Edgar Florencio Montúfar Noriega | Política y sociedad / IDEAS AL AGUA
Guatemala es una sociedad donde los individuos y los grupos sociales tienen una necesidad alta de distinguirse socialmente de los otros. Un ejemplo de ello es la necesidad de ubicarse cada vez más en urbanizaciones cerradas, no importando el estrato social. Esto rompe con la idea de que exista una casa de clase media entre una pequeña casa humilde y una mansión. Se ha dejado de estar en colonias o barrios heteroclasistas, para pasar a estar a homoclasistas.
La explicación de este fenómeno se debe a causas objetivas, como el aumento de las desigualdades entre los grupos sociales o la desvinculación del Estado de una política de urbanización y de vivienda. Pero también causas subjetivas como la sensación de seguridad con los iguales (o del mismo grupo) y de inseguridad con los otros (o los que pertenecen a otros grupos).
Lo mismo se podría observar en educación. En la medida que los niveles educativos van ampliando la cobertura, la diferenciación vertical (años de estudio) va cediendo terreno a una diferenciación horizontal, en la que no es el nivel educativo sino el lugar donde se estudió ese nivel educativo.
Cada vez más los centros educativos son más homogéneos en relación con la clase de quienes asisten, pero no solo la clase, sino también otras características que los padres de los estudiantes comparten con grupos sociales específicos como la religión, profesiones, expectativas, ideología, aspiraciones, etcétera.
Esto ha convertido al centro educativo en una extensión de la familia y no una primera exposición a la diversidad de la sociedad. El centro educativo se constituye, al igual que el lugar de vivienda, en una característica para distinguirse de los otros y de compartir con los de los mismos grupos.
Esta separación tiene como consecuencia que la socialización de las nuevas generaciones se realiza con los iguales, perdiendo la oportunidad de aprender a convivir con la diversidad presente en la sociedad. Quizás sea un abono para la intolerancia a los «otros» (o la relación sea inversa, lo cual sería más desalentador), pero esto es solo especulación, ya que al momento no tengo referencias o evidencia de ello.
Edgar Florencio Montúfar Noriega

Hijo, padre, esposo, hermano, sociólogo y pecador creyente que vuelve a pecar
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