-Jaime Barrios Carrillo / SIGNOS–
El matrimonio gay es más viejo que el mundo. Tuvimos a Julio César, Alejandro el Grande. Dicen que es moderno y es más antiguo que todos nosotros. Es una realidad objetiva. Existe. No legalizarlo sería torturar a las personas inútilmente.
José Mujica
Se escuchan ahora aullidos y gritos desde las esquinas conservadoras de Guatemala. No son pocas, debido al fundamentalismo religioso de diversas corrientes en el país. Incluyendo sectores de la Iglesia católica. Con la conmemoración del 8 de marzo en la Plaza de la Constitución se dio un encuentro de variadas tendencias no dogmáticas, seculares y contestatarias. Entre las actividades, alguna procesión que molestó a los mojigatos; de ahí que resulta necesario ampliar la discusión y debate sobre diversidad y libertad sexual.
Guatemala es un país atrasado en muchos aspectos. La educación sexual es débil y los derechos sexuales y reproductivos muy poco conocidos. Y muchas veces irrespetados. Cuando no vilipendiados por una mezcla de ignorancia, conservadurismo, mojigatez, religiosidad a ultranza y ante todo temor. Guatemala ha dejado de ser plenamente un país secular.
Los derechos sexuales y reproductivos -DSP- deben formar parte activa de la formación de ciudadanía. Se trata de decisiones individuales que implican la aceptación social de cómo mujeres y hombres deciden sobre sus propios cuerpos en el ámbito de la sexualidad y la reproducción. ¿Homosexual o heterosexual? ¿Tener hijos o no, incluidos el aborto voluntario o la inseminación artificial? En términos muy simples y cotidianos: con quién me acuesto y con quién no. Y con quién contraigo matrimonio. Abortar o no.
Por otro lado, en el país suceden violaciones diariamente y en gran número. Muchas mujeres, incluyendo menores, son violadas y no pocas veces dentro de los marcos «legales» del matrimonio (este delito se califica como estupro). O en los casos del llamado «matrimonio infantil», cuando una menor es dada en matrimonio por la familia para obtener regalías a cambio del esposo, que suele ser un hombre mucho mayor que la víctima. Estas uniones contra la voluntad de la niña son mucho más frecuentes de lo que se cree en Guatemala. La necesidad tiene cara de matrimonio infantil.
El aborto no es legal todavía en el país. Pero esto no impide que se realicen miles de abortos cada año en condiciones deficientes desde el punto de vista médico y de higiene básica, lo que pone en peligro la vida de las mujeres, muriendo o quedando lisiadas un número desconocido pero que se estima elevado. Muchas mujeres que abortan, incluyendo menores, habían resultado embarazadas después de una violación. A las niñas se les niega tanto la educación sexual como la posibilidad del aborto cuando resultan embarazadas. Se les exige una maternidad no deseada, no planeada y, de hecho, la renuncia involuntaria a la niñez u adolescencia.
Los homosexuales, hombres y mujeres, llevan también muy mala parte. No solo la estigmatización sino la persecución moral y en muchas oportunidades la represión física. Personas homosexuales, travestís o transexuales han sido maltratadas e incluso asesinadas en Guatemala por el hecho de serlo. La sociedad machista, autoritaria y patriarcal que tenemos incita a la discriminación de los homosexuales. La norma heterosexual en Guatemala tiene una esencia represora y destructiva, negadora de la libertad. En Guatemala no ha habido ningún partido político que reconozca los derechos de los homosexuales.
En definitiva:
La cultura del atraso y el autoritarismo sigue imperando maquillada bajo el tinte religioso. Estamos llenos de pastores fanáticos y mojigatos pero perversos. La religión como la entienden los fundamentalistas en Guatemala es un opio para el pueblo.
Ser homosexual no puede ser un delito ni una falta moral ni muchos menos una enfermedad, es un derecho. Incluido el matrimonio con el mismo sexo.
Abortar también lo debe ser y la decisión final debe radicar en la mujer, es decir si quiere o no tener un hijo.
Basta de violaciones impunes. De matrimonios infantiles. De discriminación y estigmatización de ciudadanos que no escogieron la norma heterosexual.
Jaime Barrios Carrillo

Columnista, escritor, investigador, periodista nacido en 1954 y residente en Suecia desde 1981, donde trabajó como coordinador de proyectos de Forum Syd y consultor de varias municipalidades. Excatedrático de la Universidad de San Carlos, licenciado en Filosofía y en Antropología de las universidades de Costa Rica y Estocolmo.
Un Commentario
Como puede consebirse como un derecho MATAR A OTRO SER HUMANO INDEFENSO?.
El aborto es eso mondo y lirondo.
O la iiresponsabilidad convertida en derecho ?
O supone un cambio de principios fundamentales universales ?
Como el derecho a la vida y a las garantías constitucionales asentadas en todas las constituciones originales de los paises democráticos ?.
El que emperadores sodomitas hayan practicado el homosexualismo y por muy antiguos que sean; no pueden ser fundamentos de derecho. El matrimonio como tal en su más pura expresión no puede ser homosexual. La unión entre dos iguales no puede también ser considerada un derecho reproductivo, porque biológicamente no lo es. O acaso también debemos ir en pos de la clonación como un derecho ?
Los homosexuales no deben ser estigmatizados, porque son seres humanos con derechos dentro de una sociedad civilizada; y pueden contractuar legalmente sus vidas. Pero de ello a otorgarles derechos reproductivos; me pregunto: COMO ?.
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