Ruth del Valle Cóbar | Política y sociedad / HILANDO Y TEJIENDO: MEMORIA Y DERECHOS HUMANOS
Emma y Marco Antonio serán personajes inolvidables en nuestra Guatemala, al igual que doña Emma, Lucrecia, Eugenia y Don Carlos, a quien la tristeza se lo llevó antes de escuchar la sentencia de la justicia. Una familia fundamentalmente integrada por mujeres que no cejaron en su empeño de lograr justicia.
Por años guardaron silencio, dolor y esperanza; sentimientos mezclados frente a la impunidad y el cierre de puertas que les ha negado el derecho a saber el paradero de Marco Antonio, a quien elementos militares se llevaron de su casa, arrancándolo de las manos de su madre, el 6 de octubre de 1981, en venganza porque su hermana Emma se había escapado de la zona militar de Quetzaltenango, donde había estado secuestrada por 9 días, durante los cuales fue sometida a torturas, violación sexual y privación de alimentos.
Después de muchos años, en 2016 fueron identificados y detenidos varios militares de alto rango; fue hasta marzo de 2018 que inició el juicio oral y público; el tribunal C de mayor riesgo, encabezado por el juez Pablo Xitumul De Paz, los condenó el 23 de mayo, absolviendo a uno de ellos.
Hugo Zaldaña, Manuel Antonio Callejas y Benedicto Lucas García fueron condenados a 58 años; Francisco Gordillo a 33 años. Edilberto Letona fue absuelto por considerar que su rango no le permitió tomar las decisiones sobre la tortura y violación sexual de Emma, o la desaparición forzada de Marco Antonio.
Estas cuatro mujeres han sufrido un verdadero calvario, no solo buscando a Marco Antonio, sino tratando de recomponer sus vidas; la de Emma, además, terriblemente destrozada por la tortura, y la culpa de creerse responsable de la desaparición de su hermano, por no haber muerto a manos de sus torturadores.
En su búsqueda de justicia pasaron por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que fue el tribunal que le abrió las puertas a la justicia; sin embargo la Corte solo condena Estados, por lo que el Estado de Guatemala fue condenado a pagar una reparación económica, un acto público de reconocimiento de la responsabilidad del Estado, investigar la desaparición de Marco Antonio y a realizar otros actos para reivindicar su memoria, como el nombramiento de una escuela (que se encuentra en el asentamiento Mario Alioto López, en Villa Nueva), entre otras cosas. Hay cosas que el Estado no ha cumplido, como lograr un procedimiento para “la declaración de ausencia y presunción de muerte por desaparición forzada”, aprobar la ley 3590 para crear la “Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas”, así como encontrar los restos de Marco Antonio y devolverlos a la familia.
Durante el proceso judicial en Guatemala, la familia tuvo que enfrentar obstáculos legales, insultos, descalificación, acusaciones de que solo les interesaba el dinero. Todo ello eran actos desesperados de sus victimarios o de sus seguidores, en el afán de desprestigiarlas y pretender botar sus esfuerzos por la justicia.
Pasaron muchos peritos y testigos dando sus palabras, uniéndolas a la verdad de Emma y su familia.
Este ha sido un camino heroico, de pies descalzos sobre chayes y brasas; nos ha hecho volver al pasado, al dolor, a la angustia, al sufrimiento. Pero nos trajo esperanza en la vida, en la justicia; el Tribunal C nos hizo ver que se puede hacer justicia, que puede enfrentarse la impunidad y la prepotencia de seres viles que torturaron y violaron a muchos y muchas guatemaltecas, entre ellas a Emma; que desaparecieron niños, como Marco Antonio; que seguramente asesinaron también a muchas otras personas.
Para terminar de callar a los detractores, la familia no pidió un centavo (aunque tenían todo el derecho de hacerlo) y se centró en medidas de reparación que eduquen para que Nunca Más sucedan este tipo de hechos, para que la gente sepa lo que pasó y pueda evitar que se repita. A partir de ahora, el 6 de octubre se conmemorará el Día Nacional de la Niñez Desaparecida.
La búsqueda de Marco Antonio o sus restos sigue, porque no hay que descansar hasta encontrarlo.
Nada pudo contra ellas, porque -parafraseando a Otto René Castillo- esa avalancha del amor, ese rearme humano en sus más nobles estructuras, es un reflejo de la fe del pueblo en la sola potencia de sus manos.
Dedico a la familia Molina Theissen esta frase de Otto René, que también está en la lápida de mi hermano, Julio César del Valle Cóbar, con quien Emma compartió sueños e ilusiones: “Nada podrá contra la vida, porque nada pudo jamás contra la vida.”
Fotografía tomada de Prensa Libre.
Ruth del Valle Cóbar

Feminista, defensora de derechos humanos, investigadora social, constructora de mundos nuevos. Ha pasado por las aulas universitarias en Ciencia Política, Administración Pública, Psicología Social, Ciencias Sociales. Transitado del activismo social al político, incluyendo movimientos sociales, organizaciones sociales, entidades gubernamentales y del estado.
3 Commentarios
Aún sabiéndome exenta del sufrimiento y el dolor de lo que significa una guerra y sus consecuencias por ser costarricense, hoy deseo expresar mis respetos para Dña Emma y Lucrecia que orgullosa conozco y he seguido su caso y me solidarizo por amor a la justicia y les digo confio que la paz se encienda en sus almas para seguir adelante, porque su ejemplo marca la historia de Guatemala y será perenne el ahínco y el amor por Marco Antonio que supera el dolor.
Hermanas y compañeras de ideales, de sueños y de luchas… uds saben cuanto nos une y de qué manera… No tengo palabras… solo mi aprecio, admiracion y cariño.. y ya Ruth lo dijo.. seguimos en el mismo camino… «con mas luces ahora… de la esperanza..!!! Por Marco A, Rudy, Estuardo, Ileana, Patricia, Lionel… y miles mas.!!!!
Gracias, querida Ruth, sos parte de este logro de justicia con tu valioso y valiente testimonio durante el juicio oral y público. Abrazos fraternos.
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