Luis Enrique Morales | Política y sociedad / OTREDAD Y EDUCACIÓN
Juan Bosco, un sacerdote católico italiano, nacido 1815 y muerto en 1888, es conocido por ser un sacerdote que utilizó la educación como una herramienta de evangelización, pero también para sacar a los niños de la calle y huérfanos de la pobreza, ignorancia y criminalidad. Él, en sus proyectos de vida, formó la educación salesiana que tomaba en cuenta enseñar una profesión u oficio a los niños para que supieran algo y así pudiesen cambiar su situación por el simple hecho de que sabían hacer algo. La metódica, que es la que nos interesa, era tomar a los niños en grupos grandes, mayores a 30, y servirse de la clase magistral. Bosco aseguraba que el buen docente era el que lograba mantener a todos los alumnos callados en clase, también el que no usa un manual o libro de apoyo y al mismo había que hacer uso de la pizarra y mantenerla llena. Los únicos materiales didácticos para Bosco son la voz, la pizarra y la tiza.
Quizás por la época en que vivió en la que no existía el desarrollo industrial y tecnológico como en la actualidad, el concepto de Juan Bosco de no utilizar mucho material didáctico era válido. Hoy en día, la modernidad ha creado un sinfín de tipos de personas, en el sentido que las teorías pedagógicas se han ido desarrollando. Así, la educación, que ya de por sí es un campo muy amplio que va desde el conductismo hasta la neurociencia, y el material didáctico, que forma parte de la didáctica, es un tema de importancia para la actualidad.
La didáctica es una rama de la pedagogía muy amplia. Pero en general, esta se encarga de los procesos que existen dentro de la enseñanza y dentro del aprendizaje, también va más lejos y analiza los componentes que pueden facilitar la enseñanza y el aprendizaje, es en esta parte donde se crean los materiales didácticos como herramientas de facilitación. La funciones de estos elementos, y por lo cual es de suma importancia la variedad de ellos en los centros educativos, son orientar y guiar, tanto al maestro como al alumno, en los objetivos de lo que se quiere enseñar. También tienen la capacidad de simular diferentes cuestiones dentro del aprendizaje, un ejemplo concreto sería maquetas de los pulmones para mostrar cómo son los pulmones y sus componentes. Estos también ejercitan habilidades de los estudiantes en diferentes maneras, por ejemplo, un rompecabezas del abecedario de unas 20 piezas podría ayudar a los niños del jardín infantil a aprender las letras y potencializar la memoria y el sentido abstracto. Siguiendo el ejemplo, vemos que también son motivadores, porque comúnmente los materiales didácticos son algo cool o lúdico. Al mismo tiempo, se logran hacer evaluaciones y formaciones de los niños con ellos, ya que se constantemente se están midiendo las capacidades de cada uno de los que hacen uso de eso y, lógicamente, al darse cuenta de que los estudiantes son débiles en alguna parte se intenta reforzarles, por último, ayudan a crear un sentido crítico al estudiante tanto como al docente, es decir, ambos pueden entrar en discusiones y razonar en por qué el material es bueno o malo para el aprendizaje.
Fotografía principal tomada de Habilidades y destrezas.
Luis Enrique Morales

Quetzalteco nacido en 1989, escritor independiente y estudiante. Egresado de la Universidad Galileo en 2012, excatedrático en el área automotriz de la región de Quetzaltenango. Actualmente residente en Estocolmo, donde trabajo en docencia y, al mismo tiempo, estudio Ciencias de la Educación (Pedagogía) en la Universidad de Estocolmo.
0 Commentarios
Dejar un comentario