La política errática e impulsiva de Donald Trump

Francisco Villagrán de León | Política y sociedad / MIRADA SOBRE ESTADOS UNIDOS: ¿HACIA DÓNDE VA TRUMP?

El presidente Trump cambió repentinamente dos decisiones importantes, con implicaciones en el ámbito internacional, en apenas dos días, una seguida de la otra. Ambas fueron vistas con alivio por distintos sectores de opinión a lo interno de Estados Unidos y al mismo tiempo por la comunidad internacional. El viernes pasado, Trump decidió detener un ataque armado contra Irán, a pocas horas de su inicio, y el sábado anunció la suspensión temporal de las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados. Ambas decisiones fueron desde luego correctas y sensatas, porque las consecuencias habrían sido catastróficas, pero el cambio súbito de opinión revela también la falta de ponderación y claridad que se espera del Gobierno de Estados Unidos. Además, dado el carácter del presidente, esto podría ser una manipulación intencional de la opinión pública.

En el caso de Irán, el ataque se había anunciado como represalia por el derribamiento de un dron (aeronave sin piloto dirigida por computadora) estadounidense en aguas internacionales del Golfo Pérsico. Pero Trump indicó, minutos antes del despegue de bombarderos y del lanzamiento de misiles, que habría preguntado al Pentágono cuántas vidas del personal militar de Estados Unidos y de iranís, militares y civiles, se perderían en la operación, y la respuesta habría sido que serían aproximadamente 150. Eso lo detuvo, según dijo el presidente. Sin embargo, el cambio súbito de opinión no es creíble según analistas militares (entre ellos generales y coroneles retirados), porque esas estimaciones se hacen días o semanas antes como parte de la planificación de un ataque militar y son del conocimiento de los asesores en cuestiones de seguridad nacional más cercanos al presidente. Si él estuviera en su segundo periodo de gobierno, eso probablemente no le habría preocupado, pero ahora que la etapa preelectoral ha comenzado, sus decisiones pueden poner en peligro las posibilidades de su reelección. Por otra parte, ha llamado la atención que las decisiones de mayor trascendencia en materia de seguridad nacional no sean objeto de deliberaciones y ponderaciones serias en el Consejo Nacional de Seguridad y en el Departamento de Defensa. Eso es lo que esperan los aliados de Estados Unidos en Europa, Australia y Canadá, que después son llamados a formar parte de las operaciones militares cuando Estados Unidos entra en una guerra, como sucedió en los casos de Iraq, Afganistán y Siria.

Al día siguiente, Trump dio a conocer, en un mensaje via Twitter, que había diferido el proceso de deportaciones masivas por dos semanas, para dar oportunidad a los demócratas y republicanos en el Congreso a negociar y ponerse de acuerdo sobre cómo procesar las miles de solicitudes de asilo y cómo cerrar los puntos en la frontera sur por donde siguen entrando los indocumentados provenientes del Triángulo Norte y de otras partes. En su tuit, el presidente dijo que las deportaciones comenzarían de no alcanzarse un acuerdo. Sin embargo, esto no es fácil, porque para los demócratas el problema migratorio requiere de un enfoque más amplio, que incluya el estatus de los jóvenes que entraron siendo niños y ahora estudian y trabajan (los dreamers), así como de una discusión seria sobre la reforma migratoria integral. Ambas cuestiones son importantes para muchos demócratas, pero son objeto de un rechazo rotundo por la mayoría de republicanos. En cuanto a las solicitudes de asilo, los demócratas insisten en la necesidad de contar con más jueces que las evalúen y procesen, y de construir facilidades que puedan albergar a las decenas de miles de seres humanos en condiciones dignas, con servicios básicos de salud. Para el presidente la prioridad debe ser la construcción del muro fronterizo, pero los demócratas no están dispuestos a darle los recursos que él quiere. Las diferencias de criterio son tales que lograr un acuerdo en dos semanas es imposible.

La similitud entre los casos de Irán y de los inmigrantes indocumentados es que ambos parecen ser vistos desde el mismo ángulo político y en función de las elecciones del próximo año. Además de eso, ambos muestran el carácter impulsivo e impredecible del presidente; muchos analistas y autores de artículos de opinión consideran que ese es el estilo engañoso que ha caracterizado la vida empresarial de Trump y su aversión a asumir las consecuencias de sus actos. En el tema migratorio, el presidente quiere culpar a los demócratas y enmarcar la discusión solo en sus prioridades, lo que hace dudar de su interés genuino en alcanzar un acuerdo. La amenaza de las deportaciones masivas tiene también una similitud con la forma en la que ha negociado el reciente acuerdo con México: la amenaza como medio de presión, la falta de civilidad en el trato con sus contrapartes y la propensión a pintarlos como enemigos. Lo lamentable es que esto no es lo que se espera de un presidente.¿Qué pasará en Estados Unidos y en el resto del mundo después del 2020? Esa es una incógnita que asusta.


Francisco Villagrán de León

Diplomático retirado, ahora en la Universidad George Washington, en Washington DC. Sigue siempre con preocupación y con mucho interés los acontecimientos en nuestro país. Mantiene la esperanza que se fortalezcan sus instituciones y se consolide la democracia, consciente que eso tomará tiempo. Hay que contribuir a ese propósito desde espacios como gAZeta, y sobre todo hay que apoyar a los jóvenes que quieran asumir con convicciones democráticas el reto y la responsabilidad de lograrlo.

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