-Virgilio Álvarez Aragón / PUPITRE ROTO–
En su ya más que cínico y prepotente proceder, el aún presidente de la República ha decidido dar otra bofetada a los que aspiran a que en el gobierno se actúe, al menos, con cierta dosis de responsabilidad y decencia. Jimmy Morales ya no se preocupa por las formas y, sintiéndose un capataz de los criollos de antaño, quiere usar el Gobierno como el administrador de su finca, a quienes no les importa que se recete bonos ilegales y deje que los oficiales amigos se enriquezcan haciendo como que reparan carreteras, con tal que los deje abusar y aprovecharse de los recursos públicos.
Como cuando otros han gobernado, Morales ha decidido enviar al servicio exterior, con salarios abultados y beneficios extras, a personas totalmente desconocedoras de lo que es la política exterior. Si a inicios de su mandato premió al vicepresidente con plaza de embajador para su yerno, hoy envía a su financista de campaña y ministra de Comunicaciones fallida, a la embajada en Francia. Dícese que la quería de embajadora, pero la resistencia del ahora defenestrado canciller Morales impidió tal absurdo.
Si cuando se nombró al yerno del vicepresidente como embajador en Suecia la perplejidad y malestar fue grande entre los profesionales que han hecho del servicio exterior su profesión, la nominación de la exministra de Comunicaciones como funcionaria de la embajada en Francia ha vuelto a indignar a no pocos diplomáticos que, soportando por años sueldos miserables en el país, apenas si logran un puesto en el exterior luego de completar funciones diferentes en el Ministerio.
Por décadas se cuenta ya el tiempo que los diplomáticos de profesión llevan proponiendo e intentando que se apruebe una ley que establezca de manera mucho más clara y completa la carrera diplomática. Pero a los políticos, los perpetuadores de la vieja política, eso de carreras y profesiones específicas no les interesa. Ellos, al estilo Arzú, quieren los puestos públicos para pagar favores o parecer mágnanimos y dadivosos con dinero que no es el suyo. Si Arzú “por caridad” dio sueldos, que no es lo mismo a trabajo, a la suegra y compañera del mayor delincuente que pudo haber habido en el sistema penitenciario, Jimmy Morales dio al yerno del vicepresidente una embajada para reunir en territorio sueco a las hijas de este. La capacidad y experiencia importan un comino, pues ellos creen que, como viejos administradores de fincas, pueden hacer y deshacer con los recursos públicos, con tal que el dueño saque sus jugosas ganancias.
Lamentablemente la cuestión no es de un par de casos. En el servicio exterior guatemalteco hay una cantidad de personas que, sin contar con las credenciales mínimas, y sin haber completado los más básicos requisitos, laboran en las embajadas porque un pariente o un amigo, consiguió que un gobernante les diera, de favor, una plaza, como si la función pública fuera cuestión de pagar favores para dar sueldos a los hijos de los amigos.
Para comenzar, de los cuarenta y cinco funcionarios que con estatus diplomático laboran en las embajadas acreditadas en Europa, según datos proporcionados por el Minex, apenas quince son colegiados activos, requisito indispensable para ser funcionario público, y que servicio civil y la Contraloría simplemente han dejado pasar por alto. Si el requisito no es necesario debe abolirse, pero no debe infringirse la norma, so pena de ser sancionado.
De los once embajadores de los que se nos proporcionó información, solo cinco eran colegiados activos y, lo más trágico del asunto, uno de ellos, el embajador ante el Gobierno alemán, no tiene siquiera concluida la licenciatura, mientras que otro, el yerno del vicepresidente, es odontólogo de profesión y promotor de una secta religiosa como actividad principal.
Pero el descalabro profesional no para allí. En Bélgica, un técnico en computación es tercer secretario con veintitrés años en el servicio, y una perito contadora tiene el mismo nivel y tres años menos en el servicio. Es decir, llevan más de dos décadas en un mismo destino y no se les ha exigido mejorar su formación. Una secretaria bilingüe es primer secretaria en Rusia, un licenciado en comercio de vinos es tercer secretario en Francia, y está en el cargo desde 2011, donde una bachiller en computación tiene el mismo nivel y está en ese puesto desde 2013. Una bachiller en ciencias y letras es segundo secretario en Alemania, ¡y está en el puesto desde 2008!. Casi todos los que no tienen una licenciatura dicen tener iniciados los estudios, pero no acreditan la terminación de los mismos y, pasados los años, el Gobierno tampoco se los ha exigido.
Los anteriores son apenas los ejemplos más evidentes y bochornosos del servicio exterior guatemalteco, donde personas que se han formado y esforzado tienen que compartir funciones con otros que, por contactos familiares o políticos obtuvieron el cargo, contraviniendo las más mínimas reglas de un servicio exterior profesional pues, como sucede en Alemania, el funcionario tienen doble nacionalidad, lo que impediría la acreditación diplomática.
La rotación, indispensable en este tipo de profesiones, apenas se cumple con los que no tienen contactos, pues los que funcionan dentro de la lógica de la “finca”, se eternizan en los puestos, impidiendo que jóvenes profesionales, efectivamente formados para esos cargos, puedan asumir responsabilidades en el exterior.
Profesionalizar los distintos ministerios es indispensables. Romper con los amiguismos y compadrazgos es vital e importante, pues el servidor público tiene que tener claro que está en el cargo porque tiene las capacidades exigidas para ejercerlo, que se debe a los ciudadanos a quienes presta servicios y representa, y no a un político equis a quien le debe el favor de tener comida y algo más en el plato.
Pero al presidente Morales y sus aliados eso les tiene sin cuidado, y usan el servicio exterior para emplear amigos y reunificar parientes. Todo a costas del erario público.
Fotografía tomada de la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.
2 Commentarios
La única vez que tuve la oportunidad de estar en un país de oriente medio, los embajadores centroamericanos solo llegaban a chupar a las reuniones.
Y te quedas corto, pues hay dos familias que controlan casi la mitad de los puestos de cancillería en el exterior desde hace décadas, algunos con título académico y otros sin él. Uno de ellos es embajador en un país desde hace quince años y vive acá «porque no es maceta». Lo cierto es que no hay Carrera Diplomática por ley. Guatemala es el único país de América Latina que carece de ella, para dar gusto a cada presidente o canciller de ir nombrando a sus amigos y familares, o bien a hijos de magistrados, militares o diputados a quienes les deben favores. El personal de Cancillería casi en su totalidad tiene un personal de ese cuño. Ahora un médico está a cargo de Protocolo. Hay dentistas, agrónomos y la mayoría no tienen título profesional incluso entre la cúpula de dicho ministerio.
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