Las luces sobre el escenario

Jorge Mario Salazar M. | Política y sociedad / PALIMPSESTO

En estos días de chismología inveterada, los medios oficiales y voces proimpunidad hacen gala de la mentira para tratar de socavar la credibilidad de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, Cicig. Estos plantean argumentos contra la Comisión, acusándola de responder a intereses de una supuesta izquierda internacional. Según dicen los portavoces de estos infundios, tanto el comisionado Iván Velásquez como la exfiscal Thelma Aldana son agentes peligrosos de dicha izquierda y, por lo tanto, deben ser considerados como enemigos del país, de las buenas costumbres, de dios y de la libertad. Han llegado a crear una liga entre el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, António Guterres con la Internacional Socialista, IS, comunidad de partidos de toda marca, especialmente anticomunistas. Si, como se lo digo y a las pruebas me remito, la Internacional Socialista ha sido la mayor muralla política e ideológica en la lucha contra el comunismo en Europa.

Pero estos voceros de la mentira se aprovechan de la ignorancia secular de nuestra sociedad, en donde el que habla más o grita más tiene la razón, porque somos un pueblo acostumbrado a decir que no nos importan las cosas que pasan en la política detrás de argumentos falaces, también aprendidos de quienes nos mienten como medio para gobernar. Nunca como ahora se transparentan las falacias por medio de las cuales se conduce a un pueblo a vivir en la miseria y a que este mismo pueblo defienda esa forma de vida miserable, solo por el gusto de verse al lado de los vencedores.

Así se construyó el ladino y su naturaleza traicionera y oportunista. Así se fortaleció el racismo de los criollos, criminal y despiadado. Así se fundamentó el militarismo asesino y oficialmente genocida. Así se impuso el catolicismo abusador y, ahora, con esos mismo argumentos, se postulan los neopentecostales con un discurso de terror mediante el cual recogen a las pequeñas almas pecadoras, con la promesa de un perdón celestial en victoria, mientras que en la tierra, los ricos y los pastores se forran de dineros mal habidos en todas las ramas del crimen organizado. Así se levantó el peor de los discursos de un presidente guatemalteco en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un discurso a la comunidad internacional que cuenta con una data de nuestra realidad mejor que nosotros mismos. Una comunidad informada y profesional que no puede dar crédito a la pose de víctima de un fracasado mandatario que ha hecho retroceder a la sociedad a los niveles de confrontación de hace 30 años.

En cada una de sus frases y oraciones frente a la ONU, el presidente hiló el rosario de mentiras, medias verdades y falacias que se han venido haciendo populares por medio de oficiosos columnistas y netcenteros pagados por las pandillas de criminales que litigan en los medios de comunicación para ejercer una presión sobre autoridades y jueces como medio para mantener la impunidad.

Dicho discurso del presidente en Naciones Unidas y el festín que se están dando los que pretenden dar un segundo aire a la impunidad de los criminales de todo tipo, incluyendo a los genocidas y a los capturados con sobradas pruebas por casos de corrupción, anuncian que sus artes en la guerra política, en la guerra psicológica y en las armas silenciosas (terror y miedo) les han funcionado para contener el experimento Cicig que venía siendo el mayor éxito de una intervención de las Naciones Unidas para lograr equilibrios en sociedades altamente desgarradas por conflictos armados. Hoy, se sienten tan victoriosos que Jimmy le dice a la Asamblea General: «somos cristianos, no aceptamos la homosexualidad, no aceptamos el aborto y adentro de nuestras fronteras seremos lo corruptos que queramos. Todo intento de socavar nuestro poder será neutralizado como lo hicimos con el enemigo interno».

Ese fue el mensaje a nuestro pueblo, porque la comunidad internacional solo atinó a abrir más los ojos ante el desatino monumental del presidente. Ya se dan reacciones más pensadas, en donde los mismos parlamentarios estadounidenses, de ambos partidos mayoritarios, brindan su apoyo a Guterres por el manejo diplomático de la crisis guatemalteca. Así lo vieron también los parlamentarios suecos que le otorgaron el premio Right Livelihood, conocido también como Premio Nóbel Alternativo, a Iván Velázques y a la exfiscal Thelma Aldana por su lucha frontal contra la corrupción y la impunidad en Guatemala.

Dicen que cae más rápido un mentiroso que un cojo. Jimmy Morales será víctima de sus mentiras porque para mentir tanto en todo lo que dice solo se acorta el tiempo para llegar a la verdad. El pueblo ya no le cree. Lo que le mantiene aún en el poder, a él y su camarilla, es cierto temor, también inveterado, de que cuente con más poder del que realmente lo respalda. Jimmy y su camarilla se aislaron del mundo. Sus únicos apoyos son la evangélica Nikky Haley, que fue llevada a ese alto cargo por el grupo de los pastores evangélicos que asesoran las oraciones del vicepresidente Pence, en nombre de los intereses más violentos y corruptos de Israel. De ahí, pare de contar.

El marco de fondo de esta coyuntura es la política geoestratégica de los Estados Unidos en relación con el Triángulo Norte de Centroamérica. Si su interés legítimo es contener la migración ilegal y el tráfico de drogas y de armas, tienen, por naturaleza, que desmontar los aparatos clandestinos que viven en el seno de las estructuras de los Estados como el de Guatemala.


Fotografía tomada de Dijamant.

Jorge Mario Salazar M.

Analista político con estudios en Psicología, Ciencias Políticas y Comunicación. Teatrista popular. Experiencia de campo de 20 años en proyectos de desarrollo. Temas preferidos análisis político, ciudadanía y derechos sociales, conflictividad social. Busco compartir un espacio de expresión de mis ideas con gente afín.

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