antologías, revistas, fanzines y blogs de todo el radio. Ha publicado Asubhã (Editorial Universitaria, 2016).
4 Commentarios
En el dintel del templo de Dionisos en Efeso, (y creo que también en Delfos), se lee: Todo con medida y Conócete a ti mismo. Muy iluminador el análisis. Creo firmemente en el inmenso valor científico y humano del pensamiento de Freud. Las pulsiones inconscientes gobiernan al hombre a menos que… las conozca y las oriente a favor de su perpetua humanización, su perfectibilidad.
No le encuentro ni pies ni cabeza a este absurdo análisis, sin el afán de ofender debería de dedicarse a otra cosa, pero al análisis no, no tiene ni la más mínima idea de lo que escribe y lo que piensa !!!!!!!
El analfabetismo político es en un algo porcentaje, el responsable de las decisiones que se toman en política. Ni la escuela, ni la secundaria, dedican una sola lección a formar políticamente. Una cosa es la cívica, conocer las instituciones, algunos símbolos, historia Patria… todo para memorizarlo y devolverlo en un examen, y lo otro muy distinto es conocer los hilos del poder y el impacto que tienen en la vida cotidiana de cada ciudadano. Claro que lo que menos conviene a la clase política dominante es que la gente abra los ojos. Gracias Mateo por confrontarnos en ese espejo donde se refleja nuestra desnudez.
El poder está en nosotros (el pueblo)…, pero nunca estamos conformes con lo que tenemos y, nos dejamos llevar por la voz popular, a causa de la desinformación en la que nos encontramos… No se lograr poseer una opinión propia y crítica, acerca de la realidad en que vivimos. Estamos acomodados.
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