Fernando Zúñiga Umaña | Política y sociedad / EN EL BLANCO
Desde tiempos remotos se ha destacado la importancia que tiene para el recién nacido alimentarse con leche materna, es más, se trata de un asunto natural que nunca nadie se ha atrevido a cuestionar. Los análisis científicos dan al respecto argumentos de peso, tales como el hecho de que la leche materna tiene todos los nutrientes que necesita el niño para alimentarse y crecer sano, es más fácil de digerir que cualquier tipo de leche, contribuye a la prevención de enfermedades y hasta otros beneficios que van más allá de lo físico y que tienen que ver con lo psicológico en la relación madre-hijo. Sin ser experto en esta temática, estoy convencido de ello, la leche materna contiene células vivas y es suficiente para permitir el crecimiento y desarrollo del niño o niña. Los análisis de sus componentes muestran que la leche materna contiene proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales, tiene poderes anti infecciosos, antivirales y antibacteriales. Sin duda alguna, nada beneficia más a los bebés que ser alimentados exclusivamente con leche materna. Por supuesto, naturalmente considerando la disposición y condiciones de la madre. Como lo señalan los expertos, pretender comparar la leche con las denominadas leches de fórmula no tiene parangón. La leche materna es superior e insustituible, principalmente por ser un fluido vivo, lleno de enzimas, macronutrientes, ácidos grasos y cerca de doscientos tipos de inmunoglobulinas que pasan al bebé. Podría dedicar todo este artículo a los beneficios de la leche materna, pero ese no es el objetivo. Faltaba mencionar que el en contacto madre-hija-(o) en ese momento casi divino, se fortalece el vínculo entre ambos, la proximidad da seguridad y forma una persona con mayor autoestima.
¿Quién mete a un economista escribiendo de leche materna? Bueno, también fui creado con leche materna, al igual que mis hermanos y mis hijos e hijas, pero tampoco es lo que me motiva a escribir sobre el tema. Lo que realmente me motiva y me enfurece es que Estados Unidos, esté presionando con la lactancia materna para hacerle el juego comercial a las poderosas compañías de sustitutos de leche materna. Así lo revela The New York Times. La intención del Gobierno de Trump, que no sabemos qué es lo que tiene contra los niño, en una actitud que realmente avergüenza a cualquier persona digna, es boicotear un proyecto de la Organización Mundial de la Salud, para promover la importancia de la alimentación de bebés con leche materna.
La actitud de Estados Unidos, según informa el diario neoyorquino, expresa que se basó en coerciones a países como Ecuador, quien al final no cedió, y a países asiáticos y africanos que tuvieron que votar contra la propuesta de la OMS. Al final el proyecto de la OMS se aprobó pese a la presión ejercida.
Definitivamente está claro que las políticas en el campo comercial de Estados Unidos relegan a un segundo plano la salud de todos los ciudadanos del mundo, dando prioridad a los intereses económicos de sus empresas. Incluso menciona el reportaje del New York Times que los delegados se sobrepasaron, al remover textos que apoyaban impuestos a las bebidas carbonatadas y “tiraron por la borda” la iniciativa que pretendía ayuda para los países pobres para tener acceso a medicamentos que eran esenciales para salvar vidas. Al final, como se acostumbra por parte de Estados Unidos, vino la amenaza de recortar la ayuda a la OMS.
Haciendo el papel de vulgar chantajista, amenazó a diferentes países para que no votaran la propuesta de la OMS. Atemorizados, muchos de estos países, votaron contra la propuesta, y oponiéndose a algo cuya justificación se basa en el análisis científico. Citando a Patti Rundall Directora del grupo británico Baby Milk Action, participante en la reunión, dijo “Lo que sucedió -añadió- fue el equivalente a un chantaje, con Estados Unidos reteniendo al mundo como rehén e intentando anular casi 40 años de consenso sobre la mejor manera de proteger la salud de los recién nacidos y de los niños”.
Es frecuente este accionar por parte del Gobierno de Estados Unidos, lo vemos en el caso de las tabacaleras, la exclusión al servicio de salud de sus propios ciudadanos, la salida del Acuerdo de París, debilitando todo lo que se refiera al medio ambiente. Además, el aumento de la exploración minera en los propios parques nacionales, el debilitamiento de la normativa de eficiencia de la gasolina en el uso de automóviles, la desprotección a especies animales, el encarecimiento de la importación de paneles solares y la desprotección de humedales y nacientes de las que dependen millones de personas. Los daños al planeta en este corto periodo de Trump son gigantescos, algunos irrecuperables. Solo esperemos que esa pesadilla que empezó en enero de 2017 no pase de enero de 2021, o que preferiblemente termine antes. Eso ultimo sería lo mejor para el planeta.
Imagen por Fernando Zúñiga.
Fernando Zúñiga Umaña

Costarricense, estudioso de la realidad económico social y política nacional e internacional. Economista de formación básica, realizó estudios en la Universidad de Costa Rica y en la Flacso México. Durante más de 30 años laboró en la Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente es director del Doctorado en Ciencias de la Administración de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Consultor privado en el campo de la investigación de mercados, estudios socio económicos.
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