Luis Enrique Morales | Política y sociedad / OTREDAD Y EDUCACIÓN
El calentamiento global es un problema ambiental de nuestra generación. Hace unos días nuestra revista ha publicado un editorial en relación al calentamiento. En dicho artículo se explica cómo este problema trae consigo una sequía que puede afectar a la clase campesina. El problema, según se explica allí, son los grupos ultraderechistas latinoamericanos que han desacreditado a los movimientos ecologistas y esto los lleva a estar a favor de la deforestación y explotación minera. Se dice que el problema de fondo es que las transnacionales desean desacreditar estos movimientos para echarse unos dólares más al bolsillo. Se pone como ejemplo el comportamiento de países del primer mundo, como Estados Unidos que ha bloqueado el acuerdo de París y que ha deshecho los avances sobre el desarrollo para frenar el calentamiento global de Obama. Se habla del efecto invernadero y de cómo este, a un mediano plazo, puede tener repercusiones en la naturaleza. Los factores determinantes en este problema son la quema infinita de combustibles, el tráfico aéreo y los coches, a todo esto se le agrega la gran desforestación, entre otras cosas más.
Se plantean cuestiones importantes en la nota, como los movimientos para desacreditar a los ecologistas. Las transnacionales, y el deseo por hacerse unos dólares más, la vuelta atrás en decisiones políticas, la exagerada cantidad de automotores y la deforestación. A todo esto le agregaría la basura que no se recicla y la basura electrónica que termina en gigantescos basureros en China.
El reto de nuestra generación es luchar constante y permanente por el medio ambiente. La lucha se hace desde los primeros años, como lo dice el proverbio, instruyendo al niño en su camino para que cuando sea viejo no se aparte de él. Dicho proverbio puede sonar muy controversial para quienes creemos que la educación debe ser totalmente libre y que el único requisito es enseñarle a los niños a que ellos mismos construyan sus propias respuestas y su propio conocimiento. Debemos tomar en cuenta que los seres humanos dependemos en nuestra totalidad del medio ambiente para vivir. Que todas las repercusiones buenas o malas caen sobre nosotros. También que el contar con un medio ambiente más amigable afecta positivamente en todos los aspectos de la condición humana. ¿Entonces, por qué no instruir desde niño el sentido medioambientalista, si de esto en su fin último trae y tendrá repercusiones positivas para las futuras generaciones?
Esta lucha constante y permanente por el medio ambiente debe tomar espacio en las escuelas, colegios y toda institución educativa, porque cada una de las personas vive y pasa una gran cantidad de tiempo en las escuelas. Es allí donde se puede crear la cercanía con la naturaleza por medio del juego en áreas verdes y, como se ha venido haciendo desde hace algunos años, ir a plantar un árbol por alumno. También es un lugar indicado para enseñar a reciclar o reutilizar. En cada uno de los centros educativos se puede enseñar que el despilfarro de los recursos naturales es innecesario, explicando las razones lógicas y filosóficas de lo innecesario que es vivir en la devastación.
Imagen principal del vertedero cerca de Mae Sot, Tailandia, el 22 de diciembre de 2009. Fotografía tomada de RT.
Luis Enrique Morales

Quetzalteco nacido en 1989, escritor independiente y estudiante. Egresado de la Universidad Galileo en 2012, excatedrático en el área automotriz de la región de Quetzaltenango. Actualmente residente en Estocolmo, donde trabajo en docencia y, al mismo tiempo, estudio Ciencias de la Educación (Pedagogía) en la Universidad de Estocolmo.
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