Carlos Juárez | Política y sociedad / CLANDESTINO Y ARTESANAL
La segunda entrega de los discursos que circulan en el país, se enfoca en el ámbito social y electoral, principalmente porque la época permite que ideas falsas se propaguen en la población sin fundamento alguno.
En todo caso, la idea es tratar de presentar mis argumentos personales para calificar de falso un discurso, sin embargo, en todo momento el diálogo debe prevalecer, por lo cual, todos aquellos defensores de estos discursos, que consideren tener posiciones distintas, por favor compartirlas para nutrir un diálogo objetivo.
4. El perdón y olvido nos llevará al desarrollo
En el marco de las iniciativas de ley que pretenden impunidad para delitos del conflicto armado interno, este discurso ha sido la bandera de impresentables diputados y candidatos a cargos públicos en las próximas elecciones. El principal argumento sostiene que solicitar justicia para esos delitos es mantener vivo el conflicto armado, indicando que esto impide plantearnos una agenda de desarrollo para todos.
Una total desfachatez, dirigida principalmente por aquellos personajes y grupos con responsabilidad en los hechos del pasado. Su solicitud de amnesia social descansa también en el hecho de que, de conocerse estos sucesos, les impediría seguir participando en espacios de toma de decisiones, desde donde se han enquistado para perpetuar el sistema de corrupción y saqueo de los recursos públicos.
Ligar el perdón y olvido al desarrollo nacional es una locura, pues conocer el pasado impide que las personas permitan el saqueo de recursos públicos, la corrupción, el nepotismo y todos los grandes problemas que Guatemala posee desde hace mucho tiempo.
Siempre nos ponen como ejemplo los países más desarrollados del mundo como Alemania, Estados Unidos o Japón, una total contradicción, pues allá las víctimas de las diferentes guerras son dignificadas en todo momento, ya que esas naciones han identificado en esos sucesos causas que no deben repetirse jamás, y el castigo y condena social como la vía para no revivir esas épocas.
5. Guatemala necesita otro Ubico
Con nostalgia recuerda cierta parte de la población los tiempos del gobierno de Jorge Ubico, uno de los dictadores más emblemáticos de la época prerrevolucionaria de Guatemala.
Constantemente se escucha a alguien casi suspirar por el «orden» y «disciplina» que se vivieron durante esa época. Las personas no pueden evitar hacer referencia al clima pacífico que se respiraba por aquellos días.
Todo esto motivado por la inseguridad y los altos índices de criminalidad que se viven actualmente. Las guatemaltecas y guatemaltecos ya no pueden concebir un solo día sin conocer una historia trágica en las noticias, los días pasan y la violencia aumenta, mientras nuestra capacidad de sorprendernos e indignarnos disminuye lentamente.
En ese contexto, es inevitable que la gente piense que la respuesta es un dictador sanguinario, aquel que solamente mataba a gente que se «metía en cosas». Trasladan sus pensamientos hacia los delincuentes y pandilleros que hoy en día nos mantienen de rodillas, y olvidan que ese poder ilimitado que se arrogan los déspotas, también llega a todos aquellos que mínimamente se atreven a expresarse sobre las formas utilizadas por quien dirige el país.
Se olvidan, también, de que ese mismo dictador fue el encargado de reprimir las libres emociones humanas, eliminar la libertad de emisión del pensamiento y abolir la separación de poderes. Una situación eminentemente peligrosa para cualquier sociedad.
Por último, no es necesario trasladarse a tantos años atrás para ver los efectos de una dictadura, hoy en día tenemos, ahí nomás, en Nicaragua, un claro ejemplo de lo dañino que puede ser depositar, en una sola persona, por tantos años, el poder pleno y absoluto para dirigir un país.
6. El empresariado sostiene al país
Lema de campaña política de siempre. Es uno de los argumentos que nos han querido grabar en la memoria, sobre todo aquellos candidatos que tienen el apoyo de ese sector.
En ese sentido, es importante aclarar que el sistema democrático guatemalteco permite que cualquier persona, organizada en un partido político, pueda participar para la Presidencia de la República. Es en todo caso un derecho establecido en nuestra Carta Magna y que no debe limitarse a nadie.
Por eso, si un candidato político representa a este sector, es totalmente válida su participación y quienes se identifiquen con ese candidato están en toda su libertad de votar por ella o él.
El tema es cuestionable cuando su principal propuesta es dar movimiento a la economía, liberar los obstáculos y aranceles a las grandes corporaciones, y otorgar exenciones fiscales a quienes poseen deudas tributarias. Acá empieza a ser cuestionable todo, pues se busca beneficiar, aún más, al poder económico tradicional, que de por sí ya es muy fuerte.
Su propuesta llama a la libertad de consumo y de oferta, olvidando que los sectores acaudalados son los responsables de las mayores evasiones fiscales que se conozcan, defraudando los ingresos públicos y, por ende, a toda la población guatemalteca.
Además, se atreven a decir que es el empresariado el que sostiene el país, una mentira que busca generar la simpatía de la ciudadanía desinformada y que está urgida de un empleo digno que le permita sobrevivir en esta nación.
Habrá que preguntarle a los connacionales que se encuentran en forma ilegal en Estados Unidos y que arriesgan su vida para llegar allá para tener mayores oportunidades de desarrollo, si su aporte es por lo menos significativo para el país.
Por supuesto que sí, pues los migrantes, obligados por las condiciones guatemaltecas, y que ponen su fuerza de trabajo al servicio de los estadounidenses, son quienes continúan sosteniendo la nación a base de su sudor convertido en remesas acá en Guatemala.
Por eso es importante que la población se mantenga informada, pues la gran mayoría de candidatos se presenta como los ungidos para arreglar la situación nacional, lo cual no será posible en un periodo de cuatro años de gobierno.
Las guatemaltecas y guatemaltecos seguirán trabajando para poder solventar sus necesidades diarias, muchos no podrán detenerse a pensar en el contexto social que se vive en el país hoy en día, pero para aquellos que sí lo pueden hacer, el llamado es a convertirse en replicadores de análisis sobre el discurso político que se utiliza actualmente.
Nada empodera más a una sociedad que el acceso a la información y si esta además es analizada, los actos de la población repercuten en el cambio del sistema. Este breve aporte pretende, en todo caso, generar diálogo con quienes no estén de acuerdo en lo manifestado, pues el objetivo es, también, conocer las posiciones diferentes que tienen las demás personas, debatirlas y sobre todo respetarlas en el marco del derecho humano de libertad de expresión.
Carlos Juárez

Estudiante de leyes, aprendiz de ciudadano, enamorado de Guatemala y los derechos humanos, fanático del diálogo que busca la memoria de un país con amnesia.
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