Les presto mis zapatos

-Rita Ma. Castillo / SOMOS ARTE

En esta oportunidad quisiera prestarles un rato mis zapatos, un ratito mi perspectiva. Hace un par de semanas me levanté y en la rutina de cada día vi en redes sociales la indignación de las personas hacia la prohibición del arte en las escuelas. Al principio no estaba muy enterada, pero no dejó de indignarme, molestarme y claro, luego de todo lo emocional que me provocó, pues tocó informarme.

Toda esta cuestión realmente me hizo pensar, qué sería el mundo sin el arte, y lo hice más personal aún, qué sería mi vida sin este importante elemento que me compone. Como artista puedo decir que sé que no hubiera sido lo mismo mi niñez sin mis crayones o mis bailes de clausura o incluso sin haber sabido tocar Estrellita con mi flauta dulce. Probablemente no hubiera encontrado mi camino como artista sin esas pinceladas que, aún, cuando fueron pocas me llevaron a donde estoy en este momento, me ayudaron a abrir mi mente y encontrar mi lugar.

Un mundo sin arte, sin color, sin expresión, me resulta difícil imaginarlo. Aún recuerdo la primera vez que un maestro me dio un lápiz 4b y me enseñó la diferencia entre puntas duras y suaves, mis primeros ejercicios de sombreado, y no digamos mi primer bodegón, la emoción de mis primeros óleos, mi encuentro emocionante con el primer lienzo y caballete, y el característico olor de la acuarela cuando le pones un poco de agua. Son cosas que no se olvidan, momentos en los que agradeces que alguien se haya tomado el tiempo de enseñarte y animarte a probar suerte en el mundo del arte. Recuerdo que siempre me preguntaba por qué tan pocos periodos en la semana me tocaban mis clases de arte o de música, por qué me tocaba esperar toda una semana para volver a sentir la emoción de algo nuevo, nuevos colores, nuevo aprendizaje.

Un mundo sin arte, lo repito, nunca sería lo mismo, no tendría sentido, por más pequeño que sea el contacto que tengas ya sea con el baile, la música, escultura o pintura, o cualquier expresión artística, te cambia la vida, te abre la mente a un sinfín de posibilidades. El arte es medicina, siempre lo repito, necesitamos más espacios que generen arte constantemente, crear espacios en los que las personas que nunca hayan tenido contacto con el arte puedan tenerlo y aprenderlo, si bien no a desarrollarlo o a vivir de eso, que aprendan a apreciarlo, respetarlo y fomentarlo. Somos un país tan rico en cultura, que cuenta con inspiradores paisajes, con majestuosos colores, pero seguimos sin darle el espacio que merece el arte, esto es un aprendizaje que lleva tiempo, esfuerzo y trabajo, que se hace poco a poco, un paso a la vez, necesitamos aprender a darle al arte su espacio, a botar prejuicios, y como artistas debemos aprender a compartir, respetar lo ajeno, compartir espacios y trabajar juntos. Porque si bien poco a poco se van cerrando espacios para la creación de proyectos artísticos, debemos cooperar para generalos y abrir nuevas puertas, explorar nuevas posibilidades y dejar un legado, un legado a futuras generaciones, para que se abran puertas para seguir creando arte, arte que trascienda.

Si alguien me preguntara porque decidí ser diseñadora y artista gráfica, tendría muchas respuestas para darle, pero todo se resume en que no imagino mi vida sin serlo. Siempre he dicho que el arte es medicina, puede ser un escape, una expresión sin miedo, un alivio, puede cambiar una vida, por eso insisto tanto en que necesitamos crear más espacios artísticos, necesitamos más apoyo, necesitamos dejar a un lado el egoísmo y unirnos apoyarnos, transmitir conocimiento cuando podamos, capacitarnos en nuevas técnicas, trabajar con excelencia y darle al arte el lugar importante que se merece.

Sin colores, sin notas, sin formas la vida no sería lo mismo, porque a donde sea que veamos hay un poco de arte. Necesitamos el arte y el arte nos necesita, necesita que seamos genuinos para que llegue a lo más profundo del espectador, que hablemos claro para que el mensaje llegue con éxito a la fibra que queremos mover, que grite fuerte para que conmueva a una generación y que sea desde el corazón para que traspase fronteras, que trascienda.

Hoy les presté un rato mis zapatos, les abrí un poco mi corazón, necesitamos más arte, si nos cierran una puerta, abramos las ventanas a nuevas posibilidades de expresión.


Fotografía principal por Rita María Castillo.

Rita Ma. Castillo

Diseñadora industrial, apasionada por el arte, con ojos curiosos, corazón colorido, coleccionista de historias, relatos y vivencias con extraños. Descubrí el arte como una herramienta sanadora, como una medicina, dicen que las cosas llegan a la vida cuando deben llegar y a mí el arte me encontró y me rescató. Vivo de eso, y amo haber encontrado mi propósito de vida en ayudar al prójimo por medio de mi tesoro, por medio de mi arte, aprendo cada día y me nutro de color, historias y trazos.

Somos arte

0 Commentarios

Dejar un comentario