Luis Melgar Carrillo | Política y sociedad / NUESTROS HIJOS
Se le llama estímulos incondicionales a aquellas caricias que se dan por lo que la otra persona es. Son expresiones que se manifiestan por el mero hecho de que el interlocutor exista. Por ejemplo, decirle «Qué inteligente que eres» o «Vaya, tú sí que eres bonita». Son estímulos que se dan por las cualidades o características personales del otro.
Muchas veces, al dar caricias incondicionales se tiene la oportunidad de contribuir tanto al desarrollo, como a la disminución de esos atributos personales. Si son caricias positivas incrementan el potencial de quien las escucha. Si son negativas lo deterioran.
Las caricias incondicionales positivas imprimen una mayor fuerza y vigor en el estado de ánimo del interlocutor. Son el tipo de estímulos que más contribuyen a fortalecer su salud emocional. Usarlas de forma oportuna, contribuyen significativamente en el enriquecimiento de las relaciones interpersonales dentro de cualquier marco cultural o social.
En forma equivocada, hay emisores que lanzan una caricia negativa incondicional con el propósito de que quien las escucha tome conciencia de sus deficiencias. Por ejemplo, decirle a un subalterno «Oye, tu eres un burro, nunca te fijas en lo que haces». Muchas veces, las personas que actúan así, están haciendo esfuerzos para que la otra persona trate de mejorar las deficiencias que le manifiestan. El error en este caso es que se ignora que el cerebro acumula los estímulos recibidos. Por lo mismo, en vez de que el interlocutor mejore sus deficiencias, las refuerza.
Por otra parte, las caricias condicionales son el tipo de estímulos que se dan por lo que la otra persona hace o hizo. Por ejemplo, decirle al menor, «El diez que sacaste es porque te has esforzado» o a la esposa «Qué buena te salió la ensalada». Las caricias positivas condicionales en general son estímulos de reconocimiento por las actuaciones que haya tenido quien las recibe.
El impacto que tienen las caricias incondicionales es mucho mayor que el de las caricias condicionales. En el caso de caricias incondicionales positivas, su peso fortalece en mayor proporción al fortalecimiento que producen las caricias condicionales positivas. En el lado contrario sucede lo mismo. Es mucho mayor el daño o deterioro que se logra en la personalidad cuando se menciona una caricia incondicional negativa, que el daño producido por una caricia condicional, también negativa.
En los procesos de educación de los pequeños, son importantes tanto las caricias condicionales positivas como las negativas. Las caricias condicionales positivas suelen ser usadas como instrumentos para favorecer el aprendizaje, el asentamiento de valores y, en general, todo el proceso de socialización Sin embargo, cuando se dan caricias condicionales negativas se debe tener mucho cuidado. Pronunciadas sin el contexto adecuado, pueden reforzar los errores en vez de mejorarlos.
Cuando se está educando, el menor debe de saber cuáles aspectos de lo que hizo, no están bien hechos. Por ejemplo, cuando el pequeño entra con los zapatos enlodados a la sala. En el trabajo, el empleado debe de ser informado sobre los detalles que no cumplieron con las expectativas.
Una manera muy sensata de amonestar es combinar una amonestación por lo que hizo mal, acompañada de una caricia positiva incondicional. Por ejemplo, decirle: «Carlitos, no sé por qué razón sacaste cinco de promedio. Tú eres muy inteligente y puedes obtener mejores calificaciones». También se le puede decir al subalterno, «Jorge, usted es el mejor soldador de la cuadrilla. No se por cuál razón estas soldaduras le salieron deficientes».
La caricia condicional negativa es decirle al niño que no nos agrada su promedio bajo. Esta mención acompañada de la caricia incondicional positiva, tiene un balance favorable sobre la personalidad del menor. Al mencionarle al soldador que sus soldaduras resultaron ineficientes, acompañado de la expresión positiva de ser el mejor soldador, disminuye la mención de su error.
Lo anterior obedece al impacto que tiene una caricia incondicional, en relación a una condicional. Naturalmente que cuando se menciona la caricia incondicional positiva, la expresión debe ser auténtica, es decir, debe ser verdad y no una adulación.
Eso significa que, previo a la amonestación, los padres del menor deben analizar las cualidades personales que le van a decir al niño, de manera que sean tomadas por el infante como una verdad. De manera similar, el jefe, antes de encontrarse con el subalterno para mencionarle sus errores, debe analizar qué cualidades personales le ha notado, para indicárselas en una entrevista que se tenga en privado. Del análisis brotarán las caricias positivas que se le van a mencionar, de lo contrario no serían caricias positivas auténticas.
En este punto es conveniente decir que es muy importante que las referencias de los errores que haya cometido el interlocutor se deben hacer en privado. Hay un efecto multiplicador cuando se amonesta en presencia de otros. Para aguantar la ira que se pueda tener ante los errores, se debe de tener algún grado de autocontrol. Ya con calma se puede tener la sesión de corrección, habiendo planificado las palabras que se van a usar.
Por otra parte, cuando se le dice al menor constantemente que es muy inteligente, se le está dando un refuerzo positivo. Cuando se hace acompañado de haber advertido su error, en cierta manera la combinación disminuye el impacto del error, y refuerza la orden que se le está dando: sé inteligente. Más adelante, en otro texto, se va a tratar este tema de las órdenes o mandatos que se le dan al niño.
Fotografía tomada de RPP Noticias.
Luis Melgar Carrillo

Ingeniero Industrial, Colombia 1972. Máster en Administración de Empresas (INCAE 1976). Nueve libros. (Dos aparecen en Google). Autor de 20 artículos (revista Gerencia, Guatemala 1994 -95. Director de Capacitación (Asociación de Azucareros de Guatemala). Director de Recursos Humanos (Polymer-Guatemala). Excatedrático en universidades de Costa Rica, Guatemala y Tepic, México. Residencia en Tepic.
2 Commentarios
Muy interesante artículo!
Estimado Felix: Muchas gracias por su comentario.
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