Carla Sandoval Carrillo | Política y sociedad / UBUNTU O NUESTRA HUMANIDAD COMPARTIDA
El 19 de mayo pasado fue la GAY PRIDE en Bruselas, Bélgica. País donde los derechos de las personas Lesbianas, Gay, Transgénero, Bisexuales e Intersexuales son reconocidos de facto, no siempre de hecho, desgraciadamente. Hace poco, abrió sus puertas el primer refugio en Bruselas para jóvenes LGTBI de 18 a 25 años, porque aún pasa seguido, que sean rechazados por sus familias cuando ellos y ellas les anuncian su identidad sexual. Es una edad donde la mayoría aún son dependientes económica pero también emocionalmente de su entorno familiar y ese rechazo los pone en una situación de extrema vulnerabilidad y de exclusión social.
Mi hijo es homosexual. Me lo anunció cuando tenía 16 años y fue lindo saber que tuvo la confianza y la madurez emocional para asumir su identidad de manera abierta y seguro de sí mismo a esa edad. Para mí como madre, no fue una sorpresa ya que lo he acompañado toda su vida. Pero me alegró mucho saber que él iba a poder, hasta cierto punto, vivir su identidad de género de manera bastante sana y en un entorno donde cada vez más, la visión dicotómica de la identidad de género Hombre/Mujer es algo ya del pasado. Me alegró también saber que ya no vivíamos en Guatemala, porque recordé que un día después de haber asistido a la primera marcha Gay Pride organizada en la Capital (no recuerdo el año) asesinaron a una de las compañeras transgénero que había co-organizado esta movilización. Recuerdo también que, desde pequeño, mi hijo tenía ciertos ademanes considerados como “femeninos” y que, en el colegio, los otros chicos ya le estaban poniendo apodos y molestándolo así que fui a hablar con el maestro quien me dejó claro que “tenía que tener cuidado porque la homosexualidad era una enfermedad y que mi hijo aún estaba pequeño para poder rectificar la cosa”. Ni les cuento la corta pero categórica lección de biología, ética, psicología y sociología que le di a ese maestro.
En Bélgica, se quiere reconocer, como lo han hecho ya otros países en el mundo entre ellos Australia, Nueva Zelandia, la India y Nepal, el tercer sexo, el cual incluye a las personas transgénero. Se está cada vez más consciente, que el ser humano es mucho más complicado en sus diferentes identidades y expresiones y que se mueve más en contínuums que en divisiones dicotómicas jerarquizadas y reductoras. Así pues, nuestro sexo biológico nos hace nacer varón o hembra en los dos extremos de ese contínuum, pero existen las personas intersexo que nacen con ambos sexos o sin ninguno. Nuestra identidad de género está en el contínuum hombre-mujer y entre estos dos extremos están las personas transgénero. Nuestra expresión de género puede ser femenina o masculina, pero entre estas están las personas andróginas. Nuestra orientación sexual puede ser heterosexual u homosexual en los dos extremos de este contínuum, y entre estas están las múltiples expresiones como la bisexualidad, la sexualidad fluida, etc.
Pero la verdad es que el contexto guatemalteco sigue siendo un contexto machista y patriarcal, mantenido entre otros por las religiones, los medios y la ignorancia profunda de la gran mayoría de personas concerniente la realidad y verdad de las personas LGTBI que resultan de ello. Y aunque sea cierto que poco a poco, las cosas van cambiando, cambian de hecho demasiado lento. Solo tenemos una vida, que es corta considerando el tiempo histórico de la humanidad y del mundo. Y es una verdadera tragedia, que, en esa vida corta, millones de personas LGTBI en el mundo entero sigan viviendo hoy en día, en pleno siglo XXI, sus cortas vidas con temor y miedo, sin que sus derechos sean reconocidos. Peor, con temor a ser discriminados y asesinados por el simple hecho de tener una identidad de género y una expresión de su sexualidad que no sea la que se impone desde las visiones del patriarcado, de las religiones y de las élites dominantes en general. La imposición de la heteronormatividad como único modelo social, económico, político y cultural para el funcionamiento ‘normal’ de la sociedad ha sido destructor y devastador para millones de personas y cómplice de losasesinatos y persecución de las personas LGTBI en todo el globo terráqueo.
A mí como persona, como madre, como ciudadana, me duele y me da una gran rabia cuando escucho personas denigrar de manera consciente o inconsciente a las personas LGTBI. Más aún cuando viene de personas que tienen la capacidad de informarse, de instruirse, de cuestionarse y ser más críticos y sobre todo más éticos. Las cosas cambian, pero demasiado lento.
Carla Sandoval Carrillo

Soy una Guatemalteca que no es de aquí ni de allá. Politóloga formada en Bélgica donde resido actualmente. Feminista convencida y con ganas de aportar a los debates fundamentales que contribuyen a garantizar el Estado de derecho, los Derechos Humanos y a agudizar el espíritu crítico tan necesario en estos tiempos actuales.
2 Commentarios
Me encanto siempre lo que escribís.
Mil gracias, Jorge!
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