Mujeres

-Luz Lescure / LUCES

Basándome en el hecho de despertar curiosidad para generar el diálogo de altura, me arriesgo a ser mal interpretada y a tirar al viento las siguientes consideraciones.

Hace unos días leí, con gran aprecio, una columna publicada en gAZeta y quisiera expresar que, aunque mantengo «mi corazón del lado izquierdo» y me considero defensora a ultranza de los derechos de la mujer, hay algunas cosas con las que difiero con dicho artículo.

Primero que todo, no considero que estemos construidas solamente para el placer erótico, creo que somos mucho más que eso y mientras no lo aceptemos, seguiremos siendo un simple objeto del deseo carnal. Nos convertimos a nosotras mismas en material de desecho.

Y vaya, el tan renombrado derecho a usar minifalda y tacones altos, sabemos ya, a estas alturas, que en esas incómodas prendas no podemos andar, ni defendernos, ni correr siquiera. Son altamente machistas. Dicen algunos científicos que los tacones altos, y sobre todo las plataformas, dan a la mujer esa sensación de inseguridad y fragilidad tan apreciada por el macho de nuestra especie, quien así se siente en control y superioridad. No las usamos para nuestro propio placer, las usamos para despertar en los demás el deseo. ¿Es por la inconsciente reproducción de la especie?

Creo que en varios puntos la escritora tiene razón, sobre todo en el hecho de que a la mujer, en esta sociedad dominada por hombres, no se le da su espacio necesario ni se aprecia en totalidad su hermosa sexualidad. Pero vamos, a estas alturas del partido yo pensaba que estábamos de acuerdo en que no somos solamente un objeto reproductivo desechable. Somos mucho más. Y me parece que el artículo está construido con base en una contradicción fundamental. Es como aquello de: «no me defiendas, compadre».

El mencionado artículo, escrito con buenas intenciones seguramente, rebaja a nuestros congéneres hombres pues no todos piensan igual, ni nos ven de la misma manera. Hay muchos hombres que sufren, que la pasan mal en esta sociedad desigual. Que quisieran, desde el fondo, que todos fuéramos iguales en este tema.

¿Y cuál es la solución de la escritora? Nos expresa una queja terrible, muy conocida, pero aparentemente sin solución otra que las mujeres tomen las riendas de la sociedad y amigos, ya sabemos, a estas alturas, que en esto estamos todos metidos, hombres y mujeres por igual.

¿Y qué de la reproducción de la especie? Algunos científicos piensan que la vida se dará de todas maneras, que las especies se adaptan y siguen su curso, ¿será verdad? No sabemos en realidad cómo se dará esto de la sexualidad en el futuro. Lo cierto es que nuestra mentalidad está evolucionando y que, aunque tome centurias, no seremos los mismos seres que salieron de las cavernas a estas nuevas cuevas de cemento y aire acondicionado. Entiendo que este tema es muy controversial y que las mujeres, cuando de sexualidad se trata, nos volvemos unos seres raros, pues históricamente no se nos ha dado el lugar que merecemos.

Ojalá dialoguemos más al respecto desde un punto de vista respetuoso e intelectual.

Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de post-grado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.

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