La incertidumbre del nuevo sistema de partidos

Víctor Manuel Reynoso Angulo | Política y sociedad / INTERÉS PÚBLICO

Como se preveía desde hace meses, gracias a los datos de las encuestas, el sistema de partidos en México cambió radicalmente. Hay un cambio cuantitativo y otro cualitativo. El primero consiste en un nuevo partido mayoritario en ambas cámaras, Morena, y en la reducción notable de legisladores de los que desde 1989 habían sido los tres principales partidos: PRI, PAN y PRD. El cambio cualitativo es que esos tres partidos fueron producto de un «cocimiento lento». Surgieron y se consolidaron con los años y de manera muy visible. Eran razonablemente conocidos y predecibles Los nuevos partidos, destacadamente Morena, pero también el PES, son de «cocimiento rápido». No sabemos realmente qué son. El PT viene del siglo pasado, pero parece que poco queda de su origen maoísta-salinista.

Si la coalición electoral que encabezó Morena logra ser coalición legislativa, tendrá poco más del 60 % de los votos en la cámara de diputados. Si logra atraer los votos de otros partidos, no tendrá mayor problema en alcanzar la mayoría calificada de las dos terceras partes. Una coalición que será dueña absoluta de esa cámara, con la capacidad de modificar la Constitución y tomar cualquier otra decisión.

Composición de la nueva cámara de diputados (LXIV legislatura, 2018-2021).

En el Senado, la situación es menos favorable a la coalición de López Obrador, pero también ahí es mayoritaria. Morena tiene el 43 % de las curules. Con el PT y el PES llega casi al 54 %, una cómoda mayoría absoluta. No hay certeza, desde luego, que esa coalición electoral funcione como coalición legislativa, en cualquiera de las dos cámaras. No hay certeza de cómo funcionarán los demás partidos. Se dice que Morena ejerce una fuerte atracción sobre el PRD, por afinidades ideológicas. Puede ser, aunque también hay agravios mutuos.

Composición del nuevo Senado (LXIV legislatura, 2018-2024).

Tampoco es fácil saber cómo actuarán las bancadas de Movimiento Ciudadano y del Verde Ecologista. Puede que también sean atraídos por la fuerza de gravedad del nuevo partido mayoritario. O, si se prefiere otra imagen, que sean arrastrados por el tsunami electoral del 2018. En ese caso tendremos a un poder Ejecutivo dueño absoluto del Legislativo.

La incertidumbre abarca también al PRI y al PAN. Por primera vez en su historia el PRI será tercero en ambas cámaras. Salvo alguna excepción, siempre había estado en el primer lugar. Es el partido más afectado por el tsunami. No está claro cómo reaccionarán los priistas. Hasta Peña Nieto habló ya de cambio de nombre y de esencia. Pero no abundó en qué sentido. Los intentos de crear «un nuevo PRI» en el sexenio que termina fueron desastrosos. No es seguro que los priistas estén entendiendo qué les pasó y por qué.

En el PAN el panorama es menos crítico, pero no mucho menos. Hay indicios en la lucha por la presidencia nacional que se avecina de que están dispuestos a perder el partido con tal de ganar el poder interno. Es decir, con tal de llegar a la presidencia del partido, de desechar los valores y principios esenciales para el panismo.

Enfrentamos un nuevo sistema de partidos con gran incertidumbre. Morena, con una mayoría en el Congreso de la unión que no habíamos visto desde el siglo pasado, no es un partido institucionalizado. Ellos mismos se consideran más bien un movimiento. Está claramente centrado en un liderazgo personal, y no hay que saber mucho de historia y de política para tener claro los riesgos y la incertidumbre que eso implica.

Con el PRI, el PAN y el PRD de principios de siglo, sabíamos más o menos a qué atenernos. Su cocimiento lento, de décadas en el caso de los dos primeros partidos, daba alguna certeza. Los nuevos partidos son producto de un cocimiento rápido. No sabemos cómo actuarán, a quién responderán, con qué criterios, qué «proyecto de nación» tratarán de realizar.

El sistema de partidos anterior duró unos 30 años. ¿Cuánto durará el nuevo? Lo más probable es que mucho menos. Ante todo, porque está basado en una persona, el hoy presidente electo. También, porque los viejos partidos parecen estar heridos de muerte, y es muy probable que enfrenten cambios drásticos, incluso que desaparezcan. Estamos, al parecer, ante una coyuntura, no ante una nueva estructura.


Víctor Manuel Reynoso Angulo

Profesor investigador de la Universidad de las Américas, Puebla. Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México, maestro en Ciencia Política por FLACSO México y licenciado en Sociología por la UNAM.

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