-AlenKa Tenas / HILOS DE TERNURA Y DE MEMORIA–
En estos últimos meses he recordado con frecuencia mis primeros años en la Universidad de San Carlos. Fueron años compartidos entre trabajo y estudios, pero también, una época de compañerismo entre estudiantes de diseño, arquitectura y algunos de comunicación, en medio de días largos también nos permitimos una que otra salida a bailar, y sí, en la lista de lugares también estaban las discos y cafés de ambiente gay.
Con mucha pena, reconozco que en esa época no entendía muy bien las particularidades de cada una de las literales LGBTI, solo sabía que mis compañeros eran jóvenes que estudiaban, trabajaban, tenían ilusiones y metas. Sueños, muchos sueños. Éramos amigos y entre nosotros siempre hubo cariño, complicidad, pero ante todo respeto.
Han pasado unos 20 años ya y han sido gratos los reencuentros que con algunos de ellos hemos tenido en medio de mesas de discusión de prevención de las violencias, cada quien aporta desde su espacio, con la convicción de que una Guatemala más justa es posible y que cada lucha suma y abre una brecha invaluable al debate y al andar de quienes nos sigan.
También he recordado amigas que ya no están con nosotros pues el odio, la discriminación y el miedo han inspirado sus horrendos asesinatos.
A lo largo de estos años fui entendiendo un poco mejor y sé qué literal de la LGBTI le corresponde a mi amiga, a quien conocíamos como «Pamela”, pero que en su carné de diseño decía “Julián”.
Ahora sé que la identidad es la vivencia interna e individual del género, que puede corresponder o no con el sexo asignado al momento de nacer, que las personas trans expresan su identidad de género de maneras diferentes. Algunas personas utilizan su vestimenta, comportamiento y gestos para vivir según el género que sienten, otras toman hormonas y pueden someterse a una cirugía para transformar su cuerpo con el fin de que coincida con su identidad de género.
Esa identidad no solo debe ser reconocida. No puede, bajo ningún argumento suponer la vulneración de los derechos más elementales de las personas que además de enfrentar la discriminación, rechazo de sus familias, de la sociedad, les es limitado el acceso a la salud, la educación, oportunidades de empleo, a una vida digna y hasta el ingreso al servicio sanitario en lugares públicos, centros comerciales y restaurantes, pero ante todo les es negado un nombre, desde su identidad autodefinida.
Algunas organizaciones de personas trans se han planteado la necesidad de una ley que reconozca su identidad desde 2011. El 1 de diciembre fue el día en el que ellas, en representación de al menos 15 000 personas trans que viven en Guatemala y junto a la diputada Sandra Morán presentaron el proyecto de iniciativa de ley de identidad en el Congreso de Guatemala.
Para entender un poco mejor de las situaciones adversas que afrontan las personas trans, Debby Maya Linares, fundadora del movimiento de mujeres trans en Guatemala, miembra de la Organización Trans Reinas de la Noche, activista en derechos humanos, en especial de las comunidades LGBTI y comunidad de personas trans, peticionaria en la CIDH ante el Estado de Guatemala sobre la discriminación y todas las intereccionalidades de las comunidades LGBTI en el país, nos responde preguntas que nos aproximan a esa realidad.
¿Cúal es la diferencia entre una identidad asignada y una identidad autodefinida?
La identidad asignada es aquella que la sociedad impone, donde no te sientes identificada en lo legal y tu vida social. La identidad autodefinada es lo contrario, ya que es cuando una se siente identificada con el cómo soy, qué quiero, cómo me gusta que me vean no importando lo que piensen los demás.
¿Cuándo descubriste tu identidad?
Cuando empecé a tener uso de razón, como los 5 años, según recuerdo me ponía la ropa de mis hermanas, no me sentí bien con la identidad que mi familia me imponía. Por supuesto que fui víctima en mi niñez en la construcción de mi identidad por mi propia familia, ya que no entendían que era lo que yo quería ser.
¿Cómo ha sido este proceso?
Muy difícil ya que el sistema patriarcal, machista y sexista construye estereotipos que no te permiten desarrollarte como persona, te coacciona sin que tú puedas decidir, obstruyendo así tu vida violando tu identidad de género.
¿Cómo reaccionó tu familia?
Como lo comenté anteriormente, el desconocimiento, el mismo sistema, los patrones de aprendizaje mal aprendidos, un mundo cuadrado, no hace que la familia que es la base de la sociedad te permita ser lo quieres ser. Claro que es importante agregar que hay una doble moral, mientras los hombres de la casa ordenan, mandan, imponen, no dejan que exista desarrollo humano con libertad.
¿Qué significa ser trans en Guatemala?
Llevar una vida de discriminación, violencia, acoso, exclusión constantemente, ya que la sociedad nos violenta constantemente, las 24 horas al día, desde que voy a la tienda o cualquier lugar donde vaya.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades que has encontrado?
No tener acceso a la educación, trabajo digno, salud como derechos indispensables de los seres humanos. El que se me reconozca mi identidad de género, el tener las mismas oportunidades de los demás, aunque en la Constitución Política de Guatemala dice que todos somos iguales a nosotras como ciudadanas de este país no cumple la ley con ese artículo.
¿Qué te ha fortalecido en medio de todo ese proceso?
En defender los derechos humanos de las personas, seguir superándome como profesional y sobre todo estar en mesas de toma de desciones para proponer nuestras necesidades. Satisfecha de que mi familia ahora entiende quien soy y está conmigo dispuesta a apoyarme.
¿Qué esfuerzos colectivos se han realizado para la garantía de sus derechos?
En la actualidad existen redes a nivel nacional como internacional de las personas trans que luchan por los derechos humanos para que no se violenten y se pida justicia. En Guatemala existe la Alianza Política Nacional de Personas Trans integrada por la Organización Trans Reinas de la Noche -OTRANS-RN-, Red Multicultural de Mujeres Trans de Guatemala -REDMMUTRANS-, Colectivo Hombre en Transformación y la Red de Mujeres Trans Guatemala -REDTRANS Guatemala. A nivel internacional la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans -REDLACTRANS.
¿Por qué se necesita una ley de identidad?
Como ciudadanas y ciudadanos de este país, el Estado de Guatemala tiene la obligación de buscar medidas de protección para las personas con identidad de género.
Las personas trans en Guatemala no pueden ejercer su derecho a la identidad de género y al nombre; y por ello, se les dificulta el acceso a la salud, a la educación, al trabajo. Por esa razón necesitamos una ley que nos permita gozar de esos derechos sin discriminación, sin violencia e exclusión.
¿Cuéntanos cómo y cuándo se inició la construcción de esta iniciativa de ley, en qué momento te involucraste a este esfuerzo?
Desde el 2011 con discusiones a nivel comunitario, con acompañamiento técnico, sobre la necesidad de una ley de identidad de género, hasta la actualidad.
Este ha sido un largo recorrido colectivo, cuéntanos un poco de cómo te ha impactado la ausencia de las que ya no están, producto del odio y la discriminación.
Es importante conocer nuestra memoria histórica en la lucha del movimiento de mujeres trans donde muchas de mis amigas, compañeras han perdido la vida por tener una identidad de género, la ausencia de ellas me entristece, pero a la vez me fortalece para que se sepa que existieron y dieron su vida para alcanzar la igualdad de oportunidades como ciudadanas de este país.
Fotografía por AlenKa Tenas.
AlenKa Tenas

Mujer, mestiza, diseñadora, comunicadora, defensora del derecho fundamental de todas las personas a gozar y ejercer todos sus derechos. Sobreviviente de la guerra y, cada día, de un Estado patriarcal y misógino. En contra de las violencias provocadas por el odio y la discriminación
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