-Edgar Barillas / RE-CONTRACAMPO–
El ferrocarril del Atlántico solo llegó a la ciudad de Guatemala en 1908. Durante casi 10 años la terminal había estado en la pequeña aldea El Rancho (hoy en el kilómetro 85 de la ruta Jacobo Árbenz Guzmán). Ese poblado era un hervidero en ese tiempo. Allí bajaban o subían al tren las personas y mercancías. De El Rancho a Guatemala el resto había que hacerlo en carretas, en carruajes, en bestias o incluso a pie. Pero la culminación de la obra del ferrocarril (a la cual la administración del sátrapa Manuel Estrada Cabrera dedicó una semana completa de festejos, plenos de serviles homenajes al “benefactor de la patria”) permitió no solo ser un eslabón importante en la universalización del predomino del capital sobre el trabajo y que se reforzara esa dudosa distinción de constituirnos en “república bananera” con la que aún se nos denomina, sino también nuevas formas de uso del tiempo libre para los sectores más acomodados. Uno de ellos fue el turismo.
Para el deleite y comodidad de los viajeros, se abrieron tres hoteles en la ruta, ubicados en hermosas construcciones de madera: el Hotel del Norte, en Puerto Barrios; el Hotel Zacapa, en Zacapa; y el Hotel Internacional, en El Rancho. Se seguía así una tendencia que se había hecho frecuente en las vías ferroviarias en Europa, Estados Unidos, Canadá y otros países que contaban no solo con la infraestructura necesaria sino con sectores que podían pagar su disfrute. El ferrocarril permitía entonces conocer lugares que antes se hacía casi imposible si no se trataba de personas dispuestas a las incomodidades y los peligros del camino.
Así, la recién formada Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala -SGHG- organizó una excursión al norte del país con fines educativos y culturales (la segunda, pues una primera había sido a Iximché). El plan era visitar Quiriguá, almorzar en las instalaciones de la compañía frutera en Bananera, visitar Livingston y realizar un recorrido en varias embarcaciones hasta el Castillo de San Felipe. El organizador y conductor del grupo fue el polifacético Lic. J. Antonio Villacorta, autor de numerosos libros de historia de Guatemala, ministro de Educación, arqueólogo, etcétera, con la colaboración de los socios de la SGHG, David Sapper y Salvador Falla. Villacorta tendría a su cargo la conferencia inaugural en Quiriguá y en la pequeña fortaleza de San Felipe los encargados serían David Sapper y el general Pedro Zamora Castellanos. Decenas de personalidades se apuntaron a la excursión, intelectuales como Flavio Guillén, historiadores como el mencionado Salvador Falla, la mismísima esposa del presidente Lázaro Chacón y una de las personalidades más reconocidas, la declamadora argentina Berta Singerman, quien en ese tiempo visitaba Guatemala.
La Productora Matheu no desaprovechó la ocasión para hacer un reportaje de tan flamante acontecimiento. Hoy se tienen copias digitales de esa película, lo que nos permite acercarnos a las mentalidades de la época, las modas, los intereses de los viajeros, los sistemas de transporte y, por supuesto, los patrimonios arqueológico, edificado (sobre todo de Bananera y Livingston) y natural del norte del país. Los intertítulos (rótulos) de la película, escritos en español e inglés, nos indican que estaba destinada no solo al público guatemalteco. La excursión ya no llegó hasta el castillo de San Felipe debido a una copiosa lluvia, por lo que las últimas imágenes que se muestran son las embarcaciones en el esplendoroso paisaje del río Dulce.
Edgar Barillas

Guatemalteco, historiador del cine en Guatemala, investigador de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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