Los indígenas de Guatemala quieren ser “mayas” y desconocen o ignoran que son toltecas

-Mario Alberto Carrera / DIARIOS DE ALBERTORIO

(Continúo, en este espacio, con unas reflexiones generales para la aplicación correcta y científica del Convenio 169 de la OIT-ONU.)

Aunque no se puede demostrar de manera diáfana y neta la relación del muy cercano parentesco y consanguinidad entre teotihuacanos y toltecas, estos son los legítimos descendientes de aquellos. Los hombres de Teotihuacán (la ciudad de los dioses) al igual que los olmecas, toltecas y mayas –y los incas– pertenecen y hacen parte del más alto desarrollo estético y cosmogónico de ¡todos! los pueblos de la Antigüedad, comparables a los asirios, babilonios, egipcios y chinos. Esta es una premisa básica para entender “nuestra” grandeza de indios y ladinos; y abonar nuestra autoestima tan devastada. No son la Conquista y la Colonia –ni menos la religión católica– las que hacen descollantes y paradigmáticas a nuestra Mesoamérica. Sin embargo, hay que aceptar que la lengua franca es el español y en y con ella pensamos ¡y escribimos!, como yo… Y ello estructura nuestra mentalidad. Tal vez es que, por lo mismo, tenemos una identidad contradictoria y de rasgos esquizoides, como lo explica Fanon en Los condenados de la tierra, refiriéndose a lo colonizados de África. Mas, para el caso, funciona lo mismo. Pero volvamos al hilo del planteamiento central:

La ciudad-estado donde los toltecas –nuestros legítimos abuelos– se desarrollaron con esplendor, en el momento justo en que llegaron a su final los teotihuacanos, coincidiendo en ello con los mayas “genuinos”, fue Tula o Tulán-Zuivá, un poco al norte de la actual capital de México. Tula es el pueblo-nación-estado de donde son, ¡oígase y léase bien!, originarios los quichés, cakchiqueles, mames y todas las parcialidades del altiplano de Guatemala y todas las tribus que aparecen en el Popol Vuh, en el Memorial de Sololá o Anales de los cakchiqueles, en el Título de los señores de Totonicapán, en la Historia quiché de don Juan de Torres, en el Título de la casa de Izquín Nehaíb, señora del territorio de Otzoyá y demás crónicas indígenas guatemaltecas –del mismo jaez o condición– y publicadas, completas, por la Editorial Universitaria de la USAC en 1957.

En el siglo XII d. C. –y en consonancia con los textos que acabo de citar– se produjo en Tula una diáspora liderada y dirigida por Quetzalcoatl (que conocemos también como Gucumatz o Tohil) que refunda Chichén Itzá, Mayapán y Uxmal; y continúa, para hacer lo propio, en las tierras altas de Guatemala. Después de muchos años de haberse afincado bien en “nuestro” territorio, las tribus cakchiqueles, quichés, etcétera –y echado fuertes raíces en el sustrato mayense– retornan a Chichén Itzá con el fin de que el tolteca rey Nacxit les dé oficialmente los “símbolos de autoridad” y retornen ya ungidos, así, a la “ahora Guatemala”.

Asimismo, del XII al XV d. C. brotará, magnífica, la grandeza de las naciones originarias de Guatemala conocidas como quichés, mames o zutuhiles.

Aunque para el lector poco avezado en el tema le pueda parecer efecto de mi calenturienta imaginación de creador de textos narrativos (novelas) lo que he dicho, es –sin embargo- lo que literalmente cuentan el Popol Vuh o los Anales de los cakchiqueles. Ninguna de esta crónicas precolombinas (hasta cierto punto porque para mí ya son mestizas) nos hablan ¡jamás!, de los “mayas” o hacen alusión al, o con el encuentro, de tal nación a la llegada de la diáspora tolteca a Yucatán o a Guatemala. Por eso es que tampoco capto el porqué de llamar al Popol Vuh “la Biblia de los mayas”. Lo que no solo confunde, sino que nos judaíza, que fue lo que los curas doctrineros, sagazmente, intentaron hacer en con estos mismos libros. Volúmenes en los que llegan –esos religiosos– a interpolar ¡al mismísimo Mar Rojo de Moisés!, para así explicar la existencia de “otros hombres” que no fueron hijos de Adán y Eva.

Las lenguas del altiplano nacional –hoy– sí que son mayenses por su sustrato, pero con enorme influjo del náhuatl, mexica y tolteca. Por otra parte, es ya indiscutible que –en todo el departamento de Escuintla y en buena parte de la costa sur– se habla azteca; y la misteriosa lengua xinca o sinca que ¡esa sí!, es otro cantar. Y capítulo importantísimo para la aplicación del Convenio 169, por los conflictos mineros en Santa Rosa. Definir –hoy– la identidad, tradiciones y lengua del triángulo Santa Rosa, Jutiapa, Jalapa, es vital. Y el término vital aquí lo uso con toda propiedad. De ello depende la vida sensibilísima de la cartografía de tal triangulación geográfica.

Pero si la lectura muy atenta y sin apasionamientos –sino científica– de la tercera y cuarta partes (división hecha por Adrián Recinos) del Popol Vuh –y demás textos o crónicas precolombinas que arriba cito, no deja a mi lector satisfecho y complacido sino, por el contrario dubitativo– lo invito a leer libros o artículos variopintos sobre la tesis que sostiene que los indígenas de altiplano de Guatemala son más toltecas que mayas, escritos por: Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán (pese a su enfoque de encomendero) fray Francisco Jiménez, Domingo Vico (que pudo haber sido el perverso autor del Popol Vuh), fray Bernardino de Sahagún, Pbro. Domingo Juarros, Charles Étienne Brasseur de Bourgbourg, José Milla y Vidaurre, Adrián Recinos, Antonio Goubaud Carrera, Jean Loup Herbert, Ignacio Bernal, René Acuña (guatemalteco tan poco reconocido en Guatemala), y Robert M. Carmack, que de momento se me vienen a la memoria.

No creo en la imparcialidad de Fuentes y Guzman para juzgar al indígena. Creo –con Severo Martínez– que él es el criollo par excellence. Y que la fundación de la nación guatemalteca por él pretendida –en su obra– es la del conquistador y del colonizador. Como que descendía directamente de Bernal Díaz del Castillo a quien pretende re legitimar con la Recordación. Pero creo que Fuentes –cabalgando entre los siglos XVII y XVIII– nos deja acaso el primer testimonio de nuestro toltequismo y sobre todo de nuestra toltequidad mestiza: “Quedó establecido este reino de Goathemala, bajo el gobierno y la subordinación de la estirpe de los toltecas, que, para más clara inteligencia, se derivaron y vinieron de los de Tula, en la región de México”. Recordación florida, libro II, Cap.I.

No soñaba Brasseur con llegar a estas tierras, a hurgar el Popol Vuh de Ximénz, ni, menos, Recinos o Villacorta en estudiarlo y traducirlo, cuando ya Fuentes y Guzmán deja el primer vagido sobre la teoría que trato de rescatar y revivir –para usted, lector de gAZeta– pese los encontronazos.

Mario Alberto Carrera

Director de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. Columnista de varios medios durante más de veinticinco años. Exdirector del Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades de la USAC y exembajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Premio Nacional de Literatura 1999.

Diarios de Albertorio

9 Commentarios

Luis Escobedo 09/05/2020

Interesante el artículo y más el debate que ha suscitado… Todavía el análisis histórico deambula entre lo arqueológico y lo etnocéntrico… Sigue estando fincado el asunto en el tema racial y no el asunto humano. Hoy debiéramos haber arribado a síntesis cabales que den sentido y significado a los aportes de los pueblos ancestrales y actuales… somos herederos de lo humano todos los habitantes de la América y cuando hay necesidad de vindicar una valía étnica para asomar con rostro propio y corazón altivo, pues hay que comprenderlo como algo válido y hasta necesario. En la medida que los filósofos y antropólogos, pedagogos, artistas y psicólogos vayan asumiendo los centros medulares del ser amerindiano, arribaremos a puertos mayores y mejores que la complejidad de una defensa equivocada de lo racial sobre lo humano… Es hermoso ser tributario de mayas, toltecas, huastecas, olmecas, y todos los ecas que se pueden encontrar… al final sólo humanos… humanos…

Iztli 30/03/2020

Discrepo.
A pasar de ser del centro de México, saludos a la hermana Guatemala, quiches, tzuzuhiles, cackchijeles y demás etnias de Guatemala, son auténtica y etnicamente mayas. Si hubo influencia tolteca del centro de México, pero hay que tener cuidado con todos los etnocentrismos y chovinismos, más si se vive en una zona con riqueza cultural de siglos. El Popol Vuh no es un invento virreinal con influencia cristiana, sus relatos aparecen en evidencia arqueológica, que muestra visualmente los relatos, en piedra, murales y cerámica. Es lógica la transformación de tales cosmovisiones, más con la influencia tolteca, que aún así no quito el lenguaje y espíritu mayas, de todos los pueblos que la conforman. Con influencia tolteca si, pero al final mayas de todos modos.

José David Son Turnil 06/11/2017

Totalmente de acuerdo en que los pueblos kiche’, mam, kaqchikel etc. tienen descendencia tolteca e influencia olmeca, lo que hay que entender es que políticamente al movimiento mayista y neomayista actual no le interesa reivindicar lo tolteca, por lo mismo, reivindica lo maya, que es lo políticamente conveniente para el movimiento.

    Alfredo Xutuc Villatoro. 16/04/2019

    Totalmente en des acuerdo, los quichés emigraron a Tula, y no como ustedes lo mencionan. Los meses de diciembre y enero estuve en Teotihuacan, buscando uno de los murales en donde se encuentra grabada una marimba, fabricada en la zona norte de Huehuetenango y Cobán. Esta información la encontré en la biblioteca central de Texcoco. Les aconsejo que piensen con la mentalidad mestiza de los mexicanos y no con la mentalidad de conquistadores como lo hizo Severo, quien niega completamente el origen guatemalteco de la marimba. QUE VIVA MI RAZA MAYA DE LA CUAL ME SIENTO ORGULLOSO.

      Francisco 26/07/2019

      Que tal, profesor, un saludo desde Celaya Guanajuato, con el mas grato delos recuerdos de la secundaria de Nuevo huixtan

    Eva 16/10/2019

    Completamente de acuerdo.
    El movimiento mayista está muy politizado. Ellos se han encargado de alterar fechas y evidencias, reclamando así que «Guatemala es 100 por ciento Maya». De tales falacias nos han querido manipular un grupo de Arqueologos, Antropologos e Historiadores, todos mayistas. «Comprados»? Cuál será su fin?

Tito Medina 01/11/2017

La sobresimplificación de las relaciones entre los grupos etnolingüisticos en la época precolombina es uno de los graves equívocos de los académicos de visión eurocentrísta que tratan de destruir cualquier vestigio de pertenencia nacional a los pueblos indígenas.

Si, hay influencia tolteca en algunos grupos del altiplano, pero generalizar imperfectamente que todos los altiplanenses son toltecas o que los indígenas escuintlecos son «aztecas» o de influencia lingüistica nahuatl es tendencioso y mal intencionado.
El aparecimiento y desaparecimiento antojadizo de poblaciones enteras por parte de ciertas hipótesis es un facilismo recurrente en estas propuestas de la cultura dominante.

Los ladinos le temen al mestizaje, reniegan de ello, ya quisiéran todos ser criollos, y hablar castellano, no el español latinoamericano al que están condenados. Los mestizajes ha sido parte de la construcción social desde el orígen de la humanidad y sus constantes migraciones, por eso me llama mucho la atención que no se mencione en el artículo lo maya-tolteca, así junto, así mestizo y como una de las grandes ramas de donde se desprenden los idiomas k’icheanos, no tan así los mameanos en las clasificaciones de los idiomas mayas.

Lo tolteca no es negación, es otra influencia más en los miles de años de construcción histórica de los pueblos mayas. Así como la invasión española, o la influencia norteamericana afectará también a los pueblos guatemaltecos; mas o por eso se deja de ser guatemaltecos o mayas, o maya-mestizos. Es importante no hablar de etnicidades «puras», porque no existen en ninguna parte, lo que hay culturas y transculturaciones, y no peyorativizar una cultura u otra.

Los vestigios arqueológicos dan fé de la ocupación de diferentes regiones del altiplano a lo largo de los milenios antes del arribo de los europeos. Mejor imáginemos, si, imaginemos la dialéctica del desarrollo de las culturas locales, sus complejidades, sus diversidades y especificidades… su riqueza.
Hay que desarrollar investigaciones mucho más profundas e incorporar tambien las apreciaciones socio cosmogónicas de los portadores-sabios y dueños de las culturas locales para lograr una definición no-colonialista de los términos y categarizaciones culturales. Pensemos en lo maya como geografía, lo maya como identidad, lo maya como etnicidad, lo maya como clasificación antojadiza, lo maya como autodefinición o autocalificaciónl, lo maya y sus mestizajes, lo maya guatemalteco, lo maya nacional, etc.
Ya es tiempo que dejar de hacer pseudociencia e imponer la academia a la sociedad, sería lindo que la academia entendiera la esencia del ser cultural, que crea y da vida a la sociedad.

Indígena, maya, maya-tolteca, maya-mestizo, en términos locales, son conceptos que separan a los extranjeros, criollos y ladinos de los pueblos originarios, pero en la realidad todos los días se van dando nuevos mestizajes e interculturalidades,

¿Qué hay de malo en tener alguna influencia tolteca o cualquier otra? La identidad es nuestra y pertenece a los portadores de la misma. Lo demás son epítetos ajenos.

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    Hilario 06/09/2018

    No puedes negar lo innegable, los indígenas de nuestro país Guatemala no son mayas, como el académico describe, ahora es una mentira decir que esto grupos son mayas ni siquiera en sur de México ni Honduras o el Salvador quedaron rastros vivos de esta civilización como es el caso del pueblo Judío, Hindú o Chino; que son de los pueblos mas antiguos aun vivos, ejemplo de ello es que la palabra tortilla no es Maya proviene del Nahualt, entonces no pretendas dar sin importancia y generalizar que los grupos étnicos del altiplano son mayas porque no lo son, al Guatemalteco por cultura le gusta mentir y hacer creer que todo esta bien cuando no es así, a la conquista de Guatemala por los Españoles guerreros de origen mexicana les acompañaron para conquistar esta tierras ejemplo de ellos son los grupos indígenas que viven a orillas del lago de Amantiltlán otra palabra de origen Nahualt, Lo cierto es que el argumento de grupos Mayas se de en los acuerdos de paz por política y apoyo de los nórdicos europeos

Liliana Velasquez 01/11/2017

Muy interesante. Me gustó su artículo, porque de verdad, sabemos muy poco de nuestros ancestros. Los Toltecas fueron habitantes y conquistadores, antes que la venida de los españoles. Muchas gracias por ilustrarme.

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