Niñez = muerte

-Claudia Navas Dangel / ORDINARIA LOCURA

Según datos de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, el año pasado 111 niños murieron por desnutrición aguda, una cifra espeluznante. Sin embargo, el secretario de esta cartera anunció que los casos de desnutrición en 2017 disminuyeron en un 10 por ciento. Y sí, seguramente antes eran más las muertes por este tema, a mí igual me queda la duda de las mediciones que hacen al respecto. Lo cierto del caso es que hablar de logros como este, cuando se trata de vidas y sobre todo cuando se sabe que las dependencias que deben velar por el tema no ejecutaron el presupuesto a cabalidad, es un crimen.

Solamente el 77 por ciento del presupuesto establecido en el Plan Operativo para combatir la desnutrición se ejecutó, eso a pesar de que desde 2013 se ha reducido en Q 287.8 millones la inversión para este problema.

Si a esto sumamos la escasa y a veces nula atención de los centros de salud, especialmente en áreas rurales, las cifras de muertes de niños seguramente aumentan, no solo por casos de desnutrición.

En síntesis, en Guatemala, ser niño, adolescente, nacer, es en realidad estar con un pie en la tumba, ya sea por temas de atención médica, por falta de medicamentos, por la violencia en todas sus manifestaciones (siete de cada diez muertes violentas de menores de edad son por arma de fuego, solo el año pasado 942 niños y adolescentes murieron violentamente), por negligencia, por esa falta de responsabilidad, de humanidad que tienen quienes apuestan por puestos políticos.

No supervisar que las entidades destinadas a atención médica trabajen, no ejecutar el presupuesto, no atender el llamado de abuso de un niño o niña son delitos enormes, las leyes son claras en ese sentido, pero la justicia no se aplica a todos los que de una u otra forma contribuyen a que esto, que no es más que corrupción, se perpetúe en el país.

Claudia Navas Dangel

Periodista, mamá, catedrática de periodismo y literatura. Lectora y redactora nocturna de algo parecido a los cuentos, gestora cultural, comunicadora y gatera.

Ordinaria Locura


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