Los colores de la bandera

Marco Vinicio Mejía | Política y sociedad / TRAZOS Y RETAZOS

Hace 148 años, el 17 de agosto de 1871, el entonces presidente de la República, Miguel García Granados, emitió el Decreto Ejecutivo que creó la actual bandera guatemalteca. El autor argentino Alfredo Vítolo (1938-2006) sostiene que la lucha argentina por su emancipación tuvo gran impacto en Centroamérica. En homenaje a ese ejemplo, «las banderas de las naciones centroamericanas tenían los colores azul y blanco» de la insignia concebida por Manuel Belgrano (1770-1820). La idea de adoptarla la tuvo Manuel José Arce, jefe de las fuerzas salvadoreñas opuestas a la anexión a México, en 1822. Vítolo sostiene que Arce recordó «los colores que enarbolaban los próceres argentinos, San Martín y Belgrano, como símbolo de libertad». Con seda blanca y azul, confeccionaron la bandera de El Salvador, la cual «fue jurada y bendecida el 20 de febrero de 1822».

Estos hechos también los registró Francisco Espinosa en el cuaderno Los símbolos patrios, editado por el Ministerio de Cultura de El Salvador. Los datos los confirmó el jurista e internacionalista Ramón López Jiménez, en un artículo publicado en el diario salvadoreño La Prensa, del 29 de marzo de 1960. Al proclamarse la independencia centroamericana y constituir la Federación que agrupaba a los países del istmo, la Asamblea Nacional Constituyente, por resolución del 21 de octubre de 1823, la adoptó como bandera común para todas las naciones federadas. Al disolverse la Federación Centroamericana, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua mantuvieron, con algunas variantes, el azul y blanco en sus respectivas banderas.

Lo interesante de esta relación es que los colores originales de la bandera de Guatemala serían los mismos escogidos por Belgrano. Si bien se afirma que representan al cielo, es muy probable que correspondan a los distintivos de la dinastía borbónica (azul-celeste y «plata» o blanco), «como una solución de compromiso», ya que las Provincias Unidas del Río de la Plata, para evitar ser consideradas rebeldes, «declararon que rechazaban la ocupación realista, aunque mantenían la fidelidad a los Borbones». Por otra parte, Belgrano era devoto de la Virgen María, cuyas vestes son, o han sido, albicelestes.

Si las sutilezas cromáticas de nuestro símbolo patrio suscitan dudas y no parecemos cobijados por una bandera común, es hora de preguntarnos cuánto hemos luchado para lograr una efectiva independencia política, económica, cultural y, sobre todo, mental.

En este derrotero alegórico, la intención ha sido difundir el imaginario nacional en diferentes niveles de la sociedad americana. La bandera cubre a una sociedad conformada por factores de desigualdad y postergación, con pobladores subsistiendo al margen del triunfalismo de las clases dirigentes y ocultas tras el imaginario de las victorias militares.

La historia es escrita, generalmente, por los vencedores. Esto explica en gran medida que las batallas ganadas y los héroes encumbrados en ellas se convirtieran en el gran tema de representación dentro de la propia nación, determinando una característica esencial en la ingeniería de la memoria.


Marco Vinicio Mejía

Profesor universitario en doctorados y maestrías; amante de la filosofía, aspirante a jurista; sobreviviente del grupo literario La rial academia; lo mejor, padre de familia.

Trazos y retazos

Correo: tzolkin1984@gmail.com

Un Commentario

CIRCULO CULTURAL DE POETAS LATINOS 19/08/2019

A GUATEMALA
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Quiero cantar a mi patria primera
con toda la vibración de mi pecho
al bello Quetzal altivo en su lecho
también a mi escudo, y A MI BANDERA,
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al HORMIGO árbol de pulcra madera
a mi himno, para el ciudadano arrecho
a mi suelo pues razono derecho
regalarte mi verso antes que muera.
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Darle lo mejor que mi letra guarda
para insignes poetas, un destino,
al defensor que jamás se acobarda,
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situando en alto al noble campesino,
A la raza maya altiva y gallarda
con la PAZ, su vereda, hizo camino.
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Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz 2009”
Guatemala, C. A.

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