Fernando Zúñiga Umaña | Política y sociedad / EN EL BLANCO
En algunas tribus antiguas, el quehacer económico, político, social y hasta judicial estaba a cargo de los más ancianos. Decían que comían carne de cerdo antes de acostarse para pasar la noche soñando y ahí buscar soluciones a los problemas. Creían tanto en ellos que si se soñaba con la cara de alguno de los miembros de la tribu, ese era el que cometió determinado crimen. La palabra de ellos era ley.
En Costa Rica, el Gobierno de Alvarado ha nombrado a 10 notables, los cuales deben acostarse pensando en qué van a hacer y sacar de sus sueños soluciones a la crisis real que estamos atravesando. Y el asunto es que la mayoría de ellos han estado en el poder y no han hecho nada, y de los que no han estado en el poder, me disculpan, pero dudo que puedan hacerlo. Algunos de ellos me dan escalofrío imaginarlos como los sabios a los que acude Carlos Alvarado, y voy mencionarlos: Francisco Antonio Pacheco, Rodolfo Piza Rocafort, Edna Camacho Mejía, Vladimir de la Cruz de Lemos y Kevin Casas. Yo voté por Carlos Alvarado y tengo derecho a decir que desconfío profundamente de estos personajes. Y voté porque creí que no iba a ver esos personajes en el poder, y que si hacía un buen gobierno no los íbamos a ver nunca. Derechistas, oportunistas blandengues y personajes fraudulentos que con un oscuro memorándum cambiaron el destino del país. Y que ahora se creen los non plus ultra del poder. Al resto no los critico, solo me sorprendo.
Cuando uno se da cuenta de que el presidente necesita notables para gobernar, se pregunta ¿qué hace el Consejo de Ministros? ¿El Consejo Económico? ¿La Cámara de Diputados? Al final, luego de tomarse 2 300 tazas de café, 800 coca colas, 5 000 cenas y unos cuantos vinos, le dirán al presidente; aquí le entregamos este legajo ecléctico, complejo. Contiene 1 000 páginas, de las cuales 300 son introducción y antecedentes, unas 100 aspectos metodológicos que explican cómo combinar hermenéuticamente el discurso del filósofo con el del historiador, el del abogado, el del ingeniero y el del economista, el resto es un plato de babas y al final las recomendaciones, y puedo asegurar que muchas de ellas ya las suponemos.
Nuestro presidente no sabe qué somos, está igual de confundido que su predecesor, como escopeta vieja no sabe para adonde disparar. Y por esa ruta saldrá tan mal parado como Luis Guillermo, aunque también eche florecitas a su informe final. Existen cientos de organizaciones en nuestro país que saben lo que se tiene que hacer en sus comunidades para generar empleo, para cuidar el medio ambiente, para mejorar el clima social y para desarrollarse. Desde las municipalidades, pasando por las asociaciones de desarrollo, los Ebais, las pequeñas entidades en cada uno de esos campos. La sumatoria de las propuestas locales conformaran propuestas regionales y nacionales. Eso sí es democracia y no el populismo barato en que cayó el dúo Alvarado en su campaña y ahora don Carlos.
Qué pensarán esos miles de personas que, organizadas como nunca antes había sucedido, en las redes clamaban para que no triunfara el fundamentalismo religioso y que creían en el cambio y en un gobierno que rompería los esquemas. Qué pensarán cuando vean entre los notables a quien fuera presidente de la Asamblea Legislativa liderando la lucha a favor del SI, acompañado de quien hizo público un memorándum de terror para asustar a los trabajadores para que votaran a favor de ese SI al TLC. O al arrepentido de izquierda hombre de confianza de Óscar Arias, quien sirvió de guarura en el viaje que este hizo a Venezuela a condenar el Gobierno de Maduro, o a los derechistas del ANFE, cueva del neoliberalismo. La Coalición, una organización de más de 250 mil miembros ya le han pedido que “desconvoque a esta junta de notables”.
Eso de los notables no es democracia, es una payasada más, los notables están en las organizaciones populares, en las zonas rurales, hay que buscar canales que permitan tomar decisiones basadas en los testimonios de estos personajes populares. ¿Qué pasó con el informe de notables del 2013? Ese que el mal recordado Gobierno de Laura Chinchilla pidió a personas como Francisco Antonio Pacheco, Vladimir de la Cruz y Rodolfo Piza. ¿Sirvió al país?
Tal vez después de esta comisión de notables venga una reunión de “iluminados” y otra de “divinos”, luego contratará a Hermes para que le trasmita el mensaje de los dioses.
Ilustración elaborada por el autor en Artrage, con figuras tomadas de Internet.
Fernando Zúñiga Umaña

Costarricense, estudioso de la realidad económico social y política nacional e internacional. Economista de formación básica, realizó estudios en la Universidad de Costa Rica y en la Flacso México. Durante más de 30 años laboró en la Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente es director del Doctorado en Ciencias de la Administración de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Consultor privado en el campo de la investigación de mercados, estudios socio económicos.
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