-Camilo García Giraldo / REFLEXIONES–
Una de las ideas fundamentales del pensamiento de Martín Lutero fue la de que Cristo le enseñó a los que creen en él a ser libres en un doble sentido de la palabra, como lo sostuvo en su famoso escrito La libertad cristiana que publicó en 1520: ”A fin de que conozcamos a fondo lo que es el cristiano y sepamos en qué consiste la libertad que para él adquirió Cristo y de la cual le ha hecho donación –como tantas veces repite el apóstol Pablo– quisiera asentar estas dos afirmaciones: el cristiano es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie. El cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todos. Ambas afirmaciones se encuentran claramente expuestas en las epístolas de San Pablo…” . Hegel después se basó en esta idea de Lutero para decir que el cristianismo tenía el mérito histórico de haberle enseñado a todos los hombres que son libres.
Los cristianos, entonces, son libres gracias Jesucristo; él les dio o les donó con su vida, mensajes y sacrificio esta condición esencial para sus vidas. Y su libertad consiste en no someterse a nadie, es decir, a ningún otro hombre por más que esté revestido de una autoridad eclesiástica. Pues los jerarcas, sacerdotes y monjes de la Iglesia no son más que seres humanos iguales a los demás, por más que se consideren y se presenten como portadores o representantes de Dios. De ahí que sus actos no son necesariamente correctos, y más bien, muchas veces abiertamente incorrectos, como ocurrió con la venta de indulgencias que realizaban a los fieles, es decir, con la promesa de que se les disminuiría el castigo y las penas en el purgatoria a cambio de que dieran a la Iglesia una determinada cantidad de dinero o bienes materiales. Hecho que provocó, como se sabe, la airada reacción crítica de Lutero que lo llevó después a romper con la Iglesia católica, a desconocer su autoridad religiosa como un acto en el que afirmó la libertad cristiana que concebía. Y tampoco las palabras, discursos y documentos con las que estos personeros de la Iglesia interpretan la Biblia o Las sagradas escrituras eran necesariamente verdaderas; muchas veces tergiversaban o falseaban el contenido real y auténtico de esos textos.
Por esa razón, el deber y la tarea central e imprescindible de todo creyente cristiano se convirtió, para él, en el de leer por su propia cuenta estos textos sagrados para aprender y asimilar lo que en verdad dicen, relatan y enseñan. Cada creyente cristiano tenía ante sí el deber primordial de leer bien estos libros para conocer de verdad la palabra de Dios, y así aprender a ser un auténtico cristiano. De ahí que dedicó los últimos 25 años de su vida a traducir la Biblia, que estaba escrita en latín y griego, al lenguaje vernáculo alemán para que todos los habitantes del país pudieran leerla directamente sin necesidad de ninguna ayuda, orientación o intervención externa.
Pero, ¿cómo lograr llevar a cabo una traducción correcta que mantuviera con plena fidelidad el contenido y sentido de sus relatos, mensajes y mandatos normativos, para que sus lectores cristianos alemanes pudieran acceder a ellos y comprenderlos? Lutero, al enfrentarse a este gran reto, encontró un principio o regla fundamental con la que orientó su labor: la de que la traducción de una frase es correcta si corresponde o se integra en su significado con el párrafo en el que está situada; y a su vez, el contenido de ese párrafo que se traduce tiene que corresponder al contenido de los demás párrafos a los que está ligado por un orden de sucesión lógica o temporal. Por eso, el sentido de un párrafo debe estar en parte contenido y “corroborado” en cada una de las frases que lo componen; y el contenido de cada una de esas frases tiene que estar a su vez certificado, ampliado y prolongado por el del párrafo. Es decir que el sentido de cada parte del texto debe estar presente en el sentido de la totalidad; y el sentido general de esa totalidad debe necesariamente manifestarse, así sea parcialmente, en la de cada una de sus partes.
Este principio o regla de traducción que descubrió y usó Lutero para traducir la Biblia, se convirtió en una regla de validez universal que debe usar siempre toda persona que emprenda la tarea de traducir un texto de una idioma a otro o de un lenguaje a otro; cada vez que alguien se proponga llevar a cabo la traducción de un texto, cualquiera que sea, debe seguir y sujetarse a esta regla para que su traducción sea correcta y acertada.
El propósito más importante que lo guió en esta labor fue, entonces, asegurar que los fieles creyentes cristianos alemanes, al leer y comprender correctamente los libros sagrados de la Biblia, pudieran de verdad integrarse o unirse a Dios, o mejor, integrarlo en sus propios espíritus de manera profunda y duradera en el curso de sus vidas, tornarlo vivo y presente en sus vidas reales aquí en la tierra. Pues como Dios era el que les hablaba a través de estos textos, al escucharlo-leerlo en su propia lengua y de manera directa, no solo podían entender bien lo que les decía sino también integrar profundamente eso que les decía a su propio ser. Y al ocurrir esto forjaban y sellaban de modo definitivo su unión con Él.
Por su parte, el gran artista Alberto Durero, compatriota y contemporáneo suyo, también creyó en la necesidad y urgencia de unir la existencia de los creyentes cristianos a la de Dios; pero no solo la de todos sino sobre todo la de él mismo. Pero como era artista, no quiso unirse con Él por medio del lenguaje que Dios es y usa para comunicarse con los hombres, sino pintando, como lo hizo en 1500 en su famoso autoretrato con su rostro de acuerdo a la imagen que se tenía de Jesucristo, su hijo hecho hombre. Al integrar su rostro con el rostro de Jesucristo, Durero quiso no solo realizar esa unión sino también hacerla visible para todos los que lo contemplaran, es decir, certificarla y mostrarla como un acontecimiento central de su propia existencia. Pues Durero seguramente estuvo convencido de que al unir, o mejor fundir, su rostro con el de Jesucristo se unía a su espíritu divino. Así como Dios se había humanizado al encarnarse en Jesús, los hombres, y él en particular, se podía divinizar al encarnarse o representarse en la imagen de Jesús.
Estos dos personajes centrales de la cultura occidental reclamaron y mostraron al mismo tiempo, en la misma época histórica, dos maneras y caminos diferentes, pero sin lugar a dudas complementarios, de integrar y unir a Dios a los hombres que creen en Él en la realidad terrenal de sus vidas. Pues comprendieron bien que el poder y la fuerza de la creencia que tienen los creyentes religiosos cristianos en su existencia trascendente y sobrenatural depende estrechamente de que sientan y vivan su presencia directa, inmediata y viva en el interior de su ser, de que se haga presente regularmente en el interior sus espíritus. Y al sentir esta presencia adquieren y renuevan la certeza esencial de su existencia. Pues es un hecho real que para los creyentes religiosos la “prueba” fundamental de la existencia del dios en el que creen, es precisamente el hecho trascendental de sentir en su interior su existencia, así no la puedan constatar e indicar en la esfera exterior y objetiva de la realidad. Esto fue lo que denominó el filósofo y teólogo danés Sören Kierkegaard como la “verdad subjetiva” que era para él la verdadera verdad.
Imagen: Retrato de Martín Lutero por Lucas Cranach el Viejo, tomada de Wikimedia commons.
Camilo García Giraldo

Soy escritor y filosófo colombiano residenciado en Estocolmo, Suecia, desde hace 28 años.
2 Commentarios
La avanguardia de Lutero como patriarca de el protestantismo permite más libertad .
Y el papel de la influencia Papal nos muestra un desarrollo social más raquítico y esclavista.
Actualmente tanto la iglesia católica como la protestante están permitiendo el paso firme del islam para un retroceso del desarrollo de el hombre hacia el nuevo oscurantismo .
Donde se encuentran los responsables de la avanguardia hacia el futuro de el desarrollo continuo de la libertad del pensamiento y de la vida de el hombre contemporáneo ?
Donde se han quedado los siglos de experiencia de vida de las sociedades Europeas ?
A quién beneficia el regreso del oscurantismo moderno con la prohibición de ideas y reflexiones sobre nuestra índole humana en relación con la vida en el universo, alegando nuevos tratados religiosos basados en el miedo y el esclavismo ideológico ?
Hacia donde permitimos se continúe nuestro triste andar en el tiempo ?!!
Desde donde venimos y hacia donde nos encaminamos ?
CORRECCION. Lutero no desafia a la iglesia catolica apostolica y romana como la conocemos hoy. Si disintio de la manera en que el papado, surgido en el siglo IV con la oficilizacion de la religion cristiana como religion de Estado (es decir que la iglesia cristiana, que no catolica, hizo mancuerna con Constantino Emperador Romano para unir el Estado y la Iglesia como un ente politico). Durante la edad media o edad del oscurantismo, la ciencia perdio terreno debido a las dificultades tecnologicas para la produccion de textos, pues estos eran escritos a mano, y al disminuir la demanda de libros, a causa del cristianismo, la Iglesia se apropio de los conocimientos habidos en siglos anteriores (ver la biblioteca del Vaticano que es la mes extensa en el planeta tierra.) situacion que provoco que la ciencia y la religion se concentrara en los sacerdotes y estos creadaran las abadias o monasterios. El que queria ilustrarse debia pertencer a un monasterio y estudia teologia. De ello su surge el ilumnismos y posteriormente la ilustracion y posterios a estos hechos historicos nace la REFORMA PROTESTANTE, cuando Lutero es excolmulgado de la Iglesia Cristiana (no de la iglesia Catolica como se dice). La Iglesia Catolica es posterior a la Reforma Protestante y se llama a si misma CONTRAREFORMA en el conciclio de trento.
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