Ruth del Valle Cóbar | Política y sociedad / HILANDO Y TEJIENDO: MEMORIA Y DERECHOS HUMANOS
Con ese nombre se conoce al grupo de estudiantes que dirigían la Asociación de Estudiantes Universitarios Oliverio Castañeda de León en 1989 y que fueron víctimas de las fuerzas represivas del Estado.
Desde que fue asesinado su máximo dirigente, Oliverio Castañeda de León, el 20 de octubre de 1978, y secuestrado su sucesor, Antonio Estuardo Ciani García, el 6 de noviembre del mismo año, la AEU transformó su Secretariado dirigente, por una Coordinadora Ejecutiva que no tenía un rostro destacado que pudiera ser víctima de la represión.
Sin embargo, los militares tenían formas de obtener información y también desaparecieron a todos los miembros de la Coordinadora en 1984: Carlos Ernesto Cuevas Molina, Marilú Hicho Ramos, Gustavo Adolfo Castañón Fuentes, Otto René Estrada Illescas y Héctor Alirio Interiano Ortiz. Esto debilitó el movimiento estudiantil, que tardó un par de años en recuperarse.
En 1987 se eligió una nueva directiva que se mantuvo casi totalmente clandestina. En 1989 se publicó el nombre de sus integrantes en un periódico estudiantil, porque participaban en la reforma universitaria que se impulsaba y apoyaban la huelga magisterial que se gestó a mediados de ese año.
Hay que recordar que en 1989 gobernaba Vinicio Cerezo, primer presidente civil después de la «transición», pero él mismo había reconocido que había recibido el gobierno pero no el poder. Por ello fue víctima de varios intentos de golpe de Estado.
La situación del país y el destacado papel de los estudiantes universitarios junto a las luchas de maestros y trabajadores, provocó amenazas del Jaguar Justiciero y el Ejército Secreto Anticomunista. Una bomba estalló frente a la casa de Aarón Ochoa, donde apareció un panfleto acusándolo de ser guerrillero.
En agosto de 1989 fueron asesinados los dirigentes demócratacristianos Danilo Barillas y René Estanislato López, estallaron tres bombas: una frente a la rectoría de la USAC, otra frente a la sede de Brigadas de Paz y otra frente a la sede del Grupo de Apoyo Mutuo, donde se encontraba refugiada la familia de una integrante de ese grupo, desaparecida el 16 de agosto (Romualda Camey).
Los 10 dirigentes estudiantiles fueron detenidos durante agosto e inicios de septiembre. Cinco de ellos nunca aparecieron y los cuerpos de los otros cinco fueron arrojados después de haber sido cruelmente torturados y asesinados.
El 21 de agosto fue secuestrado el estudiante de psicología Iván Ernesto González Fuentes; el 22 de agosto fue secuestrado el estudiante de psicología Carlos Ernesto Contreras Conde; el 22 de agosto fue secuestrado el estudiante de Ciencia Política y catedrático de Ciencias de la Comunicación Hugo Leonel Gramajo por cuatro hombres armados; el 23 de agosto fueron secuestrados la politóloga y psicóloga Silvia María Azurdia Utrera y su esposo, el politólogo y relacionista internacional Víctor Hugo Rodríguez Jaramillo por hombres armados que los habían vigilado en su casa; el 23 de agosto fue secuestrado el estudiante de Sociología Aarón Ubaldo Ochoa; el 23 de agosto fue secuestrado el estudiante de Agronomía Mario Arturo de León, después de dar una conferencia de prensa sobre la desaparición de sus compañeros.
En septiembre fueron desaparecidos otros estudiantes: el 8 de septiembre Carlos Leonel Chutá Camey, el 9 de septiembre Carlos Humberto Cabrera Rivera y el 10 de septiembre Eduardo Antonio López Palencia. Los tres habían integrado la AEU 1987-1988.
Con información de Figueroa Sarti. Imagen principal tomada de Artelista.
Ruth del Valle Cóbar

Feminista, defensora de derechos humanos, investigadora social, constructora de mundos nuevos. Ha pasado por las aulas universitarias en Ciencia Política, Administración Pública, Psicología Social, Ciencias Sociales. Transitado del activismo social al político, incluyendo movimientos sociales, organizaciones sociales, entidades gubernamentales y del estado.
Un Commentario
Desgraciadamente, todo esto se deriva de la nociva influencia del gran capital y la política de «seguridad nacional» de los terroristas de Washington, desde que en 1954 derrocaran a JAG. Los malditos chafas asesinos y ladrones oportunistas, que se vienen sucediendo desde aquellos hechos, son los que estuvieron detrás de esos cobardes asesinatos, igual que ahora, pero con menos saña e intensidad, debido a que les place más saquear al Estado.
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