La unidad será la única garantía de victoria

– Carlos Castro Furlán / PERSIGUIENDO EL HORIZONTE

Hoy no escribiré sobre la lucha en contra de la impunidad y de la corrupción, ya que pienso que he escrito suficiente sobre este tema y aún cuando es necesario eliminarlas, son solamente un efecto de la causa principal de nuestra situación, que es la existencia de un sistema social, político y económico injusto.

Muchos analistas políticos consideran que este tema que ha movilizado desde abril de 2015 a la fecha a la ciudadanía guatemalteca es una creación «ideológica del imperio» que pretende promover «revoluciones de colores» mediante las cuales se den transiciones ordenadas de poder o se promuevan «golpes de Estado blandos». Estos se realizarían en contra de los gobiernos que no se alineen por completo con la política exterior de la(s) superpotencia(s) que dominen geopolíticamente una región o zona geográfica a la cual consideren su zona «natural» de influencia.

No importa realmente si toda la movilización efectuada desde abril de 2015 hasta la fecha ha sido promovida desde las redes sociales por agentes imperiales especializados en operaciones de guerra psicológica. Y digo que no importa quien haya promovido estas movilizaciones, ya que los que se movilizaron fueron ciudadanos guatemaltecos que se indignaron al enterarse, a través de las investigaciones de la Cicig y del MP, de la magnitud del latrocinio contra la ciudadanía que ha mantenido una alianza de empresarios, burócratas y funcionarios gubernamentales que han saqueado las arcas del Estado desde tiempos inmemoriales.

Guatemala no volverá a ser la misma después de abril de 2015, ya que la ciudadanía que había estado por décadas silenciada por el síndrome del terror se atrevió a salir a las calles y manifestar su desacuerdo en contra de la corrupción y la impunidad.

Aún y cuando el haber destituido al presidente y a la vicepresidenta, así como a un gran número de funcionarios, empresarios, banqueros y personas que se creía que eran intocables y tener a muchos de ellos ligados a procesos judiciales y en la cárcel, no ha sido suficiente para desmantelar el sistema de corrupción enquistado a todos niveles de la sociedad ad eternum; pero sí es un gran avance para la sociedad guatemalteca.

Los movimientos sociales tienen su temporalidad y en cada etapa de la larga lucha por la transformación social, ellos mismos son los que van adecuando sus consignas y sus prioridades.

En estos últimos dos años se han movilizado diversas fuerzas sociales y lo que empezó como una reivindicación de las masas urbanas se ha convertido en un movimiento a nivel nacional en donde se han ido integrando las fuerzas de la Guatemala profunda, especialmente nuestros hermanos de los diferentes grupos étnicos y las organizaciones de campesinos y obreros.

Fotografía tomada de Comunicarte.

El rescate de la Asociación de Estudiantes Universitarios se ha dado en este contexto y su participación ha sido muy importante, ya que los estudiantes han sido factor fundamental en todos los movimientos sociales por las luchas reivindicativas de los más desposeídos de nuestra patria. El renacer de las manifestaciones y del pueblo volcado a las calles para exigir sus derechos es un avance significativo que indudablemente en el largo plazo desembocará en exigir la construcción de un sistema distinto al que ahora tenemos.

El dilema fundamental de Guatemala hay que abordarlo desde una perspectiva de cambio político y de reconversión de los estamentos de poder, pero para eso necesitamos de una especie de organización popular que se aglutine en un Frente Amplio que sea capaz de ser alternativa electoral, ya que, querámoslo o no, tenemos que funcionar en un sistema democrático, aún y cuando la democracia actual en Guatemala sea una «democracia de fachada».

Los movimientos sociales que conforman la Asamblea Popular en Contra de la Impunidad y la Corrupción bien se podrían constituir en el organismo promotor de la conformación de este necesario Frente Amplio en el que, con la participación de los que estamos a favor de la construcción de una nueva Guate-Maya y en contra de la corrupción, de la impunidad, y de la injusticia social, a través de la discusión franca, abierta, honesta y sin prejuicios podamos elaborar una propuesta de sociedad con la que estemos de acuerdo y presentar un programa mínimo de gobierno para empezar a trabajar por él.

Fotografía tomada de Frente Amplio de Uruguay.

Por supuesto que como base de este Frente Amplio tiene que estar el respeto a todos sus integrantes y la incorporación de los diversos sectores sociales que aspiran a la creación de un Estado de derecho. Los liderazgos irán surgiendo en el camino. Deberíamos de estudiar detenidamente la experiencia del FMLN salvadoreño, el cual accedió al poder por medio de elecciones después de una negociación de paz similar a la de Guatemala. También es necesario estudiar la experiencia boliviana de Evo Morales, la de Ignacio Lula da Silva en Brasil, la de Podemos en España o la de José Mujica en Uruguay para tener referencias de diferentes clases de Frentes Amplios exitosos. Para eso tenemos que eliminar nuestros prejuicios y dejar de descalificar y satanizar a aquellos con los que diferimos en aspectos que no son medulares. Trabajemos sobre los aspectos que coincidimos y discutamos fraternalmente nuestras diferencias.

Fotografía tomada de Frente Amplio de Uruguay.


Imagen principal tomada de Vice News.

Carlos Castro Furlán

Ciudadano de Guatemala y del mundo. Sociólogo, economista, internacionalista y libre pensador. Exprofesor de la Universidad de San Carlos. Amante de la música, de los libros y de todo lo bueno. Mi pasión han sido el futbol, la carrera de larga distancia (maratón), los libros, las revoluciones y los procesos sociales en donde la organización popular ejerce cambios en favor de las mayorías.

Persiguiendo el horizonte


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