La discriminación nos está deshumanizando

Sindy Hernández Bonilla | Para no extinguirnos / SIMBIOSIS

Para la naturaleza, la diversidad de los seres vivos es normal. Constituye una característica no solo vital, sino valiosa por las funciones específicas, la organización y relaciones sociales que conlleva. No obstante, lo que es obvio para la naturaleza, parece no serlo para los seres humanos.

Y es que en la sociedad persiste un grave problema estructural: la discriminación. Solo como ejemplo se pueden ver las reacciones de hostilidad, xenofobia burdamente explícita en el éxodo masivo de centroamericanos, principalmente hondureños, con la represión violenta por parte de los gobiernos guatemalteco, mexicano y estadounidense.

Este problema se refleja en desigualdad, exclusión, racismo, y ha obligado a la construcción y uso de una narrativa que visibilice a las personas segregadas y violentadas.

Así, mujeres, mujeres trans, hombres trans, lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero, queer (LGBTIQ), indígenas, afrodescendientes, defensores de la niñez y de la adolescencia, de la población migrante, entre otros, se han visto orillados a exigir el respeto de sus derechos. Sus demandas no buscan un tratamiento como igual desde el punto de vista biológico, más bien pretenden la igualdad de derechos.

Seguramente estos reclamos específicos no serían necesarios si en vez de ver el exterior de la persona o grupo de personas viésemos su interior. En principio veríamos una serie de órganos y sistemas en funcionamiento; el correr de la sangre y una serie de fluidos; el ensanchamiento y compresión de los pulmones; neuronas activándose y enviando mensajes sensoriales, entre otros. Veríamos un ser vivo en funcionamiento, sin diferencias perceptibles más que por el tamaño y estado de los órganos (sanos o enfermos).

En este ejercicio de ver el interior de la persona, no veríamos grados académicos, ni ingresos económicos o estado civil, ni rasgos fenotípicos como el color del cabello o de la piel, veríamos vida: respiración, latidos o movimiento.

Indudablemente el mundo sería muy distinto si aprendiéramos de la naturaleza y sus dinámicas ecológicas, seguramente el negocio de los muros y las guerras quedaría sin efecto y serían actividades constructivas las que florecerían.

La discriminación nos deshumaniza e impide crecer en humanidad;
la discriminación está íntimamente relacionada con los sistemas de dominación y poder.


Sindy Hernández Bonilla

Amo la naturaleza y por ende la vida. Me apasiona trabajar y siempre estoy aprendiendo. Tomo en serio y empeño lo que hago: el trabajo, mis relaciones, mi entorno. Escribir es un ejercicio que además de estimular mi creatividad, permite compartir algunas de mis inquietudes y reflexiones principalmente de la biología o la ecología.

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