Sindy Hernández Bonilla | Para no extinguirnos / SIMBIOSIS
La Corte de Constitucionalidad –CC– tiene en sus manos resolver si la Minera San Rafael continúa o no con la explotación de minerales en el municipio de San Rafael Las Flores, departamento de Santa Rosa.
Mientras tanto, se ve presionada por el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras –Cacif–, el vicepresidente Jafeth Cabrera, así como por aquellos que se oponen a la explotación minera porque no ven beneficios directos económicos, sociales ni ambientales. Estos últimos ven más allá de un empleo de corto y mediano plazo y del 3 % de regalías que dejan al Estado.
También hay presiones de la embajada de los Estados Unidos, quien emitió un comunicado desde donde llama «a todas las partes, a las autoridades pertinentes y a las comunidades locales a que trabajen juntas para lograr una solución transparente y de beneficio para todos».
La decisión de la CC es por demás importante, no solo para que Tahoe Resources, retome o no sus operaciones. Los magistrados de la Corte deben cuidar contaminarse con los discursos y lamentos del sector privado, como cuando dicen que se vieron obligados a despedir empleados o que el Estado de Guatemala es el que se está viendo perjudicado al dejar de recaudar millones de quetzales por el pago de regalías.
Un sí a la explotación de recursos minerales dejará claro cuáles son las prioridades para el Estado guatemalteco en materia de desarrollo social, cultural, económico y ambiental. No obstante, urgiría un cambio en las reglas y condiciones de su explotación; el pago de salarios dignos –no solo se trata de generar empleo– un cambio en las formas de contratación, del pago y destino de las regalías; del control ambiental y normativa ambiental; del respeto y cumplimiento de los derechos sociales, económicos, culturales y ambientales, así como de sanciones en casos de incumplimiento; de forma tal que efectivamente el país y su población vea los beneficios en esta actividad.
La negativa a Tahoe Resources no es el fin del mundo, más para un país con gran potencial cultural y natural. Representaría replantear la economía del país, buscar fórmulas que permitan una economía pujante, seria, responsable, respetuosa de los derechos de sus habitantes, que busque el desarrollo de las y los guatemaltecos.
Costa Rica lo hizo. Es el único país de Centroamérica con una ley que prohíbe la minería a cielo abierto, aprobada en 2010. Este país prefirió la conservación de su diversidad biológica y el turismo que explotar sus minerales. Además, el rol de candidatos presidenciales, funcionarios públicos conscientes y la presión social fueron determinantes.
Por ejemplo, en 2001 la compañía Río Minerales S. A. tuvo la autorización de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental para explotar la mina Bellavista. En ese entonces, el ministro de Medio Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez (2002-2006), trabajó en conjunto con la Universidad Nacional, la Universidad de Costa Rica y grupos de la sociedad civil para lograr que el Gobierno declarara una moratoria indefinida para la explotación minera, sus razones fueron tres:
- Económicas: los beneficios para el país por la legislación minera son mínimos, apenas 2 % del valor de la producción, además de los impuestos aplicables a cualquier empresa industrial-comercial.
- Tecnológicas: las capacidades de la Dirección de Geología y Minas para la verificación, monitoreo y evaluación son extremadamente limitadas.
- La experiencia de las industrias mineras para desarrollar proyectos en ambientes y ecosistemas tropicales es insuficiente y mala.
Lo que está en juego no es un sí o un no a la extracción de plata y otros minerales en San Rafael Las Flores, es el futuro del país. La decisión de la CC puede representar un momento histórico para repensar y plantear un verdadero modelo de desarrollo económico, así como la garantía del debido proceso relacionado con el derecho de la autodeterminación de las comunidades afectadas.
Imagen principal con fotografías tomadas de Extremo a extremo y COPAE.
Sindy Hernández Bonilla

Amo la naturaleza y por ende la vida. Me apasiona trabajar y siempre estoy aprendiendo. Tomo en serio y empeño lo que hago: el trabajo, mis relaciones, mi entorno. Escribir es un ejercicio que además de estimular mi creatividad, permite compartir algunas de mis inquietudes y reflexiones principalmente de la biología o la ecología.
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