-María José Schaeffer / ETERNA PRIMAVERA ECONÓMICA–
La manifestación pacífica que acompañó el Paro Nacional 20s, a diferencia de las manifestaciones registradas desde 2015, tuvo tres elementos distintivos y de gran relevancia para las transformaciones estructurales que requiere Guatemala. El primer elemento recae en el rol protagónico de la juventud guatemalteca. La Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) -Oliverio Castañeda de León- se mostró renovada, con liderazgo, músculo y propuesta. Junto a la AEU, miles de jóvenes se unieron en una sola voz, la voz del cambio y la utopía. Bajo el lema «mientras haya pueblo, habrá revolución», los jóvenes han devuelto a la población guatemalteca la esperanza de recobrar la primavera.
El segundo elemento fue la trascendencia de la manifestación, tradicionalmente concentrada en la plaza central capitalina, a otros departamentos del país. Miles de guatemaltecos, de zonas urbanas y rurales, hicieron vibrar las calles con el objetivo común de pedir la renuncia de James Morales y 107 diputados protagonistas de un pacto de corrupción. Y es que la indignación de la ciudadanía ante estos hechos no tiene área geográfica, ideología, edad o género. Miles de guatemaltecos han rechazado el pacto de corrupción, y en respuesta han hecho un pacto de amor con la patria, marcando un alto a la nefasta clase política que día a día muta en descaro y prepotencia.
El tercer elemento fue la presencia de nuevas formas de organización colectivas y plurales que han surgido y madurado en las calles, allí donde convergen los intereses del pueblo. Nuevos y frescos liderazgos han llegado para quedarse y no darán marcha atrás hasta alcanzar su objetivo: acabar con la corrupción e impunidad y construir un mejor país para todas y todos. Quedó demostrado que el país ya no está sujeto a las decisiones de los poderes tradicionales, la ciudadanía está organizada y dispuesta a defender los valores de la democracia, con o sin el apoyo de sectores que por años solo han velado por intereses propios que amplían las brechas de desigualdad.
La constante en estos tres elementos fue la activa participación de mujeres y hombres jóvenes. Quienes, en el corto plazo, demandan justicia y reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), para atacar de raíz la corrupción que lacera a la democracia y a la sociedad guatemalteca. Pero también demandan respecto a sus derechos, seguridad, libertad de expresión, políticas públicas que promuevan crecimiento económico con equidad, un gobierno para el pueblo, participación en espacios de toma de decisión, educación gratuita y de calidad, oportunidades de empleo y, principalmente, hacer futuro y escribir su propia historia.
Así, el 20 de septiembre de 2017 ha quedado registrado en la memoria de los guatemaltecos como un día histórico, que marca el inicio de una nueva era, la era de la juventud, de la iuventus guatemalteca. Los guatemaltecos fuimos testigos de este maravilloso relevo generacional, los jóvenes invadieron las calles de todo el país y con fuerza hicieron un llamado para «que todos se levanten, que nadie se quede atrás» y nos recordaron que «mientras haya pueblo, habrá revolución». Por mi parte, cierro el mes de septiembre convencida que mientras haya juventud, habrá esperanza.
Fotografía por Carlos Ernesto Cano, tomadada de Alejandro Muyshondt Noticias.
María José Schaeffer

Economista por pasión. Comprometida con el desarrollo y la equidad desde frentes fiscales y rurales. Disfruta galopar con el viento sobre el infinito espacio rural del continente amado. Cree en la capacidad transformadora de las letras, el conocimiento y el diálogo. Rechaza cualquier forma de injusticia y no pierde la esperanza en un mundo mejor para todas y todos. Se describe curiosa, aprendiz incansable y constructora de libertades. Hija y nieta de mujeres transgresoras. Dicen por ahí que su lucha por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres le cambió el alma. En la distancia, mantiene vivo el recuerdo del olor a tierra mojada de la Guatemala que la vio crecer, las tardes de domingo en familia y la cocina de la casa grande.
Un Commentario
Me gusta la puntual y certera identificación de los tres elementos que marcaron el cambio este 20S. Nuestro país es fundamentalmente joven, y en las manos, cabezas y corazones de esta nueva generación está la reconstrucción y defensa de nuestra ansiada democracia. Como siempre, a ese ojo no se le escapa lo escencial!
Dejar un comentario