La USAC en su laberinto

Virgilio Álvarez Aragón | Política y sociedad / PUPITRE ROTO

El candidato que recién ganó las elecciones de Rector de la Universidad de San Carlos ha comenzado con pie torcido su rectorado. Como era de esperar, entregó las principales direcciones universitarias a profesionales desconocidos y sin trayectoria académica, o a caras tan conocidas desde las épocas de los rectores Luis Leal y Estuardo Gálvez.

Ninguno de los recién nombrados posee un currículum académico reconocido. Cuando mucho, algunas publicaciones locales o compendios de textos, habiendo, en cambio, ex asesores próximos e íntimos de Manuel Baldizón cuando candidato presidencial. Los responsables de la gestión financiera y jurídica no son lúcidos y públicos promotores de la transparencia y la lucha contra la impunidad. La totalidad de los nombrados, como la inmensa mayoría de los que prestaron sus nombres para integrar las ternas, a sabiendas que el rector ya tenía sus preferidos y el Consejo Superior Universitario solo sacramentó su pedido, fueron activos promotores de la candidatura del rector recién electo, recibiendo los cargos como premio a esa participación y no como consecuencia de su experiencia y prestigio profesional en las áreas en las que fungirán como directores generales.

Dos direcciones resultan más que ejemplares de lo anteriormente dicho. En la dirección General de Extensión fue nombrada una psicóloga que, por lo que se sabe de ella, no ha tenido ninguna relación con las tareas fundamentales y básicas de la Extensión Universitaria. En cambio, ha sido activa dirigente del Colegio de Psicólogos, donde movilizó todas sus relaciones para promover la candidatura del actual rector, sin importarle que los estudiantes y profesores titulares de la Escuela de Ciencias Psicológicas tuvieran su derecho a elegir vedado por la irresponsabilidad política y académica del CSU. Su nominación es, pues, un premio a su apoyo electoral, y no consecuencia directa de su apuesta personal y profesional en la extensión de las acciones universitarias a poblaciones no estudiantiles. Radio y televisión universitaria, así como los demás grupos y centros que dependen de esa Dirección seguirán en la marginalidad, sin que puedan llegar a constituirse en referentes nacionales, como lo fueron en las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

Imagen tomada de la PDH.

Perspectiva más dramática ofrece el nombramiento del responsable de la Dirección General de Investigación. Médico, propietario de un centro clínico junto con sus hermanos, el nombrado no cuenta con producción científica de largo aliento y reconocida internacionalmente. Su formación está más vinculada a la rama científica del Centro Médico del que es copropietario. Sus vínculos con la investigación académica son, en consecuencia, escasos, como lo son también los de los otros dos profesionales que el rector recién electo incluyó en su nómina. Sin una propuesta sería y trascendente que impulse, promueva y consolide la investigación científica, la universidad pública guatemalteca continuará sumida en prácticas académicas anquilosadas, sin más función que titular profesionales que apenas si conozcan los rudimentos de su labor.

La producción de conocimiento, que exige formación seria y continuada, recursos humanos y materiales de alta calidad, continuará relegada y minusvalorada, pues a quien se ha puesto para conducirla apenas le interesa más la atención de la salud como mercancía sin que en lo personal tenga un currículum relevante como científico, mucho menos como gestor y promotor de la investigación científica como acción fundamental de la Universidad.

Queda pues, más que claro, que tanto para el actual rector, como para el Consejo Superior Universitario que le aprobó los nombramientos, la extensión universitaria, la investigación científica, como las otras áreas fundamentales de la vida universitaria, son simples espacios para ubicar a activistas y financistas de las campañas electorales, y no ejes vitales y centrales del quehacer de una universidad moderna.

Imagen tomada de La Hora.

En esas condiciones, si bien la reforma universitaria es cada vez más que urgente, el nuevo rector, como todo su equipo, no serán quienes la apoyen y promuevan, pues no solo son producto de esta universidad estancada y devaluada sino, en la mayoría de los casos, son causantes directos de ese estado de cosas.

La nueva universidad deberá concebirse y construirse no solo al margen de ellos sino, muy probablemente, en su contra, pues de otra manera, de no surgir un movimiento que cuestione de raíz la actual estructura y funcionamiento de la universidad pública guatemalteca, y consiga refundarla, pronto se le estará considerando “inútil, irreformable y perniciosa”, tal y como hace casi doscientos años calificara el sabio mexicano José María Luis Mora a la universidad confesional de aquel entonces.


Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.

Pupitre roto

12 Commentarios

Ruben 07/07/2018

Apenas lleva una semana y ya lo critican… A ésta publicación le llamaria «SEGUIMOS ARDIDOS». Perdieron no les queda de otra que aceptarlo ! Que lástima que utilicen su inteligencia para este tipo de notas.
Saludos Guatemala !

Cesar garcia 07/07/2018

En la digi se debió convocar a los investigadores de cada centro o instituto de invstigacion y que de allí emergiera el director idonneo. Hay suficienes personas con. Experiencia administrativa de la investigación en uSAC. Ya no más facturas políticas en digi. Pero atención el ente que. Por ley dirige la política es Conciusac que agrupa todos los delegados de cada unidad académica son ello los que sean acomodado o son figuras que su interés es curricular. Allí está la clave de marcarle el paso al que sea director de digi.

Dennis Orlando Escobar Galicia 07/07/2018

Muy buen comentario. La Usac ya no sigue para abajo porque ya llegó al tope. Esta rectoría será igual que la presidencia de Jimy Morales. Ya lo verán.

Dennis Orlando Escobar Galicia 07/07/2018

Muy buen artículo. Claro que conoce la Usac y también el estado de la educación guatemalteca en general. La Usac ya no sigue para abajo porque ya llegó a tope. Este rectorado será igual que la presidencia de Jimy Morales. Ya lo verán.

Anibal 07/07/2018

Que lástima y q mal q no se diga el nombre del médico nombrado en el área de salud q dicen q es propietario de un centro médico. O lo hicieron a propósito?

Lucy Rodriguez 06/07/2018

No tiene ni un mes que tomo posesion y ya quieren que haga milagros. Eso es lo malo de los Guatemaltecos que nos metemos a opinar antes de tiempo. Déjenlo trabajar y denle tiempo y luego emitan opiniones.

Juan Fernando Hernández, biólogo 06/07/2018

Todo esto «huele mal»… Atrás quedaron los días en que la USAC marcaba el camino. Se nota de lejos, porque ni el estudiantado ni el claustro (menos el personal administrativo) se han pronunciado masivamente en contra de las barbaridades que el gobierno central (si, a propósito, con minúscula) ha cometido en contra del PUEBLO de GUATEMALA. Como ahora pertenezco al grupo de los jubilados de la U, me siento con la libertad de expresar mi desagrado y mi vergüenza por la forma como la U calla y otorga. Se los he dicho a muchos jóvenes y adultos. ¡Vamos USAC! ¡Cumplamos con nuestra tarea! Recordemos las jornadas de nuestros padres (1962) y las propias (entre el ’76 y el ’86) de nuestra generación.

Cesar Estrada 06/07/2018

Certero artículo. Se ve que el autor conoce el estado de la Usac. La experiencia y la historia indican que el cambio de la universidad no vendrá de ella misma. La revolución liberal de 1871 y la revolución de octubre de 1944 fueron indispensables para sacudir la vetusta estructura universitaria. En las décadas de los años sesentas y setentas, el espíritu revolucionario de la época promovió mejoras académicas para acercar la universidad a la población más necesitada. Hoy en día, con la hegemonía del neoliberalismo y la postmodernidad, con el escepticismo y la indiferencia en las conciencias, la gran mayoría de universitarios no está pensando en reformar la Usac y, por ende, mal podrían cambiarla.
Mientras se presentan las condiciones subjetivas para la reforma universitaria, pues las objetivas ya están dadas, lo que sí pueden hacer los profesores y los estudiantes es promover el estudio, la reflexión y el debate sobre la situación del país y de la Usac, con el objetivo de ver qué universidad necesitamos y cómo llegar a ella.

kjcmdl 06/07/2018

Buen artículo, desde que la universidad se mezcló con la política fue el principio de su fin. La academia tiene que ser excluyente del nepotismo y clintelismo.

    tono 04/08/2018

    que triste ver un guatemalteco podrido por la envidia…

Pantaleon Yupe 06/07/2018

Tamos jodidos, triste y dura realidad. Saludos maestro.

Ana Silvia 05/07/2018

Se quedo corto profesor.

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