Carlos Juárez | Política y sociedad / CLANDESTINO Y ARTESANAL
Con la convicción de que cada guatemalteca y guatemalteco deben ejercer su derecho de libertad de expresión, este servidor desea aportar el análisis propio a algunos de los discursos que circulan en la sociedad guatemalteca hoy en día.
1. Guatemala va en camino a ser la próxima Venezuela.
Nunca sucederá. Es importante tomar en cuenta que Guatemala no posee, para empezar, la misma posición geoestratégica en el mundo, no posee los recursos del país sudamericano y tampoco la cantidad de habitantes de aquel lugar. Sin embargo, el mayor obstáculo para que eso suceda no está en la derecha súper conservadora, sino en la izquierda guatemalteca difuminada en varias facciones, en la que cada una desvirtúa a la otra y en la que ninguna persona es digna de ser suficientemente izquierdista. Hoy en día, no conocemos un solo partido político que abiertamente se declare de izquierda y que tenga posibilidades de dirigir a Guatemala.
2. Estamos ante una intervención extranjera.
Discurso que ha cobrado fuerza desde la participación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala –Cicig– en procesos judiciales de alto impacto. Es válido para el análisis hacer referencia que no fue hasta el mandato del señor Iván Velásquez que este argumento fue utilizado. Generalmente viene acompañado de un llamado al nacionalismo y la soberanía. Es sumamente interesante que hasta que empresarios, políticos y personajes poderosos fueron afectados, todos izaron la bandera nacional. Nunca antes se había visto tal fervor nacional.
Acá es oportuno recordar que ese ente internacional fue solicitado por Guatemala, nadie nos lo impuso, al contrario, fue el mismo Congreso de la República el que, a través de un convenio internacional, hizo la solicitud a la Organización de las Naciones Unidas –ONU–.
Luces y sombras para la Cicig definitivamente que sí, pero jamás puede calificarse su actuar como el de una intervención extranjera, especialmente cuando los últimos acontecimientos, que llevaron a su no renovación, están ligados a la corrupción que desde el presidente Jimmy Morales se ha enquistado en el Estado.
3. Los derechos humanos solo protegen a criminales.
Inseguridad y delincuencia incesante, criminales de guerra juzgados por delitos cometidos en el pasado y un Estado inoperante son ingredientes que abonan para el predominio de esta falacia en Guatemala.
Los linchamientos son la clara manifestación de la desesperación que posee la población. El episodio más reciente nos presentó a dos presuntos asaltantes de taxis, quienes fueron aprehendidos por la población y, ante la mirada de los policías, fueron prendidos en llamas por los sujetos que se encontraban en el lugar.
Como era de esperarse, al poco tiempo se reportó la captura del principal encargado de prender en llamas a los supuestos ladrones y no se hizo esperar el rechazo popular. De inmediato aparecieron las campañas que instan a no grabar a un «héroe» que esté realizando justicia por su propia mano.
Es importante señalar que tanto la oficina del Procurador de los Derechos Humanos, como las organizaciones de derechos humanos, tienen la convicción de solicitar que se otorguen las garantías mínimas a quien sea sospechoso de un delito. Este pedido se hace en el sentido amplio, en ningún momento se busca abogar por una u otra persona, el pedido busca que nunca le sean irrespetados sus derechos a nadie, sin importar su sexo, raza o grupo social al que pertenezca.
La gran disyuntiva que lanzo a los promotores de la justicia por mano propia es la muy conocida: ¿qué pasará el día que te acusen a ti injustamente, y la gente, sin proceso de por medio, aplique esas medidas en tu contra?
Asimismo, es evidente que tales expresiones de violencia ciudadana también tienen su origen en el fallido sistema de seguridad y justicia. No deberían existir esas expresiones si el Estado garantizara que todo malhechor sufrirá el peso de la ley. Esto evitaría la justicia por mano propia, las personas tendrían el disuasivo del efectivo sistema judicial que los enviaría a la cárcel ante cualquier falta a la ley.
Es en todo caso, un conjunto de argumentos que no poseen un análisis profundo, sino que responden a una coyuntura convulsa, en la que aquellos generadores de opinión irresponsables utilizan para ganar la simpatía de la población de a pie que está cansada de sufrir día con día los embates terribles de la situación nacional.
Como he expresado anteriormente, es objetivo de quien escribe, intercambiar opiniones, conocer las de los demás y construir criterios con base en todas las perspectivas posibles.
Carlos Juárez

Estudiante de leyes, aprendiz de ciudadano, enamorado de Guatemala y los derechos humanos, fanático del diálogo que busca la memoria de un país con amnesia.
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