-Jorge Mario Salazar M. / PALIMPSESTO–
En Guatemala no hay una coyuntura. El elemento de rompimiento se produjo en 2015 con la caída de Roxana Baldetti y Otto Pérez por el caso denominado La Línea. La irrupción de la justicia al más alto nivel de la política nacional significó la caída de la invulnerabilidad de las mafias que se apoderaron del Estado durante décadas de gobernanza autoritaria y corrupta. Por primera vez en 50 años se iniciaron procesos penales contra funcionarios y personajes que cometieron cualquier tipo de delitos al amparo de la impunidad brindada por leyes y por la laxitud del sistema judicial. La carencia de ética y de moral en todas las esferas de la política se evidenció con este hito.
Desde ese momento a la fecha, durante 30 meses consecutivos, se vienen produciendo casos penales que involucran a varias decenas de exfuncionarios, políticos, empresarios y prestanombres. Las autoridades de justicia han asegurado bienes adquiridos espuriamente, desde fincas, edificios, casas, apartamentos, hoteles, cuentas bancarias, dinero y automotores, hasta yates, aviones, maquinaria de construcción, caballos de raza y animales exóticos, entre otros, por un valor de varios cientos de millones de quetzales. A la fecha no se ha condenado en juicio a ningún imputado. Esto último no cuestiona al ente investigador, sino al sistema judicial lento y corrompido que tenemos.
Estas 120 semanas las hemos vivido como en un estadio repleto en un juego de final de campeonato. Las expresiones de asombro con cada uno de los casos salidos a luz pública y los comentarios que le siguen por parte de los espectadores llenan el ambiente de ruido. Las plazas se alegran con los tambores, las vuvuzelas, las banderas y las pancartas. Los medios de comunicación se llenan de opiniones y las redes sociales se convierten en verdaderos foros. La ciudadanía hasta comienza cuestionar aspectos del sistema. Pareciera que hay una primavera democrática y que la gente en las calles estuviera muy bien informada y activa en política. Hasta ahora no hay una mejoría o crecimiento de la organización social, con la excepción de la AEU que sí logró derrotar en elecciones a las fuerzas corruptas y movilizar a decenas de miles de estudiantes y ciudadanos en el Paro 20S. La ciudadanía es aún un actor difuso en un escenario que se mueve por la fuerza de otros actores.
Era de esperarse que las fuerzas oscuras, las mafias y el verdadero poder detrás de todas las componendas político-económicas comenzaran a inquietarse y a dar pasos en su defensa. De esta cuenta, los contraataques pasaron de formas jurídicas y mediáticas a las acciones políticas encabezadas por el presidente Jimmy Morales. Sin embargo, al demostrar su incapacidad y debilidad política, sale a la palestra el otro implicado, el político más antiguo, el más conspicuo de la derecha ultraconservadora: Álvaro Arzú. La alfombra se levantó un poco más y nos muestra que junto con la corrupción y la cooptación del Estado camina el asesinato político. Arzú y su gente en la Muni esperan el relevo de una batalla en la que el presidente no da certeza. Con Arzú al frente, los grupos mafiosos insertados en la administración resistirán hasta con violencia.
El gobierno de los EE. UU. reaparece con nuevos recursos. El embajador Arreaga muestra sus piezas al público sin recato. Finanzas del Estado y seguridad interna del país en manos de los gringos. La estrategia jurídica para ordenar la política la ejecutan el MP y la Cicig con el apoyo de la Corte Constitucional, la Procuraduría de los Derechos Humanos y la comunidad internacional. Cada paso en falso de los poderes fácticos es respondido por una acción del gobierno gringo. El desgaste es general. El destino de Jimmy es plegarse con unos o con los otros.
Los 900 días dedicados a la limpieza del Estado aún se encuentran en la fase jurídica. Para algunos no debería salir de ese espacio. Otros consideran que la institucionalidad debe reformarse previo a un nuevo llamamiento electoral. El campo económico se ve afectado por la inmovilidad del Estado, el más grande consumidor. Para algunos, la inmovilidad es parte de la estrategia de victimización del presidente y las élites que lo defienden. El Congreso se ha enconchado y no da paso atrás, a pesar de todas las evidencias de corrupción e ilegitimidad de su gestión.
La coyuntura no se ha producido. Solamente un conjunto de escenarios que le van dando relevancia a los actores. El año próximo es crucial. Los juicios se acercarán a su fase de sentencia. También será año preelectoral. Arreciarán los conflictos entre los espectadores del circo. Pero no llegaremos a una coyuntura si los bandos no tienen articulación propia. Del lado del statu quo ya mostraron su estrategia que se prolongará hasta las elecciones: construir carreteras, al frente ponen militares y empresarios. Del otro bando no se perfila una alianza que luche por el poder del Estado y habrá que dejar los tambores de la Plaza para organizar una fuerza política, hasta entonces habrá una coyuntura, cuando la organización social se constituya en alternativa. Para eso quedan solo 10 mil horas.
Imagen tomada de La mente es maravillosa.
Jorge Mario Salazar M.

Analista político con estudios en Psicología, Ciencias Políticas y Comunicación. Teatrista popular. Experiencia de campo de 20 años en proyectos de desarrollo. Temas preferidos análisis político, ciudadanía y derechos sociales, conflictividad social. Busco compartir un espacio de expresión de mis ideas con gente afín.
Un Commentario
Jorge Mario, muy bueno el enfoque sobre la situación de coyuntura vivida en Guatemala, partiendo de gobierno de Otto Perez y Baldeti. Es lamentable que los millones de millones de quetzales substraídos de Estado no regresen. Además es lamentable que tengamos un gobierno sin planes para salir de la crisis. Y que la clase política que llevó a este gobierno y el anterior se estén reorganizando para participar en las próximas elecciones. Es urgente realizar un listado de toda esa gente para no permitirles participar, pues tienen los recuesos para comprar voluntades como siempre ha sido. Bueno hay mucho que decir pero el reto es el futuro y para ello hay que participar…
Dejar un comentario