Leonardo Rossiello Ramírez | Política y sociedad / LA NUEVA MAR EN COCHE
Hay gente que todavía no cree en los marioneteros. Acá no solo se aportarán pruebas contundentes de su existencia sino que se verán ejemplos de su nefasta actuación.
Si un determinado país es el más seguro de la región, estadísticamente hablando, no importa: los marioneteros se encargarán de presentar a la sociedad civil de ese país una imagen de inseguridad aterradora. Lo hacen indirectamente, moviendo los hilos de escribas, no pocas veces chupatintas asalariados, de manera que en los medios de comunicación, sean sociales o antisociales, lo importante no sea la realidad, sino la percepción de esa realidad.
La lectora o el lector se preguntará cómo hacen para cuestionar que es el país más seguro de la región. No hay que olvidar que se trata de profesionales, que, en ese caso, se encargarán de que no se midan la seguridad pública, los éxitos policiales, las medidas proactivas, el efecto del uso de cámaras, la efectividad, el aumento de la cantidad de funcionarios policiales, el incremento de sus salarios reales, los sostenidos esfuerzos de profesionalización de la policía, el aumento de los casos resueltos, la baja del índice de homicidios etc, sino la percepción de la seguridad.
¿Cómo? Por ejemplo, mediante encuestas. Pero desde luego: primero es importante lanzar campañas sitemáticas, crear las causas en el imaginario colectivo y luego presentar los efectos, siempre nefastos. Si los marioneteros confundieran los efectos con las causas, que no pocas veces ha sucedido, de todos modos sus marionetas aducirán que se trató de un caso de metalepsis y a otra cosa.
Otro de los trucos más usados por ellos es que las marionetas den voz al perjudicado en cualquier asunto, a la vez que silencian lo que de positivo pueda haber tenido. Si se hace una carretera que facilita las comunicaciones, acorta el tiempo de traslado, beneficia el comercio, crea puestos de trabajo y promueve las exportaciones, los marioneteros se encargarán de que algún periodista marionetizado entreviste al dueño del quiosco que se vio obligado a desplazar su negocio porque por ahí pasaría la nueva carretera. Le darán amplia cobertura y lo publicarán en primera plana, no sin señalar la irresponsabilidad de los tomadores de decisiones.
No importa que un país sea el menos corrupto de la región, de acuerdo con las estadísticas. Los marioneteros se encargarán, con parecidos procedimientos, de resaltar algunos casos de corrupción. Si los hubiera. Y si no los hubiera, tampoco importa, porque los marioneteros son firmes adherentes del refrán que dice que a falta de pan, buenas son las tortas: se encargarán de magnificar, plumíferos mediante, casos en los que la justicia esté investigando si hubo o no corrupción.
Tampoco importa que un país tenga los mayores índices de igualdad [1] de una región, porque los marioneteros se asegurarán de que se presente una seguidilla de casos donde eso no se cumple. Ellos mismos no lo harán: son siempre tan omnipresentes como invisibles; siempre tienen factótums encargados de obedecerlos.
Aunque un ministerio haya solucionado el problema del techo de miles de indigentes siempre se puede escribir artículos, con fotos y todo, del caso de un indigente sobre el cual la justicia ordenó al ministerio de seguridad social resolverle su situación y conseguirle techo. Una vez resuelto el problema, siempre se puede subrayar el hecho de que haya tenido que intervenir el poder judicial.
Si en un país existió una guerra civil de medio siglo que hasta hace cinco años había producido 5,7 millones de desplazados forzados, 25 000 desaparecidos, 30 000 secuestrados y 220.000 muertos [2], y ahora hay un acuerdo de paz nacional y la cantidad de víctimas bajó significativamente desde entonces, no importa. Los marioneteros se encargarán de plantar la idea de que el acuerdo de paz no ha servido para nada. Lo lograrán haciendo que sus marionetas indiquen que durante el año pasado se asesinaron muchas decenas de líderes sindicales, o porque en nombre del acuerdo de paz se le dio amnistía a personajes que no la merecían.
Si uno mira la situación del mundo en general, comprueba que también a nivel global los marioneteros hacen su trabajo a conciencia. No importa que en este período la humanidad haya tenido la más baja cifra de conflictos violentos entre países. Las marionetas señalarán que en los últimos sesenta años han muerto 180 millones de personas por conflictos violentos. No importa que el promedio de vida sea el más alto de la historia de la humanidad, ni que nunca como hoy haya tantos profesionales con estudios terciarios, o que nunca haya habido un porcentaje tan bajo de mortalidad por desnutrición, ni que haya bajado la tasa de pobreza. El mensaje será siempre que en realidad estamos metidos en un planeta desesperanzador.
No importará que desde la invención del automóvil haya habido 30 millones de muertos por accidentes con autos, y que la probabilidad de morir en uno de esos accidentes sea decenas de veces mayor que la de morir en un atentado terrorista; los marioneteros moverán los hilos de manera que la gente se sienta insegura y de verdad tema (también mientras van conduciendo su auto) que algún terrorista ponga una bomba y lo mate.
Y cuando se hable de avances en materia de programas de abastecimiento de agua en algunas zonas de África, qué mejor que plantear el tema de la misteriosa agonía de los baobabs, tema taquillero de primer orden. Si Corea del Norte y los EEUU firman un documento donde se establece que ambos países darán pasos hacia la desnuclearización de la península y hacia la paz, los marioneteros se preocuparán de que las marionetas recuerden los casos, documentados o no (¿qué importa?) en los cuales Corea del Norte no cumplió con lo pactado: si no cumplió antes, ¿por qué iba a cumplir ahora? Desde luego, silencian los casos cuando la contraparte no ha cumplido. Luego, el acuerdo no debió haberse firmado.
Así todo. Es algo asombroso; pueden pasar semanas sin que leamos en la prensa una sola noticia alentadora. En cambio los marioneteros parecen regocijarse haciendo que la prensa, nos ametralle con una orgía de noticias que, en su conjunto presentan la idea de que está todo mal.
En momentos de escribir esto acaba de comenzar el campeonato mundial de fútbol 2018, ya hubo goles, ya el infaltable jugador Hublot entró a sustituir a otro. Si el campeonato resulta un éxito, apostaría a que leeremos noticias de casos de no respeto de los Derechos Humanos en el país anfitrión. Y si tu país, lector, llegara a ganar, no será por mérito propio, sino porque se cometió algún tipo de injusticia contra el equipo que no ganó.
Ahora bien, “los marioneteros”¿son todos iguales? Evidentemente no. Hay motivos para la esperanza. Ya Pangloss, el ilustrado personaje del Cándido, de Voltaire, aseguraba que todo va bien en el mejor de los mundos posibles. En esa misma línea me encuentro, por lo que agradezco y homenajeo a mi marionetera o marionetero, a quien sea me haya dictado estas líneas.
[1] Conviene consultar al respecto el Índice Gini, que mide precisamente eso.
[2] El ejemplo es Colombia, y las cifras provienen del informe «¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad», del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) hace unos años.
Leonardo Rossiello Ramírez

Nací en Uruguay en 1953 y resido en Suecia desde 1978. Tengo tres hijos, soy escritor y profesor en la Universidad de Uppsala.
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