La mano visible de los intereses económicos

Bienvenido Argueta Hernández | Política y sociedad / DANZA CÓSMICA

La tragedia guatemalteca durante los últimos tres años ha mostrado diferentes escenas de una representación que todo mundo conocía. A pesar de carecer de los detalles y los desarrollos que las evidencias ahora ponen ante nuestra mirada, uno a uno, los actores más prominentes de los centros álgidos del poder han sido conducidos para comparecer ante los tribunales de justicia por la bajeza de su accionar. La percepción automatizada y programada del ciudadano común se resquebraja ante los hechos que exponen que más allá de las izquierdas o las derechas, el mundo político es controlado por los intereses económicos de un pequeño grupo. En otras palabras los procesos eleccionarios solo se han constituido en un simulacro de la democracia. Los únicos factores que validan las elecciones de las «administraciones» lo constituye la aceptación de las condicionantes y sostener los privilegios de quienes se apropiaron de la riqueza del país. Así, los políticos se convirtieron en los administradores de la cosa pública, sometidos a los intereses particulares, a partir de compromisos que devienen de los sobornos y de la oportunidad para apropiarse de todo lo que pueden del erario público.

Los hallazgos del Ministerio Público y la Cicig en cuanto al financiamiento electoral ilícito expusieron públicamente a los principales grupos que, conjuntamente con el crimen organizado, controlan las dinámicas estatales en detrimento del desarrollo. Las subsecuentes reacciones de pedir perdón constituyen la aceptación de la comisión de delitos nocivos a los intereses de los guatemaltecos, quienes hemos sido engañados o estafados en la naturaleza propia de la legitimidad proveniente de un Estado democrático de derecho. Situación aún peor la constituye el pretender expulsar o cambiar el mandato a la Cicig como un desvío de la atención para evitar la discusión que debería conducirnos hacia un replanteamiento no solo de la Ley Electoral y de Partidos Políticos sino de la propia Constitución Política de la República.

Ante las actuales reglas del juego y los acontecimientos develados por los casos que incluyen desde La Línea 1 hasta La Línea 2, las preguntas son ¿cómo sostener a los partidos políticos en el marco del régimen institucional?, ¿cómo creemos en el próximo proceso eleccionario? En realidad el argumento claro y contundente es que no se ha resuelto el problema de la democracia en Guatemala desde 1985 y que lo sucedido no constituye un simple hecho de coyuntura, sino más bien un problema de fondo del país. Los cambios, por tanto, son ineludibles y debemos garantizar la protección y el ejercicio de los derechos ciudadanos frente a los grupos que tradicionalmente se han apropiado de manera ilegítima del poder.

Las reacciones de los principales actores y sectores que han sido conducidos a los tribunales de justicia o se ven amenazados seriamente por su vinculación con las dinámicas de corrupción no se han hecho esperar. El valor que tiene la participación ciudadana para que se haga justicia y se continúe la lucha contra la corrupción y la impunidad es más que necesaria. La población debe concentrarse en la elección al cargo de fiscal general del Ministerio Público, la redefinición del artículo 407 N del Código Penal y las acciones que el Ejecutivo promueva para disminuir la acción de la Cicig, pero ante todo deberían integrarse propuestas serias para la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente.


Bienvenido Argueta Hernández

Aprendiz permanente de los relatos encantadores de las gentes y explorador de las historias que nos muestran mundos diferentes entretejidos entre poesía, cuentos y pinturas. Me gusta jugar, subir volcanes y cruzar arroyos, recorrer laberintos y ser capaz de observar estrellas, paisajes y sonrisas. Escucho jazz o rap y en los intermedios hago investigación social y escribo sobre filosofía y educación.

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