La sencilla campaña del Movimiento para la Liberación de los Pueblos

Mauricio José Chaulón Vélez | Política y sociedad / PENSAR CRÍTICO, SIEMPRE

Amables lectoras y lectores, ustedes pueden observar que hay varios partidos políticos (por no decir todos) que han llenado con afiches las calles de todas las ciudades y poblaciones diversas en el país, ya sea con los rostros de sus diferentes candidatos o con los símbolos de sus organizaciones. Algunos, incluso, amparándose en las reformas que se hicieron (no suficientes, por cierto) a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, utilizan vallas panorámicas para invitar a que se afilien. Sin embargo, ninguna de esa propaganda pertenece al Movimiento para la Liberación de los Pueblos. Ninguna. El principio de su campaña ha sido que nazca desde la gente y no desde la idea y razón del mercadeo político, mucho menos para convertir a la política en un negocio y promocionar a candidatas y candidatos como mercancías.

El Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) es de la gente que lo constituye, que lo consideró, que lo discutió y que lo aprobó. Nadie lo configuró de manera particular para enriquecerse a través de él. Nadie. Y la mayor evidencia de esto es que la gente sencilla de las comunidades lo promueve pintando las paredes o láminas de sus viviendas con su símbolo: el volcancito y el sol, la fuerza y la claridad. Tal vez en algunos lugares habrá camisetas, gorros, banderas, pancartas. Pero hasta en eso se prioriza la sencillez.

Tampoco hay helicópteros o carros blindados para las candidatas y candidatos. Muchas y muchos de ellos se trasladan en buses colectivos del transporte común y cotidiano para llegar a aldeas y caseríos. Y es que esa es su vida diaria. Son así y no buscan más. Por ello es que la ciencia política ha demostrado que la forma en que se estructuran las campañas refleja cómo se cobrarán facturas en caso de ganar el gobierno. Así, el MLP ni le debe a ningún financista que posteriormente emita su cobro, ni considera que el movimiento se negocia.

En el contexto, el uso de las redes sociales ha sido de vital importancia para esa sencilla campaña. Y los discursos son del pueblo, y son pueblo: cada letra, cada frase, cada oración, cada idea se transmite desde las lógicas de pueblos que han tomado conciencia de clase y de la historia local y nacional, desde su realidad misma. Sufren históricamente la muerte y la desnutrición, por falta de servicios públicos de salud en todo nivel. Sufren históricamente el hambre por la pérdida de sus cultivos. Sufren históricamente la quiebra económica por la competencia desleal que ejercen los grupos de poder que dominan los capitales en el país. Sufren históricamente el aislamiento por carecer de vías de comunicación y transporte dignas. Sufren históricamente la explotación al tener que migrar interna y externamente porque no es suficiente lo poco que se cosecha, y las políticas de Estado garantizan la producción agroexportadora finquera y de monocultivo, pero no al campesino. Sufren históricamente el despojo del poco dinero que se posee, porque las empresas privadas que manejan la energía eléctrica en el campo y los centros urbanos colindantes ejercen cobros abusivos sin ninguna auditoría estatal que ponga freno para proteger al consumidor. Sufren históricamente los índices más altos de violencia, con aparatos de seguridad estatales y privados que los extorsionan de manera constante.

Y por eso, históricamente, se han organizado.

Y por eso, históricamente, su campaña es sencilla, porque no están interesadas ni interesados en obtener ganancias particulares, ya que no se trata de un negocio. Es una organización histórica desde la toma de conciencia de esa historia. Y que, al mismo tiempo, se forja en las luchas. Porque enfrentarse a los monopolios de las empresas privadas de energía eléctrica en Guatemala ha representado que miembros del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), que es de donde nace el instrumento político del MLP, sean criminalizados, perseguidos y asesinados. Y en esos fundamentos colectivos es que se construyen las propuestas del MLP, con la voz campesina y popular.

No se necesita, entonces, de ninguna grandilocuencia. Se necesita del valor claro y sencillo de la gente común, para transformar el sufrimiento en lucha y la impotencia en indignación. Vale, por consiguiente, mucho más cada pintura sencilla, cada manta, cada palabra, aunque no lleve la ortografía que el sistema impone. Como escribió el poeta uruguayo Mario Benedetti en su poema Teoría y práctica:

Digamos por ejemplo
que un viejo está aprendiendo el alfabeto
y clava en su memoria los diptongos
y las esdrújulas que son tan cómodas,
porque llevan acento indiscutible,
tiene rostro de cuáquero este viejo,
pero el alma la tiene de resorte,
y escribe llubia porque en su campito
nunca vio que lloviera con ve corta.
Tampoco eso es el imperialismo.

Y nosotros podemos decir hoy: tampoco eso es mercadeo político, y no lo será nunca. Eso es lucha de clases. Eso es organización de la gente, de la gente común, de la gente sencilla que hace su propia campaña. Esa gente que hay que valorar para de verdad pensar en otra política.


Mauricio José Chaulón Vélez

Historiador, antropólogo social, pensador crítico, comunista de pura cepa y caminante en la cultura popular.

Pensar crítico, siempre

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