La crisis política estatal de 2015

Carlos Alberto Sarti Castañeda | Política y sociedad / TENDENCIAS

La caracterización plena de la crisis de 2015 es un tema polémico que no termina de dilucidarse. Las diferentes interpretaciones se dan en torno a su naturaleza, profundidad, impacto y proyección a futuro.

Desde nuestra perspectiva, las movilizaciones ciudadanas mostraron la emergencia de una crisis política estatal, porque afectó al conjunto de la institucionalidad y las relaciones Estado-sociedad. En efecto, la crisis largamente larvada puso en evidencia, por un lado, la pérdida de cohesión interna del sistema político; y por el otro, el rechazo ciudadano al quehacer estatal, principalmente del Ejecutivo y Legislativo. En esta medida el sistema dominante pierde legitimidad y legalidad. Se mantienen las funciones estatales pero el sistema disminuye sensiblemente su capacidad de articular a la sociedad en torno al proyecto estatal.

Para contribuir al debate sobre la crisis del 2015, abordaré en este artículo lo que considero son los principales rasgos del espacio-movimiento de la Plaza 2015. Estos son:

  1. La crisis se constituye como una coyuntura de posibilidades abierta hacia diferentes futuros.

  2. En su origen y devenir la crisis se manifiesta como una condensación de la historia. En efecto, la crisis aunque fundamentalmente expresa el descontento ciudadano espontáneo, es producto de un proceso de acumulación de conflictividades y conflictos no resueltos, por la incapacidad del Estado y los grupos dominantes de asumir el programa de reformas de los Acuerdos de los Acuerdos de Paz. [1]

  3. Emergencia de memorias históricas. En el contexto de la crisis se manifiestan distintas memorias históricas de los sectores clave: la memoria del anticomunismo: toda protesta es expresión de la eterna conspiración de la izquierda; aparece la memoria de lucha de los movimientos sociales los cuales, a pesar de no haber sido los principales protagonistas, estuvieron presentes; surge la memoria democrática multisectorial, que recuerda momentos anteriores de lucha por la democracia. También emerge la memoria empresarial que teme las movilizaciones sociales autónomas y defiende el Estado de derecho.

  4. El predominio de la política en el devenir y desenlace de la crisis. Las relaciones intersectoriales, y entre el conjunto de ellas y el Estado se tiñen de política. En la crisis no se discutía sobre el modelo de desarrollo, la pobreza y el racismo, sino sobre la crisis de la democracia, el Estado fallido, la renuncia de los mandatarios, la depuración de políticos corruptos, sobre reformas electorales, del sistema de partidos políticos y del sector justicia, etcétera. Por lo demás, todos los participantes estaban haciendo política.

  5. La Plaza. La gente en la calle es el principal rasgo emergente de la crisis. La Plaza de 2015 fue una confluencia de sectores con intereses distintos, pero convergentes en torno a la lucha contra la impunidad, la corrupción y en busca de cambios en el sistema político. Así, la ciudadanía se constituye en un nuevo sujeto sociopolítico. Lo que se evidencia y desarrolla es la emergencia de una nueva subjetividad política por el cambio/transformación.

  6. El rol de las redes sociales en el desarrollo de la crisis aparece como otro rasgo emergente de la lucha política. En efecto, las convocatorias a las manifestaciones ciudadanas y seguimiento del desarrollo de la crisis se expresa en las redes sociales. También fue evidente el fuerte protagonismo de los jóvenes en las manifestaciones callejeras y la ausencia de protagonismo propio de sectores históricos organizados, aunque participaron.

  7. La temporalidad. Como toda manifestación social o ciudadana, la Plaza de 2015 no fue permanente: génesis, esplendor y decaimiento; sin embargo, lo más importante es que lo acumulado como conciencia social aparece bajo nuevas formas, como vimos en la Plaza 2017.

  8. Conciencia ciudadana más allá de las manifestaciones. La Plaza produjo y fomentó la emergencia de una nueva generación de luchadores sociales, que buscan nuevas alternativas organizativas, que ya se están decantando hacia transformaciones más profundas, o hacia una modernización del sistema político.

  9. Fuerte protagonismo internacional. Principalmente de la Cicig y la embajada de Estados Unidos, apoyando al Ministerio Público en la captura, encarcelamiento y seguimiento de los juicios de militares, políticos y empresarios corruptos. También apoyando las manifestaciones y consignas de los manifestantes. El protagonismo internacional en la crisis, principalmente de la embajada de Estados Unidos, se da en el contexto de una estrategia de largo plazo hacia Guatemala y el Triángulo Norte de Centroamérica.

  10. Evolución de la Plaza. Deja de ser un espacio unificado articulador y se convierte en un movimiento de incidencia desde diversos colectivos y organizaciones. El punto de articulación de los sectores sociales, en las movilizaciones callejeras como en el debate nacional, es la lucha unificada contra la corrupción y la impunidad, como lo demuestra el contenido central de las demandas de la Plaza en 2017.

En este nuevo episodio, el acumulado ciudadano de 2015 reaparece con nuevos matices y deslindes, pues hay ya mayor definición de los intereses de cada sector. Sin embargo en 2017, la bandera azul y blanca sigue dominando el paisaje de la Plaza, y nadie se atreve, todavía, a tratar de dirigirla.

En este contexto y dada la naturaleza multisectorial de la Plaza, se perfila una tendencia hacia la búsqueda de salidas centristas, que buscan despolitizar el debate político y mantener la lucha contra la corrupción y la impunidad.


[1] Para conocer más de este período ver el libro de Fundación Propaz Resignificando los Acuerdos de Paz, Guatemala 2016. (Versión electrónica: http://propaz.org.gt/wp-content/uploads/2017/07/Resignificando-los-Acuerdo-de-Paz.pdf).

Carlos Alberto Sarti Castañeda

Antropólogo y máster en Ciencia Politica, experto en analisis de la conflictividad, resolución de conflictos, construcción de paz y no violencia. Analista político. Facilitador de diálogos y negociaciones, capacitador en temas de cultura de paz y resolución de conflictos. Director de Fundación Propaz

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