La justicia transicional más allá de los juicios contra el Ejército y la guerrilla

Carlos Juárez | Política y sociedad / CLANDESTINO Y ARTESANAL

La justicia transicional es aquella que se aplica a los crímenes cometidos durante el conflicto armado interno en Guatemala, la cual se desarrolla en la etapa posterior al conflicto que vivimos. Esta es aplicada a los países que han vivido estallidos sociales como guerras civiles y conflictos armados.

América Latina ha vivido en casi todos sus rincones estos eventos, una historia de división y abuso de poder forma parte de estas latitudes.

Para Guatemala ha sido la última década la que ha marcado el impulso a estos procesos, y es importante reconocer los esfuerzos del Estado, como el fortalecimiento al Ministerio Público para potenciar estas investigaciones, por ejemplo.

También las organizaciones de derechos humanos han sido claves para ese avance, pues con el apoyo de la cooperación internacional promueven la verdad, la justicia y la no repetición de los hechos cometidos durante la guerra interna.

Sin embargo, es el rol de las propias víctimas el que hoy día nos permite tener avances en materia de justicia transicional, hasta el momento su valentía continúa siendo el motor que impulsa esos procesos. En la ciudad y en los demás departamentos del país, las víctimas que han decidido desprenderse del temor, del olvido y la injusticia, siguen enfrentando infinidad de situaciones difíciles que son dignas de admirar.

Los personajes encargados de ejecutar las violaciones a los derechos humanos en la capital se caracterizaron por el terror que infundían alrededor de todas las zonas de la ciudad, el cual se ha perpetuado en el recuerdo de las familias. En los demás departamentos, por ejemplo, el tener que convivir víctimas y victimarios en los mismos territorios aún hoy en día es un riesgo latente.

Aun así las familias que optan por buscar justicia asumen esos riesgos y eso es digno de reconocer.

Valorizar el aporte de la justicia de transición no puede limitarse únicamente a sentencias judiciales, a identificar militares y guerrilleros culpables, esa es solo una parte. Debe verse, en cambio, como la oportunidad de conocer nuestro pasado, aceptarlo y dialogar al respecto.

De no ser por los juicios de violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado, muchos jóvenes no conocerían sobre lo sucedido en el pasado reciente, pues miles de familias les han vedado el derecho a conocer esa parte de la historia.

En la era de la información, cada vez más jóvenes tienen acceso a esos datos, lo cual es importante, no solo porque nuestro pasado nos permite entender el presente, sino porque conocer la historia nos da identidad, esa que tanto necesitamos forjar.

Hoy, jóvenes de distintos estratos sociales pueden dialogar sobre el conflicto armado, esa oportunidad debe ser aprovechada para generar criterio y no influenciar su opinión, debe nutrírseles de información y dejar que cada uno emita sus propias conclusiones. Eso es construir país también.

Si bien los retos de la paz son muchos, hay que reconocer que veinte años no son suficientes para lograr una sociedad distinta, sin embargo tampoco estamos estancados, la justicia transicional ha sido la punta de lanza en la construcción de una Guatemala diferente. ¡Gracias a las familias valientes que lo han hecho posible!


Carlos Juárez

Estudiante de leyes, aprendiz de ciudadano, enamorado de Guatemala y los derechos humanos, fanático del diálogo que busca la memoria de un país con amnesia.

Clandestino y artesanal

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