Más allá de la izquierda y la derecha (II)

Vinicio Barrientos Carles | Política y sociedad / PARADOXA

Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir
para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejía moral.
José Ortega y Gasset

En la parte precedente de este artículo , se planteó que la clasificación basada en la dicotomía entre dos polos, denominados izquierda y derecha, representaba un reduccionismo conceptual grosero, por lo que no se recomendaba su uso. A este respecto, hermos citado que hace ya ochenta años que el filósofo español Ortega y Gasset acuñó el concepto de hemiplejía moral para referirse justamente a este reduccionismo, en el sentido de que cuando una persona asume una de estas dos posiciones se niega exprofesamente la libertad de poder decidir sobre cada uno de los aspectos que estos conceptos originalmente implicaban. En efecto, hay una historia relacionada con el eje político ideológico al que se refiere la terminología derecha–izquierda, la cual se remonta a los orígenes del parlamentarismo europeo, posterior a la Revolución francesa, cuando se llevó a cabo la Asamblea constituyente que dio origen a la denominada Convención Nacional. Durante la Convención Nacional se realizaron varias reuniones de suma importancia, en las cuales los diputados de varios bandos, que no eran partidos políticos en el sentido riguroso actual, pero sí aglutinaban a una gran cantidad de personas con intereses similares, se colocaban en una determinada posición, de la siguiente manera: los moderados (de la Gironda o girondinos) a la derecha de la Presidencia de la asamblea, los neutrales (de la Llanura) en el centro, y los radicales (de la Montaña o montañeses) a la izquierda de la sala. A los moderados en la derecha también se les llamaba brissotins, por ser seguidores de Brissot, y a los radicales de la izquierda se les llamaba jacobinos, en donde destacaron Danton, Marat y Robespierre.

Imágenes tomadas de Plumas libres y Wikipedia, editadas por Vinicio Barrientos Carles.

Desde aquellos eventos se pasó a la tradición política el uso de los términos izquierda y derecha para describir unas determinadas posiciones ideológicas. Entonces, vale perfectamente preguntarse sobre aquel entonces, ¿qué era lo que propugnaban los jacobinos en la izquierda (del salón) y qué impulsaban los girondinos en la derecha? Eran ciertamente tiempos muy convulsionados, violentos, en donde las situaciones en juego eran frecuentemente llevadas a verdaderos debates de vida o muerte, y el destino de casi todos los líderes en uno u otro bando fue la condena fatal por parte de los contrarios. Resulta muy interesante la lectura de estos detalles históricos, y dejamos al lector inquieto sobre su consulta.

De esta guisa que a pesar de que las etiquetas de derecha e izquierda son meramente históricas y convencionales, también debe reconocerse que en el largo plazo se han convertido en términos de cierto significado, de manera que se ha identificado que el objetivo de la ideología de izquierda es intentar limitar la acción de las fuerzas dominantes (elitistas), haciendo progresar la justicia y la igualdad como principios rectores. Ante el lema de «libertad, igualdad, fraternidad», el eje central del pensamiento y del cambio propiciado por la izquierda se encuentra en la equidad, mientras que la derecha se enfoca en la libertad, propiciando el laissez faire, que los seres humanos tengan lo que merecen y de acuerdo a lo que trabajan. Acá el cuestionamiento filosófico es si los seres humanos somos iguales o distintos en esencia, lo cual lleva a todo tipo de planteamientos y respuestas.

En la actualidad, ¿qué es exactamente lo que evalúa este eje identificado como izquierda–derecha ? De manera muy sintética se asumen los siguientes aspectos:
a) La izquierda piensa que el Gobierno debe participar activamente en la economía, en acciones de tipo intervencionista-socialista, mientras que la derecha opta por propugnar la mayor libertad posible, libre de controles e intervención, al modo del laissez faire, impulsando el capitalismo. Durante la mayor parte del siglo XX, esta distinción, de tipo económico, ha sido la fundamental en la mayoría de los países del mundo.

b) La izquierda propende a que la participación del Estado en los asuntos éticos y personales debe ser mínima, mientras que la derecha cree en la necesaria intervención del Estado para controlar la convivencia, de tipo social (religión, temas como el aborto, asuntos de género, etcétera).

c) La izquierda impulsa que el Gobierno debe atender los asuntos fundamentales como la salud, la educación, la seguridad social y las pensiones, mientras que la derecha propende a que los individuos deben encargarse de los mismos, a través de la institucionalidad de la propiedad privada.

d) En los asuntos económicos y financieros, la tendencia de la izquierda es hacia la seguridad económica del Estado, mientras que la derecha se mueve en dirección de la libertad económica del mercado. En su extremo, en el siglo pasado, se hablaba de una izquierda con control sobre los bienes de la propiedad privada, cuando la derecha se oponía totalmente a ello. Hoy en día esta visión radical ha prácticamente desaparecido.

e) La izquierda se plantea como partidaria del cambio (progresismo,) mientras que la derecha se expresa en función de mantener el orden establecido, a favor de las tradiciones y del statu quo (conservadurismo). En el fondo, la izquierda propone una sociedad humana más dinámica y maleable, con ciertos controles, mientras que la derecha visualiza una sociedad humana fija, pero con libertades económicas.

En una oportuna digresión, por la última observación, se ha dicho que en el pensamiento de izquierda predomina una visión negativa del ser humano, de forma tal que si no se le controla de alguna forma, terminará depredando cuanto hay, llegando al extremo de aniquilar, directa o indirectamente, a su vecino. Por otro lado, el pensamiento de la derecha posee una visión más positiva, pues al procurar la máxima libertad, el ser humano de manera natural propenderá al equilibrio de las fuerzas que determinan y conforman tanto la sociedad como la naturaleza. Cuando se reflexiona al respecto, se cae en la cuenta de que lo más probable es que no sea en absoluto y de manera totalitaria ni un extremo ni el otro, y que el ser humano no sea por naturaleza ni nefastamente negativo-destructivo ni brillantemente positivo-constructivo. Estas dos visiones sobre la esencia del ser humano conllevarán en el modo ideal sobre cómo deberá construirse la sociedad y el mundo, lo que a su vez derivará y caerán por su peso los conceptos de control y de libertad como antípodas en una escala.

Cómo ya se tuvo a bien exponer en la parte primera de este artículo, estos dos polos pueden ser ubicados cada uno en un extremo de una escala unidimensional, pero destaca que el primer avance sobre las visiones de los jacobinos y los girondinos de la citada Revolución fancesa ha sido la conveniente separación de los aspectos económico y social, tal y como propuso el libertario David Nolan a inicios de los setenta a través de su diagrama, cuya variante es fundamentalmente el espectro socioeconómico estándar que usualmente se utiliza hoy en día. De esta forma, en uno de los ejes se mide el control-libertad de los aspectos de tipo económico (la horizontal), y en el otro el control-libertad de los aspectos de tipo social (la vertical). En la horizontal veremos desde lo más controlado en cuanto a la economía (el socialismo extremo) hasta lo más liberado económicamente hablando (el capitalismo extremo). En la vertical se irá desde lo más controlado en cuanto a lo social, dando hegemonía completa al Estado (el estatismo extremo, generalmente arriba), hasta lo más liberado socialmente hablando, dando prioridad a las disposiciones de tipo individual personal (el anarquismo extremo). En la imagen se ven otros puntos primarios en esta configuración socioeconómica primaria.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Ahora bien, el mapa de opciones es mucho mayor a nivel ideológico, aún en este modelo simple bidimensional, por lo que uno puede anotar la pobreza política de los denominados partidos políticos en Guatemala, al no describir de manera precisa su posicionamiento ideológico. La razón para ello es muy simple, persiguen la manipulación, y para este fin, la transparencia y claridad son absolutamente indeseadas.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Finalmente, cabe reparar que en este gráfico socioeconómico estándar que se ha mostrado, el eje de izquierda-derecha hace su aparición como una diagonal, como se muestra en la imagen que sigue. Debe observarse que este mapa de dos dimensiones sigue representando una reducción del espectro político, pues, como se observará, «aplasta» los aspectos no considerados y los reduce a un plano. Para comprenderlo, imagínese usted en la proyección de su sombra, digamos totalmente vertical. Muchas personas distintas tendrían la misma sombra. De igual forma, observe cómo, en la imagen que sigue, las rectas L1 y L2 atraviesan varios puntos (diferentes), de manera que, proyectados sobre el eje I-D, caen en la misma posición, es decir que se «aplastan» en la misma posición ideológica sobre el eje I-D, aun cuando representan distintos puntos en el plano de dos dimensiones (como cuando se identifica como izquierda a un anarcosocialista o a un sindicalista). La verdad, en ciencia política actual se suelen priorizar al menos tres ejes de los posibles a considerar, y este es el primer aspecto que debería pedírsele a un partido político en cuanto a su obligación de describirse ideológicamente con la ciudadanía.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Se ha querido enfatizar que la dualidad del eje izquierda-derecha debe ser superada, así como la polarización que en la sociedad guatemalteca se ha producido a raíz de este reduccionismo malverso. Se invita al lector a consultar los enlaces que aparecen en este artículo en dos partes para completar cierta información y comentarios que no dejan de ser relevantes.


Imagen principal elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.

Paradoxa

Correo: viniciobarrientosc@gmail.com

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