La vulnerabilidad de los niños

Luis Enrique Morales | Política y sociedad / OTREDAD Y EDUCACIÓN

Los niños son seres completamente inocentes e indefensos. Ninguno ha pedido nacer, ni ser arrojado en el mundo social al que pertenece. Tampoco se le ha dotado de las capacidades físicas ni intelectuales para ser autosuficiente desde su nacimiento. El niño, con el transcurrir de los años, se forma a gusto y antojo de los más fuertes. Algunos adultos que son los responsables de la llegada de esos niños y de su formación abusan de su posición de poder para crear el terror en los niños. Algunos son violentados, otros abandonados y algunos otros explotados. Comúnmente cada uno de estos niños se siente solo pero dentro del mundo social juegan el papel de la normalidad.

El sociólogo y antropólogo canadiense, Erving Goffman, en su teoría de la acción social comúnmente llamada la teoría de las máscaras, explica que los seres humanos pasamos la vida social haciendo teatro. Goffman explica que la conducta humana está condicionada a los escenarios y relaciones personales en las que la persona se encuentre. Según este teórico, todos los seres humanos intentamos proyectarnos de la manera más favorable en relación al escenario en el que nos encontramos, es decir, queremos reflejarnos positivamente.

Un estudio realizado por la Universidad de Estocolmo inspirado por esta teoría, realizó una observación del comportamiento social a una niña. Lo que se observó fue el comportamiento de ella con su maestra de primaria, su madre, el investigador, los tres juntos y ella sola. Se comprobó que la niña tenía una forma de ser con su maestra, de alumna buena, otra con la madre la cara de hija buena y otra con el investigador, de niña que escucha y responde. También se comprobó que al estar los tres juntos la niña no supo realmente que hacer. Mientras que sola, la niña hacia lo que quería y no lo que los adultos consideraban. La investigación comprueba las diferentes máscaras y que la niña siempre quiso mostrar con los demás que era buena dependiendo de su entorno. La pregunta entonces será cómo llegar a conocer si un niño sufre o si está haciendo un teatro dentro de la vida escolar.

Saberlo no es fácil. Los más destacados psicólogos definen que dentro del maltrato infantil siempre hay silencio y es difícil de saberlo. Pero estudios demuestran que se puede empezar a descubrir en pequeñas conductas repetidas en los niños. Algunas de estas pueden ser: conductas agresivas, rabias severas y persistentes, relaciones hostiles, relaciones distantes, actitudes de hipervigilancia, conductas sexuales inapropiadas para la edad, conductas antisociales y síntomas depresivos. Otros expertos en el tema explican que es necesario también diferenciar entre indicadores de maltrato y los diferentes diagnósticos que se le pueden detectar en los niños de temprana edad, tales como, ADHD, hiperactividad, entre otros. Lo cierto es que estas categorías pueden facilitar la detección de maltrato en algún infante. El problema que le sigue a todo esto es: ¿cómo lograr conocer al niño en su totalidad cuando dentro del aula hay que estar pendiente de muchos niños? Y quizás el problema más grande e importante es: ¿cómo cambiar el paradigma de la normalidad del maltrato físico y psicológico en de nuestra sociedad?

Fotografía tomada de Listin Diario.


Imagen principal tomada de Crimipedia.

Luis Enrique Morales

Quetzalteco nacido en 1989, escritor independiente y estudiante. Egresado de la Universidad Galileo en 2012, excatedrático en el área automotriz de la región de Quetzaltenango. Actualmente residente en Estocolmo, donde trabajo en docencia y, al mismo tiempo, estudio Ciencias de la Educación (Pedagogía) en la Universidad de Estocolmo.

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